Sueños
El triunfo de Nina Peloso bailando en la televisión, de indudable valor para la candidatura de su marido, el piquetero Raúl Castells, que quiere incursionar en la política, hace recordar el famoso lema: "Lo que no pasa por la televisión, no pasa". Nadie existe si no "está en la tele", y, sin embargo, recuerda también a la Roma de la decadencia, cuando nada pasaba si no se comentaba acerca de ello en el circo.
Las prostitutas Mesalina, Actea, Popea, los libertos Tigelino, Seyano, los genuflexos como Burro o Séneca o la envenenadora Locusta ocupaban el centro de la escena, fingiendo apreciar los destemplados acordes que Nerón le arrancaba a la lira.
Al mismo tiempo --ahora sabemos--, una pequeña secta judía, que no figuraba en los comentarios generales, estaba trasformando al mundo. Tampoco ahora lo que pasará en el porvenir va a pasar por el circo, va a pasar por la tele... Vale la pena dejar de bailar por un sueño para escrutar el signo de los tiempos, y vivir la realidad.