Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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Cuando la verdad llega en camilla

Por su instituto a diario desfila gente necesitada de atención de problemas vinculados al cuerpo humano. Fisioterapia, kinesioterapia y rehabilitación en el gimnasio terapéutico son, entre otros tratamientos, paliativos y también curativos para las dolencias. Buena parte de ellos son deportistas, entrenadores, dirigentes, gente de prensa, amigos de deportistas y aficionados de las más variadas disciplinas, de modo que entre masaje y masaje, a través de la charla informal suele recibir --a veces, entre reprimidos, o no tanto, quejidos de dolor...-- información y hasta intimidades de primera agua.
Cuando la verdad llega en camilla . La región. La Nueva. Bahía Blanca


 Por su instituto a diario desfila gente necesitada de atención de problemas vinculados al cuerpo humano. Fisioterapia, kinesioterapia y rehabilitación en el gimnasio terapéutico son, entre otros tratamientos, paliativos y también curativos para las dolencias.


 Buena parte de ellos son deportistas, entrenadores, dirigentes, gente de prensa, amigos de deportistas y aficionados de las más variadas disciplinas, de modo que entre masaje y masaje, a través de la charla informal suele recibir --a veces, entre reprimidos, o no tanto, quejidos de dolor...-- información y hasta intimidades de primera agua.


 Como si, además del tratamiento físico, a través de una conversación los pacientes estuvieran inconscientemente derivando hacia otro tipo de acción terapéutica, que bien puede sonar a desahogo.


 Es tan así que Fernando Martellini es probable que esté más y mejor informado que muchos de los propios periodistas. Y sin proponérselo. Sin necesidad de preguntar y, por lo tanto, sin afrontar respuestas evasivas o de las llamadas caseteras. Suele recibir la verdad cruda, sin adornos y casi sin reservas.


 De modo que sus camillas resultan poco menos que un confesionario.


 No sólo cabe envidiarlo, con envidia sana, si es que la hay, sino que, dadas las características apuntadas, este profesional resulta un válido hombre de consulta.


 "En cierta oportunidad, Hernán Montenegro vino a mi consultorio para que lo atendiera. Estaba jugando, en ese tiempo, por Independiente de General Pico. Recuerdo, como si fuera hoy, que me dijo: `allá en las inferiores hay un proyecto que, en pocos años, va a ser figura internacional. Como es muy pibito no lo conoce nadie, pero vos acordate de este nombre: Andrés Nocioni".


 Ese fue, para nuestra frustración, su único comentario respecto de lo que recoge durante las sesiones terapéuticas.


 "Disculpame, pero a las charlas íntimas las respeto como tales", se excusó.


 Lo dicho: sus gabinetes son un confesionario.

Dos escuelas




 Antes de ejercer su profesión, "Patito", como lo apodan sus íntimos, fue basquetbolista.


 "Hice toda mi carrera en el club Atlético Argentino, desde Pulguitas a Cadetes Mayores. Jugaba de ayuda (escolta) y en Niños Extra llegamos a disputar una final, que perdimos, contra Estudiantes".


 Recuerda que, entre otros, fue compañero de Néstor Scarano, José Herro, Sinigaglia, Alejandro Caporossi y Víctor Hugo Paletta y sus entrenadores ("ninguno logró gran cosa conmigo", bromeó) fueron Jorge Nasini, Jorge Borelli, Carlos Spaccesi y Daniel Allende, en su última etapa.


 "Probablemente, el que más enseñanzas me dejó fue Oscar "Caeco" Valussi, aquel chaqueño que vino a jugar a Bahía junto con McDonald y Carlen".


 Llegó a ganar un título.


 "Fuimos campeones de reserva de tercera división, con la conducción de Montani. Ahí sí era titular...¡eh!", exclamó revolviéndose en el sillón, con risas contenidas.


 Pero tuvo que dejar, muy joven, la práctica del básquetbol.


 "No es que me echaron. Me les adelanté... Viajé a Buenos Aires para estudiar".


 Cuando retornó, ya profesional, no continuó como jugador activo. Ni siquiera como entretenimiento o recreación.


 "No podía, ni puedo. Sufro rotura de ligamento anterior cruzado. Debería operarme. Tal vez, si dispusiera de más tiempo. Pero, de todos modos no se pierde nada. Podría estar el resto de mi vida así. El deporte bahiense no padecería ninguna ausencia de extrañar..."


 Ya más en serio, Fernando Martellini opina que el deporte es una escuela de vida, aunque enfatiza que la fundamental está en las aulas.


 De hecho, sus dos hijos practican deporte y estudian.


 "Franco juega en Argentino, es cadete y su posición es de ayuda. Si entiende el esfuerzo, lograría muchas cosas. Bruno, el menor, está en El Nacional en su último año en mini. Es base y las cosas le salen con facilidad, pero adolece de empeño", juzgó con exigencia. Y nos pidió, encarecidamente, que los elogios --que los hizo de ambos, como cualquier padre-- no los escribiéramos.

Primeros pasos




 Con el diploma ya enmarcado y vuelto a la ciudad, Fernando Martellini necesitaba trabajar.


 "Fui a verlo a Daniel Allende, quien era entrenador del plantel superior de básquetbol de Olimpo. Este a su vez habló con el doctor Alfredo Rafti, que me dio una gran mano. 'Todo OK, pero gratis' me anunció Daniel. No me importaba. Allí conocí a un querido señor, Mariano Chinchurreta, que era un ético terrible. Fijate la suerte que tuve: me dieron oportunidades y debuté nada menos que en la Liga Nacional y en el club del que soy hincha", reseñó.


 A partir de ahí, en 1987, empieza a atender jugadores aurinegros de fútbol, que jugaban el torneo conducente al Nacional "B". Los entrenaba Eduardo Grispo y el equipo logró el ascenso.
"Fue mi primera gran alegría. Estaban el "Ruso" Schmidt, "Coquito" Torres, el "Negrito" Cheiles y muchos otros que hoy sigo viendo y tratando con especial aprecio. Ya entonces Jorge Ledo estaba a cargo de todo".



 Desde entonces, hasta el presente, "Patito" forma parte del cuerpo médico de Olimpo.


 Hasta el arribo de Labruna, al frente del comando técnico estuvieron el "Nene" Fernández, Rubén Pagnanini ("llegamos la semi, que perdimos con San Juan"), Mansilla, Di Tella, Saldico, Rivero, Luis Díaz, Alfaro ("con el que dimos el salto de ascender al torneo de la AFA, un logro formidable"), Falcioni, Saporiti y Gregorio Pérez.


 "Estos dos últimos me resultaron personas de gran valía ética y moral. Pero, por favor aclará que no los juzgo como entrenadores, porque apenas sé de lo mío...".


 Y que "algo" sabe de lo suyo hubo comprobación en ocasión de una visita del plantel de Argentinos Juniors.


 "Cómo no me voy a acordar bien de Bahía Blanca si aquí vive Fernando Martellini", respondió Luis Medero al grupo de periodistas que lo rodeaba.


 ¿A qué obedece esa alusión?


 "Ocurre que cuando Luis vino para sumarse a Olimpo no estaba en condiciones de practicar fútbol. Se decía que no podía jugar más. De ahí que el cuerpo médico lo descartó pero, aún así, el presidente Ledo insistió en que lo rehabilitáramos hasta donde se pudiera. Por eso seguimos trabajando a full durante 4 meses. Fue una pesadilla. Pero, por suerte, finalmente Medero se recuperó y volvió a las canchas", comentó escuetamente Martellini.

Preferencias




 Así como observa mutismo respecto de lo que le llega desde las camillas, nuestro entrevistado no tiene reparos en emitir opiniones propias.


 "A mi juicio, el "Ruso" (Raúl Daniel Schmidt) fue el delantero más determinante que pasó por el club. No hay todavía hoy, según mi óptica, un 9 de sus características", escogió Martellini, al tiempo que opinó que "el `Chino' Garcé fue el de más categoría de los que llegaron".


 Aceptó, al mismo tiempo, el desafío de conformar el once ideal aurinegro.


 "Gerardo Boletta, Ariel Garcé, Juan Casado, Daniel Florit, Marcelo Bustamante, Jesús Méndez, Luis Díaz, Roberto Depietri, Rodrigo Palacio, Raúl Schmidt y Cristián Castillo. Tal vez no ganaría muchos partidos, pero veríamos un fútbol espectacular, de pie muy fino. Además son tipos que aprecio mucho y, acaso, ese sentimiento juegue un papel decisivo en mi elección".

Bajo los cestos




 Cuando Olimpo decide dejar de participar en la Liga Nacional de Básquetbol, los jugadores que habían empezado a atenderse con él continuaron el tratamiento. Y no sólo aurinegros, sino de todas las casacas.


 "Con la llegada del "Zeta" Daniel Rodríguez a Estudiantes, a mi juicio uno de los mejores preparadores del país, me incorporé al cuerpo médico de los albos", narra Fernando Martellini.


 Y añade.


 "Más allá que los dos deportes me apasionan, sin duda tengo más historia en el básquetbol que en el fútbol".


 No sólo porque ahí se inició en esa disciplina como federado, sino que actualmente forma parte del cuerpo médico de la Confederación Argentina.


 "A partir de los éxitos internacionales de la selección nacional, se empezaron a conformar equipos para que atiendan a sus integrantes. Ahí es donde Diego Grippo, que fue ex paciente como jugador y ahora es el actual jefe médico de la CABB, me consulta sobre si quería estar. Te imaginás, la sola invitación fue un orgullo y una de las satisfacciones profesionales y personales más grandes de mi carrera".


 Del dicho al hecho hubo un corto trecho.


 "Debuté en el Mundial Sub 21, que se jugó en Córdoba y Mar del Plata. El día de la inauguración, cuando se apagaron las luces y encendieron el cartel FIBa, temblé de emoción".


 En tanto que es probable que vuelva a ser requerido para un futura competición internacional, Fernando Martellini no olvida sus raíces.


 "De muy chico ví a los 'monstruos' de fines de la década de los '60 y a partir de ahí las camadas que siguieron. Tengo muy vivo, por ejemplo, cuando en 1974 'Lito' Fruet vino a jugar a cancha nuestra, en calle Holdich, que era descubierta y con tableros de madera, y usaba las zapatillas All Star, pegadas con tira adhesiva. Dicho sea de paso, yo era hincha a muerte de 'Polo' De Lizaso".


 Admirador sin retaceos de los olímpicos de oro ("`Pepe', el `Puma' y `Manu' son lo máximo") no sólo ubica el torneo local de la temporada de 1980 como `el mejor de la historia', sino que se anima a formar un quinteto con los extranjeros que arribaron a Bahía.


 "Willie Scott, `Fefo' Ruiz, Jimmy Thomas, Elisha McSwenney y Ernie Graham eran admirables, del mismo modo que el oriental `Tato' López era tremendo. Junto con Jimmy (Thomas) podían jugar y descollar en cualquier puesto. Y, además, eran de los que la pedían en los pasajes más calientes. Profesionales ciento por ciento".


 El desafío que afrontará la selección nacional mayor en Japón, donde irá a defender el subcampeonato mundial logrado en Indianápolis, no quedó de lado.


 "Sin duda subirá al podio. ¿Sabés por qué? Porque pese a los kilates y pergaminos que ostenta, sigue estando conformada por jugadores con hambre de más gloria", selló el diálogo.

Onda corta




 De trato comúnmente cordial, buen conversador, dinámico, exigente, habitualmente profundo en sus definiciones y directo en hacer conocer sus impresiones, Fernando Martellini dejó otras frases para volcar al teclado.

* "Los imprevistos y prematuros fallecimientos de Gerardo Boletta (cuidapalos de Olimpo) y Gabriel Riofrío (alero de Estudiantes) me llenaron de dolor. Más allá de sus condiciones, tenían una formación humana excelente".
* "En mi primer viaje acompañando una delegación de fútbol de Olimpo, apenas me senté el entrenador Luis Díaz me pidió plata para sumar a una colecta que se hacía para comprar un regalo a un integrante de la delegación que cumplía años. Bajó y cuando volvió venía cargando yerba, masitas y algunas gaseosas para el viaje... en ese mismo momento comencé un aprendizaje que dura hasta hoy".
* "A mi mujer, Patricia, que es también kinesióloga, le debo por lo menos el 70 por ciento de lo que soy. Corrigió mi vagancia --me hace laburar 12 horas por día--, trabaja a la par mía en el instituto, me dio dos hijos y los está criando, comparte todo lo que hago en el deporte y tiene gran carácter. La verdad, soy afortunado de tener una familia hermosa".
* "El peor dirigente que conocí, por lejos, es Pablo Nole, ese que anduvo por Estudiantes. El mejor, Jorge Ledo. Grandes tipos son Roberto Aldacour y Alejandro Hidalgo, aunque la lista es más extensa".
* "Por mi instituto pasaron, y pasan, desde los más famosos a los desconocidos. Te podría citar a Gustavo Aguirre, el atleta olímpico; Paula Eyheraguibel e Inés Alvarez, ambas internacionales en paddle; el tenista Ignacio Hirigoyen; el rugbier Bernardo Stortoni, de Los Pumas; los tres célebres basquetbolistas (por Emanuel Ginóbili, Juan Ignacio Sánchez y Alejandro Montecchia), más `Pancho' Jasen y cientos más y, en el ámbito del fútbol, jugadores de todos los clubes e, incluso, algunos que hoy son técnicos".

Frases sueltas

* "Una de mis mayores alegrías en el deporte la viví cuando Olimpo le empató a Boca 1 a 1, con gol de Carrario. Fue la vez que más hinchas aurinegros acompañaron al equipo fuera de nuestra ciudad".

* "Si bien no me siento quién para juzgar la capacidad de los entrenadores, no puedo menos que mencionar que Julio Falcioni llegó recibiendo una cancha en malas condiciones, no había campo auxiliar, todos los viajes se efectuaban en micro, la pretemporada se hacía en Monte Hermoso, la ropa recién empezaba a llegar y, no obstante todo eso, igual se hizo la mejor temporada".

* "Me fastidia lo fácil que dirigen algunos árbitros a los clubes grandes de la AFA y la actitud mediática de Baldassi. Me impresionó la hinchada que Nueva Chicago trajo a Bahía".

* "Siempre tengo un gran recuerdo de Mansilla, ex DT de Olimpo, porque es un gran tipo. Con él tengo una anécdota. Al regreso de un partido contra Sporting, lo emboscaron en Punta Alta y, a piedrazos, le fracturaron codo y mandíbula. Estuvimos hasta las 11 de la noche declarando en una comisaría de allá".

* "Satisfacciones, que no son pequeñas, me dan algunos de los jugadores que atendí o atiendo, porque se llegan al instituto con su camiseta como presente".

Personal






















 Fernando Alberto Martellini nació en Bahía Blanca el 1 de diciembre de 1958 y vivió buena parte de su infancia en la primera cuadra de calle Thompson.


 Está casado con Patricia Mónica Janices, de cuyo matrimonio nacieron Franco (16) y Bruno (11).


 Sus estudios primarios los realizó en la Escuela Nº 3, luego hizo el ciclo básico en el Normal y los estudios superiores en la Facultad de Ciencias Médicas, Escuela de Kinesiología, en Capital Federal.


 Como licenciado en kinesiología ejerce desde 1985.

Enrique Nocent/"La Nueva Provincia"