Bahía Blanca | Jueves, 04 de septiembre

Bahía Blanca | Jueves, 04 de septiembre

Bahía Blanca | Jueves, 04 de septiembre

PASEOS SALTEÑOS

Una cabalgata con tradición gaucha La Finca Lesser, establecimiento gauchesco del 1800, orgulloso de su propio Fortín, está cerca de la ciudad de Salta (apenas 15 kilómetros), por un camino que pasa por San Lorenzo. En sus 11 mil hectáreas de diferentes paisajes y ecosistemas, la familia González Diez cría vacunos y caballos de paso. La finca rescata el mundo del gaucho norteño, con sus costumbres y tradiciones. Las cabalgatas que organizan son memorables.

Una cabalgata con tradición gaucha


La Finca Lesser, establecimiento gauchesco del 1800, orgulloso de su propio Fortín, está cerca de la ciudad de Salta (apenas 15 kilómetros), por un camino que pasa por San Lorenzo. En sus 11 mil hectáreas de diferentes paisajes y ecosistemas, la familia González Diez cría vacunos y caballos de paso. La finca rescata el mundo del gaucho norteño, con sus costumbres y tradiciones. Las cabalgatas que organizan son memorables.









 El Fortín de Lesser participa cada 17 de junio del desfile que reúne en la capital de Salta a unos 3 mil gauchos, el gran homenaje al general Martín Miguel de Güemes.


 El encuentro comienza la noche anterior con la "guardia bajo las estrellas", donde el pueblo espera al pie del monumento que alumbre el día en que murió, hace ya 185 años, el máximo héroe salteño.


 Allí están los Gauchos de Güemes, con sus caballos enjaezados y sus ponchos negros y colorados, y también Los Infernales, la guardia personal que Güemes pretendió crear en 1815 y que el gobierno central le negó.


 Floro Mamani, el presidente del Fortín Lesser, va al desfile con los gauchos de la finca, respetando rigurosamente las reglas de vestimenta y ensillado.


 Con él van los puesteros, descendientes de los primeros trabajadores de esas tierras, expertos en la junta de hacienda y la yerra.


 Los turistas, muchos extranjeros, participan de esas tareas y también del programa "Cabalgata al Puesto", de 3 días.


 La alternativa es participar sólo de una cabalgata de 3 horas, ya que el primer día se regresa a la finca y a los hoteles de San Lorenzo o Salta.


 Lo primero es seleccionar los caballos en los palenques, ayudados por baquianos, para luego partir hacia los amplios potreros del piedemonte de la Finca, una experiencia tan gratificante para los novatos como para los jinetes entrenados.


 Al regresar, los huéspedes son agasajados con un asado en la sala principal del casco, una vieja casona de estilo hispánico que tiene un patio con columnas, y, más allá, una capilla y una escuela a la que asisten 70 niños.


 Algunos viven tan lejos que sólo vuelven a sus casas dos veces al año, porque en la finca hay tres maestras con las que estudian todas las mañanas y un director que después de las clases toca la guitarra.


 En los corrales, además de ver cómo se realizan algunas tareas rurales, los turistas conocen las especiales características de los caballos de paso, una raza que trajeron a América los conquistadores españoles y que rápidamente se extendió desde el Alto Perú hasta el noroeste de la Argentina, a través del Camino del Inca.


 Los criadores explican que son animales de andar elegante, y en cuatro tiempos, con la mano y la pata derecha moviéndose al unísono, y con el cuerpo del jinete balanceándose suave y horizontalmente, una marcha sin saltos hacia arriba que no cansa a los jinetes.


 Los definen como "la síntesis de la cruza entre los caballos andaluces y los berberiscos, estos últimos los que montaba el pueblo berebere que vivía en el desierto del Sahara, en el norte de Africa.


 "Nada tienen que ver con los caballos árabes, que son de Asia", explican.


 La jornada finaliza con una merienda de mate cocido y bollos caseros y la entrega de alforjas para preparar los aperos del día siguiente.




 Subiendo a los cerros.


 El segundo día varios caballos cargueros llevando viandas y lo necesario para pasar dos noches en un puesto se suman al grupo.


 Luego de conocer el pequeño poblado de Lesser se inicia el ascenso de los cerros por sendas de herraduras y atravesando tramos de nuboselva, vegetación tupida de diferentes alturas que en el verano se nutre del agua de lluvia y, en invierno, de las nubes, cuya humedad vigoriza el follaje.


 Al mediodía el grupo repone energías con un almuerzo ligero, cuando a lo lejos ya se distinguen en toda su extensión y belleza los valles de Lerma y Siancas.


 Recién 3 horas después se llega al puesto Abra de Potrerillos, donde el paisaje y la vegetación cambia: es la transición entre la selva montana y los pastizales de altura.


 El puestero Marcelo Quipildor, famoso por sus quesos artesanales, es quién guía al grupo por los potreros de pircas del tiempo de la colonia, abiertos para el tránsito de las mulas que iban y venían del Alto Perú.


 Después comienza el ascenso hasta el puesto El Queñual, nombre del queñua, el último árbol que crece a los 3 mil metros de altura.


 Para que los jinetes pasen la noche allí se lo equipó con buenas camas, sábanas blanquísimas, mantas abrigadas, un baño y estufas.


 Al otro día, después de una mateada con pan casero, el destino es Abra de Sepultura, a 3.500 metros de altura, un paraje donde hay tumbas de los Incas.


 Desde allí es posible observar el lento vuelo de los cóndores que custodian sus dominios.


 Otra cabalgata de dos horas lleva hasta el puesto de Chuza, donde el paisaje de los cerros es sencillamente imponente.


 Se almuerza en el puesto y a media tarde se emprende el regreso al Queñual, donde transcurre la segunda y última noche de este circuito.


 A la mañana siguiente, ya en Abra de Potrerillos, se almuerza y se emprende una buena caminata para estirar las piernas, por senderos poblados de musgo y helechos.


 El último descenso pasa por un bosque de pinos del cerro que desemboca en un callejón flanqueado por grandes potreros.


 Por esos campos el ganado regresa a la finca al atardecer.

CORINA CANALE

El Gaucho Floro








 Floro Mamani, 62 años, mestizo de sangre nativa y española, montó por primera vez un caballo a los 4 años.


 Se mueve a caballo entre montañas y una inmensa meseta de pasto ralo, cuidando muchas vacas y menos ovejas, tarea que le impone cambiar dos veces al día de animal.


 Nació en un perdido rincón de los Andes, a 4.500 metros de altura, y sin haber ido nunca a la escuela, todo lo aprendió de otros hombres y de la naturaleza.


 Cuando bajó a los valles a ganarse la vida se aquerenció como puestero en Finca Lesser, donde sus días transcurren al aire libre y soportando todos los climas.


 "Acá todo es mío", dice Floro, mostrando su casa, de una sola habitación pero con agua y electricidad. Tiene una mesa, tres sillas, una vieja heladera que oficia de ropero y un televisor de imagen borrosa que sus cuatro nietos miran atentamente.


 Y una pava eléctrica para preparar más rápido los mates.


 Un día al año la vida del puestero se altera.


 Es el 17 de junio, en realidad la noche anterior, cuando sale con sus gauchos hacia la cercana ciudad de Salta, estandarte en mano, para rendirle homenaje a Güemes, el héroe de la Independencia.


 Ese día el hombre que no va a la iglesia, pero reza a caballo, no trabaja.


El gaucho

El naturalista Charles Darwin, que recorrió la pampa desde Buenos Aires a Santa Fe, en 1833 escribió: "el gaucho se distingue invariablemente por su cortesía y su hospitalidad. Es, a la vez, corajudo, pícaro y audaz".

Dicho por Sarmiento

En la misma época el político y escritor Domingo Faustino Sarmiento los describió como "personajes bárbaros que no conocen otro poder que el de la fuerza bruta".

En el Martín Fierro

La imagen positivo del gaucho se instaló en el imaginario colectivo con el Martín Fierro, la obra que José Hernández escribió en 1872, quién consagró el mito de los gauchos, los hombres libres de la pampa.

En otros países

El nombre "gaucho" también se usa en Chile, Uruguay y el sur de Brasil, donde los cuidadores de ganado montan a caballo y recorren grandes extensiones.

Dónde informarse

Como operador mayorista actúa Lihue Expediciones, con teléfono (011) 5031-0070 y e-mail: [email protected]