Bush empezó su gira por Latinoamérica
SAN PABLO (EFE) -- El presidente de Estados Unidos, George Bush, comenzó ayer una gira por América Latina, la más larga y amplia por la región en su mandato, que equivale a una auténtica campaña de relaciones públicas para vender la marca "Estados Unidos".
Bush partió por la mañana de Washington y llegó a última hora de la tarde a San Pablo, la primera etapa de una gira que le llevará también a Uruguay, Colombia, Guatemala y Méjico.
El objetivo de este viaje, según el gobierno, es estrechar lazos con los ejecutivos que ganaron las elecciones en la región el año pasado, resaltar la colaboración que EE.UU. desarrolla en la región y transmitir el mensaje de que "nos interesan sus problemas".
En este sentido, la gira está cuidadosamente equilibrada: Bush se reunirá con dirigentes tanto conservadores, como el colombiano Alvaro Uribe o el mejicano Felipe Calderón, como izquierdistas del corte del brasileño Luiz Inacio Lula da Silva o el uruguayo Tabaré Vázquez.
Geográficamente, los países también se seleccionaron para representar a todo el continente, desde el Cono Sur hasta Méjico, pasando por los andinos y Centroamérica.
A todo esto, una serie de manifestaciones convocadas por sindicatos, partidos políticos, movimientos sociales y hasta grupos ecologistas precedió la llegada del presidente George Bush a San Pablo.
La principal de todas las protestas paralizó por algunas horas la Avenida Paulista, importante arteria y corazón financiero de la mayor ciudad sudamericana, y atrajo a 6.000 manifestantes, según la policía, y 10.000, según sus organizadores.
El acto, convocado inicialmente por grupos interesados en conmemorar el Día Internacional de la Mujer, fue súbitamente tomada por las organizaciones que se oponen a la presencia de Bush.
Entre los manifestantes, que marchaban a los gritos de "fuera Bush", "el señor de la guerra descansa su belleza en un hotel cinco estrellas de San Pablo" o "por las mujeres de Irak", se filtraron algunos miembros de grupos punk y anárquicos, todos vestidos de negro, que llegaron a enfrentarse a la policía con piedras y hasta cocteles molotov y fueron reprimidos con gases lacrimógenos.
Pese a que la ciudad está prácticamente sitiada por un dispositivo de seguridad que movilizó a cerca de 4.000 policías y militares, entre ellos 300 estadounidenses, algunos de los manifestantes intentaron bloquear todas las pistas de la citada avenida.
Las autoridades brasileñas aislaron una extensa zona, en los alrededores del hotel Hilton Morumbí, en donde Bush se aloja y en donde se entrevistará hoy con el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva.
Pero la marcha por la Avenida Paulista no fue la única en protesta por la breve visita del presidente estadounidense a Brasil, ni San Pablo fue el único palco de las manifestaciones. Brasilia y Porto Alegre también fueron escenarios de repudio.
En una llamativa manifestación, la organización ecologista Greenpeace denunció la supuesta falta de interés tanto de Bush como de Lula en adoptar medidas para combatir el calentamiento global.