Massacre rompe el mote de banda de culto
Ya no es tan de culto Massacre. Viene de convocar un montón de gente en el Pepsi Music, llenó a morir una asfixiante Trastienda, se la programó para el Personal Fest y se irá de gira a Méjico junto a los Fabulosos Cadillacs.
Después del golazo maradoniano que significó su último disco El Mamut", considerado por la crítica especializada como el mejor de 2007, la banda que mezcla como ninguna el hardcore, surf-punk y el rock skate, típicos de sus compinches de la Costa Oeste estadounidense de los '80, va a tener que acostumbrarse a la masividad, por mucho que le incomode.
Lo cual no necesariamente implica renunciar a los principios éticos, que el conjunto los tiene y los aplica en todo momento, ni mucho menos bajarse los pantalones ante las presiones comerciales que, desde luego, no tardarán en llegar, si es que no han golpeado ya su puerta.
La figura excluyente en sus shows es el vocalista Guillermo Walas Cidade, quien sigue fascinado con su voluminosa panza, sus atuendos ridículos y su persona toda. Sus más ortodoxos fans juran que "es pura pose, ya que el chabón es lo más humilde que existe". Puede ser.
En los recitales, Walas suele aparecer en escena con unas ridículas calzas rosadas, campera, gorra, guantes y calzado de pleno invierno.
La remera, dos números por debajo de su talla, se la levanta cuantas veces puede para hacer gala de su más preciado objeto de deseo: esa ampulosa barriga que, en cualquier mujer, sugeriría un embarazo de unos 7 meses.
Como los demás muchachos también existen, aunque en rigor ninguno habla o se hace notar por el avasallante carisma del jefe, hay que decir que Massacre también está conformada por el guitarrista, tecladista y programador Pablo Mondello y Federico "Fico" Piskorz.
Este último sobrevivió a un terrible accidente en 2007 en el que murió su novia, reapareciendo el 30 de mayo de este año en el Pepsi. También están el bajista Luciano Facio y el baterista Carlos Carnota.