La angustia no cesa en Río Colorado
Aunque muchos productores frutícolas se habían referido a la fuerte granizada que cayó semanas atrás sobre sus chacras como "una desgracia con suerte", a medida que transcurren los días son más y más los que caen en la cuenta de que, en realidad, no se tiene una noción correcta del daño provocado por el fenómeno climático, el cual podría ser muy grave.
El pseudo-optimismo de las jornadas posteriores a la fuerte pedrea --que afectó varias plantaciones de manzanas Granny Smith (comúnmente denominada verde), de la comarca Río Colorado-Colonia Juliá y Echarren-- se había basado en el hecho de que, si el fenómeno se hubiera dado 20 días antes, sus efectos hubieran sido "desastrosos", ya que habría afectado a variedades muy importantes.
Sin embargo, ahora que muchos son capaces de ver "la mitad vacía del vaso", cada día aumenta más y más la incertidumbre y la preocupación por el estado de las plantas.
"Si analizamos la pedrada por la cantidad de piedra que cayó y el daño que le produjo a la fruta que todavía estaba en planta, se trató de un fenómeno grave y destructivo; pero debemos decir que tuvimos suerte por el momento en que sucedió", destacó Ernesto Barbini, productor y empacador de la zona de Río Colorado.
Esta tranquilidad desaparece al momento de pensar en el próxima rebrote de las frutas, cuando realmente se tenga una noción exacta del daño provocado por el granizo en las plantaciones.
"Esto puede significar una disminución de la producción para el año que viene, tanto para las manzanas como para las frutas de carozo, que son las que más se ven afectadas por estas tormentas", añadió.
El productor reconoció que aún es muy pronto para predecir qué puede ocurrir en los próximos meses.
"Las yemas floríferas (la parte productiva de la planta) están afectadas, pero aún no se sabe cuánto", acotó.
Barbini recordó que, más allá del tiempo que se dedica a esta actividad, no recordaba una tormenta que haya provocado un daño similar en tan poco tiempo --15 minutos-- y, sobre todo, en esta época del año.
"En mi caso, tuve suerte, porque ya había cosechado el 50 por ciento de las manzanas, pero la mayoría de los productores sólo lo había hecho entre un 20 y un 30%", estimó.
"En total, se deben haber perdido entre 6 y 8 millones de kilos de la variedad Granny Smith", añadió Barbini.
Sin embargo, aclaró, muchas de estas manzanas no será descartada, sino que se destinará a la industria juguera.
Precios y costos
Barbini descontó que este fenómeno afecte el precio de la manzana en el mercado, ya que el valle del río Colorado es un productor chico respecto del Alto Valle, ubicado en el noroeste de Río Negro.
"Por supuesto, los precios por kilo disminuyen de manera considerable. Mientras que el kilo de esta variedad en fresco al productor se le paga entre 25 y 30 centavos, en la industria disminuye a 16", afirmó.
Al respecto, consideró que los chacareros pierden dinero con esos valores.
"Estamos trabajando por sobre los costos, pero no podemos decir que es una situación óptima. Los productores tratan de tener un ritmo de inversión, pero no siempre pueden hacerlo.
"Ya estamos medianamente acostumbrados a estas cosas, porque si no es el granizo, es una helada, u otras cosas", confirmó.
Números
* Cada manzano cuesta alrededor de 5 pesos.
* Una hectárea tiene entre 1.000 y 1.200 plantas, y produce, en Río Colorado, una media de 27 y 30 mil kilos de manzanas. En otros lugares, alcanza las 45 toneladas.
* Desde que es implantado, hasta el momento en que un manzano planta empieza a producir en forma significativa, pasan entre 5 y 6 años.
Incógnita
El productor y empacador Ernesto Barbini comentó que, hasta ahora, los cañones antigranizo habían evitado muchas tormentas. "Teníamos una buena experiencia; pero me parece que fue tal la velocidad de la tormenta que ni siquiera se pudieron encender... Es una incógnita lo que sucedió", sostuvo.
"Las consecuencias se verán durante la floración de primavera"
En principio, la industria juguera fue la gran beneficiada (si cabe esta expresión en tamaña situación) por la granizada.
Con un volumen de producción de manzanas que se había visto disminuido en un 15 por ciento respecto al año pasado, la pedrea provocó que la cantidad de frutas destinadas a este procesamiento superara largamente al que se esperaba para esta temporada.
Así fue como luego de la granizada, el volumen de fruta ingresado a la empresa para ser procesada pasó de entre 320 y 330, a 450 toneladas diarias.
"Es claro que este aumento nos conviene, porque incorpora una cantidad de fruta que, de otra manera, no podríamos tener", aclaró el ingeniero Ariel Vilicich, gerente de la empresa Cooperativa de Comercialización y Transformación (CRC) de Colonia Juliá y Echarren.
"Pero nuestra gran preocupación se centra en el daño potencial que pueden haber sufrido las plantas de cara a la próxima temporada, que recién conoceremos durante la floración de esta primavera", añadió.
El directivo sostuvo que nadie se puede haberse visto beneficiado por esta situación, aunque tuviera sus plantaciones aseguradas o porque exista la posibilidad de que el Estado dicte la emergencia.
"O aunque nosotros tengamos más frutas a nuestra disposición, porque --continuó-- terminaremos perjudicándonos".
Vilicich aseguró que la manga de granizo de 21 kilómetros cuadrados de superficie que azotó los campos de Río Colorado y la Colonia Juliá y Echarren, el martes de la semana pasada, fue atípica, tanto por la época, como por la magnitud.
"Si bien no fueron piedras de gran peso, la pedrada fue abundante y duró mucho tiempo, perjudicando a las frutas que permanecían en las plantas", contó.
Al respecto, recordó que la mayoría de estos fenómenos se dan durante el mes de febrero, momento en que ya se levantó la fruta de carozo (cerezas y duraznos) y se están cosechando las peras y las primeras manzanas.
"Todavía no le encontramos explicaciones. Es más, les hemos pasado algunos informes sobre la granizada a nuestros clientes en los Estados Unidos, y no se explican lo que puede haber pasado", comentó.
Por otro lado, afirmó que el fenómeno no afectó gran parte de la cosecha, porque ya se encontraba en su fase final.
"Pero es probable que, en forma particular, haya producido un daño importante a algunos productores que poseían muchas plantas de la variedad Granny Smith", sostuvo.
"En el contexto global, creo que todavía es difícil conocer el daño potencial, de cara al año que viene, porque todavía no sabemos cuánta fruta va a faltar", amplió el ingeniero.
Vilicich remarcó que el precio que paga la industria (160 pesos por tonelada) no solventa los gastos del productor, y menos aún para prepararse de cara a la próxima temporada.
"Creo que, salvo este último fenómeno, la situación del chacarero es sensiblemente mejor a la del año pasado. Es posible que, en particular, algunos se hayan visto muy afectados, pero no es una realidad general", afirmó.
Además, remarcó que los precios son mejores que los de la temporada 2004-2005.
"Si bien no son buenos, son mejores para la fruta en fresco. En la industria, el año pasado pagábamos 10 centavos el kilo, y hoy lo estamos abonando 16. Lo mismo pasa con la fruta en fresco, que aparte tiene mucha demanda. Sin embargo, los precios aún están lejos de dar una buena rentabilidad", señaló.
Los causales de esto, sostuvo, son la gran oferta de fruta en el exterior y el bajo nivel de consumo interno.
"Se exporta, pero poco. Esto también ocurre en Europa, porque todo el mundo le quiere vender, lo que hace que los precios bajen", destacó.
Vilicich consideró que, en la actualidad, China domina el mercado mundial, en cantidad y de a poco en calidad de frutas.
"Nosotros aún tenemos algunas cosas que ellos no pueden lograr, principalmente en lo que a niveles de acidez se refiere. Esto todavía nos permite tener ciertas porciones de mercado en lo que ellos no pueden tener presencia", finalizó.
Hernán Guercio/Especial para "La Nueva Provincia"