Bahía Blanca | Domingo, 06 de julio

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El uso de la prepotencia

En un enfrentamiento ideológico, el presidente toma al sector agropecuario como representante de un liberalismo que combatió permanentemente en su juventud. No obstante, aprovechó las ventajas del sistema capitalista cuando fue cobrador de la patria financiera, hoy hombre con capital y sin necesidades del pan nuestro de cada día. Nada de eso modifica el enfrentamiento ideológico.




 En un enfrentamiento ideológico, el presidente toma al sector agropecuario como representante de un liberalismo que combatió permanentemente en su juventud. No obstante, aprovechó las ventajas del sistema capitalista cuando fue cobrador de la patria financiera, hoy hombre con capital y sin necesidades del pan nuestro de cada día. Nada de eso modifica el enfrentamiento ideológico.


 Los precios son puestos de manera prepotente por un primitivo que se digna recibir a los que concurren a su despacho con los pies descalzos sobre el escritorio o con un revólver, muestra típica de su incapacidad, de su falta de valentía y, sobre todas las cosas, de su falta de educación.


 Por otra parte, otro primitivo y prepotente fija el precio de los fletes de manera tal que el esfuerzo del INTA, de las Universidades, de la eficiencia productiva, de todo aquello que hace al mejoramiento en excelencia y producción jamás será recibido por los verdaderos protagonistas, hombres de riesgo, como son los productores agropecuarios.


 Los precios de los productos seguirán siendo puestos por un primitivo prepotente, avalado por toda la casta político-sindical, para la cual el campo es signo del liberalismo que ellos combatieron, mientras aseguraban su propio capital personal y seguían prepoteando.


 En esa situación estamos. Seamos realistas. No esperemos absolutamente nada que haga cambiar al presidente y a todos los que lo rodean y su acendrado espíritu anticampo y de revanchismo absoluto en todos los órdenes: religioso, militar, económico. Esa es la realidad.


 El resto es pura cháchara. Aprendamos a votar y si no tenemos "mate" para entender, deberemos tener espaldas para aguantar.
Jorge Emilio Biondini

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