Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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Algarrobo y el agua potable

Algarrobo sigue bregando, pero no consigue concretar uno de los más caros objetivos de su comunidad: disponer de agua corriente en condiciones de ser utilizada sin riesgos para la salud. Sucede que el líquido que llega a través de la red a los 3.000 habitantes de la localidad presenta, como ha ocurrido históricamente, altos índices de flúor y arsénico --superiores a los contemplados por la Organización Mundial de la Salud--, que la convierten en inapropiada para el consumo humano.


 ALGARROBO sigue bregando, pero no consigue concretar uno de los más caros objetivos de su comunidad: disponer de agua corriente en condiciones de ser utilizada sin riesgos para la salud. Sucede que el líquido que llega a través de la red a los 3.000 habitantes de la localidad presenta, como ha ocurrido históricamente, altos índices de flúor y arsénico --superiores a los contemplados por la Organización Mundial de la Salud--, que la convierten en inapropiada para el consumo humano.




 EL AMPLIO informe publicado en nuestra edición del jueves anterior testimonia --como crónicas precedentes-- la magnitud del problema, que ha movilizado a autoridades locales, a instituciones de las fuerzas vivas y a los mismos vecinos, en procura de encontrar los medios técnicos que permitan superar la grave falencia. Mientras tanto, no queda otro remedio que acudir a un procedimiento poco menos que insólito: concurrir con sus recipientes a la Cooperativa de Industria y Ahorro Limitada, donde se los provee de agua tratada para consumo y elaboración de los alimentos cotidianos.




 HAN PASADO algo más de veinte años desde la inauguración de la obra pertinente por parte del Servicio de Provisión de Agua Potable y Saneamiento Rural (SPAR), pero la comunidad entiende, con razones justificadas, que ello no fue suficiente para modificar el cuadro de frustración que la embarga. En medio de ello, persiste una polémica: desde el citado organismo se sostiene que no existe una acuífero cercano desde el cual podría abastecerse de agua potable a Algarrobo; por el contrario, en la propia localidad argumentan que en un campo a 17 kilómetros hay una fuente capaz de ser aprovechada.




 DESDE la Cooperativa se afirma que desde la instalación de la red de agua, ésta nunca fue potable, de modo que la incorporación del servicio no cumplió las finalidades inherentes a la calidad de vida de la población. Ya por entonces, los análisis demostraban que los índices de arsénico y flúor eran elevados; con el paso de los años, siguieron incrementándose.




 AL RESPECTO, el doctor Ale Yore, director del Hospital Menor, no deja de advertir las consecuencias para la salud que tiene un agua con las deficiencias apuntadas: "Los pacientes que tienen exceso de flúor en el cuerpo corren el peligro de tener fracturas múltiples a causa de esa impregnación en los huesos, mientras que el arsénico ataca el hígado, los pulmones, el cerebro y la piel, habida cuenta que le saca defensas al organismo y lo expone a toda clase de enfermedades". Asimismo, recuerda que ya años atrás se recomendó a la población no consumir el agua de red y sustituirla por la de aljibe, previo hervido y tratada con lavandina.




 EL CASO de Algarrobo --que se reproduce en otras poblaciones rurales del interior-- testimonia con elocuencia los riesgos a que se encuentran sometidos su habitantes a causa de no brindárseles un servicio de agua potable con los debidos márgenes de seguridad. Los frecuentes requerimientos planteados a los organismos superiores encargados del problema son desatendidos con llamativa indiferencia, quizás porque en los despachos donde reside la burocracia se interpreta que la distancia atenúa la fuerza de las demandas.