La hija de Rockefeller, un campesino siberiano y las pasteras
Un chiste referido al entredicho argentino-uruguayo recorrió los pasillos de la cumbre iberoamericana y aportó distensión para los mandatarios y funcionarios que lo compartieron.
Una fuente muy calificada contó que se apeló a esta salida para entender por qué en ocasiones debe recurrirse a tres pasos para destrabar situaciones que parecen de difícil solución, como las pasteras sobre una de las márgenes del río Uruguay.
--Se le pregunta a un campesino siberiano si se casaría con la hija de Rockefeller. El corpulento y atlético campesino responde que no, inició el relato un diplomático del Mercosur.
--¡Ni loco casarme con una mujer que ni conozco! Además tengo a mi Ana que me quiere, me atiende y me cuida, enfatiza el campesino.
--Pero esa mujer tiene muchísimo dinero...
--¡Ah!, entonces lo tendría que pensar.
La consulta se traslada a la influyente Unión de Bancos Suizos.
--Señores, ¿aceptarían como presidente a un campesino siberiano?
--Ni locos.
--¿Y si ese campesino fuese el marido de la hija de Rockefeller?
--¡Ah!, entonces lo analizaríamos.
Por último, la pregunta va dirigida a la hija de Rockefeller.
--Dígame, ¿se casaría usted con el presidente de la Unión de Bancos Suizos?
--¡Ni loca con un banquero, por Dios!
--¿Y si el presidente de la UBS fuese un campesino siberiano corpulento y atlético?
--¡Ah!, entonces lo pensaría.
El ejemplo es usado por los diplomáticos para demostrar cómo todo es posible al momento de negociar y, de paso, sonriendo, comentaron que el rey Juan Carlos podrá encontrar la forma de destrabar el conflicto rioplatense. (Télam)