Bahía Blanca | Domingo, 29 de junio

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El cine francés llora a Philippe Noiret

El actor francés Philippe Noiret, famoso por sus actuaciones en Cinema Paradiso, Amigos míos y El desierto de los tártaros, falleció ayer en París, a los 76 años, luego de una prolongada enfermedad. Originalmente fue un actor de teatro. Su voz melosa y su aire cómico, así como su desilusión y cansancio del mundo demostrado por exabruptos de ira violenta, ayudaron a moldear la imagen del cine francés en la década de 1960, tanto en populares comedias como en dramas de cine arte.
El cine francés llora a Philippe Noiret El cine francés llora a Philippe Noiret
El cine francés llora a Philippe Noiret. La ciudad. La Nueva. Bahía Blanca


 PARIS (EFE, Télam y Reuters) -- El actor francés Philippe Noiret, famoso por sus actuaciones en Cinema Paradiso, Amigos míos y El desierto de los tártaros, falleció ayer en París, a los 76 años, luego de una prolongada enfermedad.


 Originalmente fue un actor de teatro. Su voz melosa y su aire cómico, así como su desilusión y cansancio del mundo demostrado por exabruptos de ira violenta, ayudaron a moldear la imagen del cine francés en la década de 1960, tanto en populares comedias como en dramas de cine arte.


 El actor que personificó a Pablo Neruda en El cartero, de Michael Radford, junto al recordado Massimo Troisi, en 1994, tuvo una larguísima carrera fílmica que abarcó más de 130 títulos --no todos conocidos en la Argentina-- y obtuvo dos premios César, equivalente al Oscar.


 Noiret había nacido el 1 de octubre de 1930 en Lille, norte de Francia, y comenzó a estudiar actuación con Roger Blin, tras lo cual ingresó al Teatro Nacional Popular, dirigido por el insigne Jean Vilar.


 Su trabajo en el filme Buenas noches, Alejandro, de Yves Robert, lo catapultó como un verdadero héroe de las boleterías en el verano argentino de 1969. Allí interpretaba a un granjero que, una vez muerta su malhumorada mujer, se refugiaba en un granero para dedicarse a disfrutar de la comida y la bebida y, de paso, conquistar el corazón de una joven.


 Ese mismo perfil se intentó recuperar con menos fortuna en Buenos días Clerambard, también de Robert, pero poco después se comprobó que el actor fallecido daba para más, como lo demostraron títulos anteriores como Zazie dans le métro, de Louis Malle; Thérese Desqueyroux, de Georges Franju; y Todo el oro del mundo, de René Clair.


 Como actor internacional se destacó a las órdenes de Alfred Hitchcock en la intriga de Topaz (1969), Peter Yates en La guerra de Murphy (1971), al lado de Peter O'Toole, y Mario Monicelli en Amigos míos (1975).

Exitosa vida y carrera




 Noiret hizo gala de un amplio registro actoral que lo llevó desde la comedia al drama y al alegato político, ayudado por unos mofletes que lo asemejaban al dibujo animado Droopy, y una presencia totalmente alejada de la imagen tradicional del galán.


 Su vida privada estuvo siempre signada por la discreción y hasta se llegó a especular sobre su identidad sexual, hasta que hace una década apareció en la portada de la revista "Paris Match" junto a su esposa Monique Chaumette, con quien se había casado en 1962.


 Si bien siguió siendo convocado para comedias como La mandarina, de Edouard Molinaro; Un taxi color malva, de Yves Boisset, Ella sí... yo también y Quién me quita lo bailado, de Philippe de Broca, Noiret siguió reforzando su calidad en lo dramático. Así lo demostraban El viejo fusil, de Robert Enrico; El juez y el asesino, de Bertrand Tavernier; El desierto de los tártaros, de Valerio Zurlini; y Tres hermanos, de Francesco Rossi, ejemplos de intensidad actoral.


 Antes del ocaso de su actividad, debido a la enfermedad que lo llevó a la muerte, tuvo fulgores en Más allá de la justicia, de Tavernier, y aun en la colonialista Fort Saganne, de Alain Corneau, con Gérard Depardieu.


 Además del operador de cine que queda ciego tras el incendio de su cabina en Cinema Paradiso, de Giuseppe Tornatore --un filme transformado en ícono para las nuevas generaciones--, Noiret se lució como el profesor homosexual de El hombre de los anteojos de oro, donde Giuliano Montaldo hizo un adecuado retrato de la Italia mussoliniana.


 En su extensa carrera, Noiret trabajó también a las órdenes de Anatole Litvack (La noche de los generales), Claude Berri (Uranus), Marco Ferreri (La gran comilona), George Cukor, Peter Ustinov, Pierre Granier Deferre, Vittorio De Sica y Richard Lester.

Pesar de Chirac




 "Un gigante nos ha dejado. El era uno de los maestros del escenario y la pantalla, una de las más sobresalientes y cautivadoras figuras del teatro y del cine", dijo el presidente francés Jacques Chirac en un comunicado.


 "Con su genialidad, humor, elegancia y compostura, él pudo ganarse el reconocimiento de sus compañeros y los corazones de todos los hombres y mujeres franceses. Philippe Noiret permanecerá como uno de nuestros más grandes actores", agregó.