Bahía Blanca | Sabado, 28 de junio

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"Mundo Paco" en Bahía Blanca

Tenía apenas 8 años y, aunque la transitaba, desconocía por completo de qué se trataba la infancia. Ni siquiera había sostenido entre sus manos autos de juguete y ya limpiaba vidrios en un semáforo, a metros del Palacio Municipal. Vaya a saber por la irresponsabilidad de quién, se crio en la calle, vendiendo flores y bolsas de residuos. No lo contuvieron ni su familia ni el Estado, y él, con su lógica inmadurez a cuestas, desconocía por completo la palabra contención.


 Tenía apenas 8 años y, aunque la transitaba, desconocía por completo de qué se trataba la infancia. Ni siquiera había sostenido entre sus manos autos de juguete y ya limpiaba vidrios en un semáforo, a metros del Palacio Municipal.


 Vaya a saber por la irresponsabilidad de quién, se crio en la calle, vendiendo flores y bolsas de residuos. No lo contuvieron ni su familia ni el Estado, y él, con su lógica inmadurez a cuestas, desconocía por completo la palabra contención.


 Por eso, tampoco fue capaz de contenerse.


 A los 11, lo invitaron a fumar un cigarrillo de marihuana, y aceptó, sin siquiera sospechar que aquella elección lo llevaría a depositar en una bolsita un pegamento que aspiraba en soledad todas las noches.


 Así desandaría su camino hasta llegar a un instituto de menores, que pretendía ser de rehabilitación y se situaba en Buenos Aires.


 "Allá --comenta el joven que no tuvo infancia--, se conseguía cualquier cosa; los chicos que habitaban el instituto donde terminé metían la droga que les pidieras".


 Fue en esa oportunidad cuando escuchó hablar por primera vez del paco.


 Hoy, con su casi mayoría de edad y sus conocimientos de la calle, sostiene que, en Bahía Blanca, el veneno así apodado se consigue fácilmente, porque lo traen de la Capital Federal.

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 La pasta base, conocida popularmente como paco, "marciano" o "mono", está hecha con los restos de cocaína no tratada, con la cual, a través de un proceso de maceración y mezcla con solventes como parafina, bencina, éter, tolueno, querosén y ácido sulfúrico, se transforma en una droga de menor calidad y mucho más nociva que cualquier otra.


 Malena Fernández, directora del Centro Provincial de Atención a las Adicciones (CPAA), ubicado en el barrio Universitario, confirma que, en Bahía Blanca, se han detectado algunos casos de consumidores de esta droga letal.


 "Quienes han realizado consultas sobre paco en particular son personas provenientes del Conurbano bonaerense que, por diversos motivos, se han radicado en la ciudad. Las edades oscilan entre los 18 y los 25 años", sostuvo.


 Es, precisamente, en diversos sectores del Gran Buenos Aires donde el paco comenzó a tener su auge, porque, a partir de la salida de la convertibilidad y la crisis económica, su consumo se incrementó.


 Según estadísticas de la secretaría de Prevención y Asistencia de las Adicciones, unos 70.000 jóvenes, de entre 16 y 26 años, ya consumieron pasta base, en el Conurbano bonaerense.


 Teniendo en cuenta esta cifra, se deduce que casi 50 adolescentes por día prueban esta sustancia, en la provincia de Buenos Aires.

Visión rosaleña.
Desde la comunidad terapéutica de Punta Alta, se indicó que, allí, son atendidos varios pacientes con problemas de adicción al paco.





 "Acá, no se ve tanto como la marihuana, pero la droga está. Atendemos a chicos provenientes del Conurbano bonaerense, Bahía Blanca y Punta Alta adictos a la sustancia", informó Marcelo López, desde la institución que funciona las 24 horas.


 "La situación en la que llegan es desesperante, porque se dan cuenta de que se les termina la vida y no pueden dejarla. Notan que su salud se deteriora, se sienten impotentes. Además, en pocos meses, los destruye: Se van las ganas de comer, dormir y hasta de tener sexo", afirmó.


 Paralelamente, indicó que un indicio de la radicación de esta sustancia en la ciudad es el robo de las antenas de automóviles, que cada vez resulta más común. Esto se debe a que el paco, a diferencia de otras drogas, se fuma en caños de aluminio, como los usados en antenas de televisión o, precisamente, algunas de autos.

Momias vivientes






 Los testimonios recogidos en los CPAA del Conurbano bonaerense, donde la sustancia continúa en auge, son aterradores.


 Nicolás, de 25 años, comenzó a drogarse a los quince. Cuando probó el paco, dejó la marihuana, para entrar de lleno en un mundo que, dos años después, lo haría tocar fondo y comenzar un tratamiento de rehabilitación.


 "Es una droga que te pide mucho, te pide mucho... Vendí todo, arruiné a mi viejo, hasta una cámara digital le vendí. Un día, comencé a robar, porque no me había quedado nada en casa que pudiera darme algo de plata. Llegué a fumarme 100 por día", confesó.


 La sensación que provoca cuando se fuma es de sequedad y quemazón en las vías respiratorias, de allí que se ingieran, a la vez, bebidas alcohólicas en cantidad.


 "En pocos meses, el consumidor de paco se transforma en una momia, con latidos y ojos saltones, que camina con la cintura dura", afirman médicos que atendieron en alguna ocasión a jóvenes adictos.

Un caso local






 "Un pibe que fuma me contó, pero yo no lo probé", afirma el adolescente que dejó su infancia en una esquina de nuestra ciudad, quien, por cuestiones legales, en este informe no tiene nombre.


 Los efectos que provoca fumar paco se dividen en cuatro etapas: En primer lugar, produce una conducta eufórica, a la que sigue, de manera inmediata, un sentimiento de angustia, que da pie a la tercera etapa: Seguir consumiendo, para aliviar la tristeza. Por último, se experimentan alucinaciones.


 El joven consultado por "La Nueva Provincia" está en tratamiento en el Centro de Atención Terapéutica y Social Raíces, cuyo director, el psicoanalista Juan Pablo Mollo, reconoce el auge del "paco" en el Conurbano bonaerense, pero afirma que, en esta ciudad, sólo existen pocos casos, debido a que el mercado de dicha droga no está instalado.

"Algunas consultas".
Al igual que Malena Fernández, confirma haber recibido algunas consultas, y agrega que el auge de la pasta base tiene que ver con la economía, ya que, a su entender, un adicto, de tener un buen poder adquisitivo, seguramente consumirá cocaína y no un desecho de la misma.





 El psicoanalista manifestó que, en cuanto al problema de las adicciones, resulta indispensable centrar la mirada en el sujeto y no en el objeto.


 "La sociedad se confunde, cuando sostiene que el demonio es la droga. Bajo el punto de vista de que una sustancia es el "mal", se pretende justificar la responsabilidad que posee el ser humano sobre su conducta y sus acciones" aseguró.


 Lo importante para un adicto es que descubra que tiene libre albedrío y, sobre todas las cosas, sea responsable de sus elecciones, más allá del narcótico ingerido en determinado momento.


 En la institución que dirige, ubicada a la vera del Camino Parque Sesquicentenario, se encuentra, desde hace un año, el adolescente que perdió su infancia.


 "Desde aquí, pagamos sus estudios y el alquiler de la pensión donde vive; apostamos por él, porque creemos que puede salir adelante.


 "Quiere terminar de estudiar para ser militar y nosotros avalamos eso, porque consideramos que puede hacerle bien", afirmó Mollo.


 Con sus 17 años, el joven asumió ciertas responsabilidades alentadoras, lleva a los chicos de la calle (ex compañeros de andanzas) para que también inicien un tratamiento para dejar la droga.


 "Me crie con ellos, quiero que se sientan mejor y salgan adelante", afirma.

Las mil caras de una palabra






 Comprender la magnitud e impacto que tiene la palabra crisis en la vida cotidiana es intentar simplificar en seis letras las mil caras de nuestra realidad.


 Luego de la debacle económica vivida en nuestro país a partir de 2001 y posteriormente, con la salida de la convertibilidad, el mercado de la droga se modificó de manera abrupta.


 En ese contexto, se produjo la llegada del paco, porque el acceso de vastos sectores de la sociedad a sustancias como la cocaína o la heroína se redujo, al igual que su poder adquisitivo.


 El precio del paco es, desde 2002, de tan sólo un peso, y una dosis alcanza para fumarse un cigarrillo; de allí que sea llamada "la droga de los pobres".


 Los orígenes del consumo de paco se encuentran en Colombia, cuando promediaban los años 70. En ese país, el control que existía, y aún subsiste, de las plantaciones de cocaína hizo que la pasta base, que allí es conocida popularmente como "basuco", haya sido un negocio rentable para los narcotraficantes, a lo que se suma la gran aceptación que tuvo entre los consumidores, situación que devino en su posterior comercialización y masividad.


 En la Argentina, la expansión de la pasta base está ligada a la radicación de laboratorios o cocinas de cocaína, que se han multiplicado en la Capital Federal, Rosario y Córdoba, durante los últimos años.


 Esto, a la vez, ha generado que la venta de la misma no esté a cargo de un cartel o narcoorganización, sino que pueda ser elaborada en cualquier casa de familia, originando un mercado reducido, con más oferentes y demandantes a medida que transcurre el tiempo.


 Para producir el paco, hay que tener algunos conocimientos sobre las fases en el proceso de tratamiento de la cocaína, mientras que para crear un laboratorio o cocina sólo es preciso contar con un tarro y querosén.


 Tal es la simplicidad para elaborar la droga que posibilitó que cualquier vecino con pocos escrúpulos del Conurbano bonaerense golpeado por los malos tiempos de la economía y con pocos escrúpulos se haya convertido en productor y expendedor.


 Para comprender los cambios que se produjeron en el mercado de la droga, basta con mencionar el ejemplo de un grupo de madres de Ciudad Oculta, que comenzaron a enfrentarse, mediante manifestaciones y escraches, contra quienes vendían paco a pocas casas de las suyas. Es decir, sus vecinos.


 Si bien, en Bahía Blanca, se desconoce la presencia de estos laboratorios, resulta al menos un dato a tener en cuenta, ya que la droga se expande con rapidez.


 Ni en el ámbito de la justicia ni en la división Tráfico de Drogas de la policía hay antecedentes de tenencia o consumición de paco.

Radiografía del paco

* Su aspecto resulta amarillento o amarronado, y varía según los químicos que se utilicen en el proceso de elaboración.
* La característica de la droga es tener un alto poder adictivo, anestésico y alucinógeno.
* Los efectos que causa se experimentan en apenas 20 segundos y duran por espacio de entre 5 y 10 minutos.
* Las consecuencias físicas que genera son variadas y elocuentes: Se pierden kilos, surgen problemas en la piel, insomnio, taquicardia, vómitos, diarreas y quemaduras en los labios, producto de la alta temperatura que alcanza la pipa de aluminio.
* El daño que provoca el paco es entre diez y veinte veces mayor en relación al clorhidrato de cocaína que se aspira.
* Para fumar un paco no se utiliza papel, sino un caño de aluminio; la mayoría de las veces, proveniente de una antena de televisión o de automóvil o de un caño de cortina.
* El cigarrillo de paco está compuesto, en un 96%, por solventes, entre los que puede incluirse veneno para ratas, y un 4% de cocaína.