Ardió un depósito en el barrio Latino
"Destruyeron en un rato el sacrificio de mi padre", manifestó ayer Daniel Ignisci, horas después de ser extinguido un voraz incendio que destruyó por completo un depósito ubicado en el barrio Latino y que, por herencia, ahora es de su propiedad.
El fuego tuvo un casi seguro inicio intencional, según afirmó el damnificado y también surgiría de algunos indicios, como la inexistencia de electricidad en el lugar.
Dos horas y media debieron trabajar en el inmueble, ubicado en Gutiérrez al 200, casi Castelli al 3600, dos dotaciones de bomberos del Cuartel Central, que actuaron con el apoyo de los voluntarios de Ingeniero White.
Maquinarias y herramientas en desuso, una importante cantidad de tirantes de pinotea, cartones y bolsas de arpillera plástica, entre otros elementos en desuso, ardieron desde las 2.
El siniestro se propagó rápidamente y puso en peligro la vivienda lindera de Nelly Fantino (al 240 de Gutiérrez), quien se despertó junto a su familia cuando el fuego ya estaba declarado.
"Tenemos que agradecerle a los guardias privados del barrio SMATA, que llegaron hasta acá porque vieron las llamas desde aquel lugar y avisaron al 109 y también a nosotros. Nos pegamos un susto tremendo", dijo la mujer quien, a su vez, le comunicó la novedad a Ignisci.
Fantino calificó de "excelente" la tarea de los bomberos, quienes, según afirmó, llegaron "a los pocos minutos".
De la misma manera se manifestó el dueño del predio, cuya superficie cubierta --el techo de chapa y cabreadas metálicas se desplomó parcialmente--tiene una dimensión de 10 por 15 metros y al cual también se puede acceder por la calle Lugones, paralela a Gutiérrez.
"Escucharon ruidos"
"A las 2 me avisaron que el galpón estaba en llamas y, según manifestaciones de vecinos, escucharon ruidos. Hay una vecina que me dijo que cesaron a la 1 y que volvieron después. En sí, el galpón no tenía muchos materiales de importancia, el daño grande es la estructura", sostuvo Ignisci.
El vocero comentó que "los bomberos estuvieron desde las 2 y hasta las 4, creo que dos dotaciones y vino gente de apoyo. Tuvieron que hacer un par de viajes por el tema del agua. No me imaginé que iba a arder de esa forma; yo vivo en Martín Rodríguez al 400 y, cuando venía por Castelli, no lo podía creer, te imaginás que no puede ser que te toque a vos".
"No hubo cortocircuito, porque, de no usarlo, me robaron los cables, el medidor y, jugando a la pelota, le pegaron al palo de la bajada, así que no quedó nada y, por otra parte, la misma mercadería hace diez años que está en el mismo lugar", dijo Ignisci.
Preguntado respecto de si es frecuente la "visita" de delincuentes en su propiedad, respondió de manera afirmativa.
"Los robos menores son constantes acá y en todo el barrio, pero, de llegar a hacer daño... es una picardía", sostuvo.
Mientras dos operarios trabajaban en la remoción de escombros, Ignisci, después de lamentar el hecho desde el punto de vista emotivo, teniendo en cuenta que la propiedad es legado familiar, aseguró que "va a haber que voltear todo, no se salvó nada".