Cada vez más gente elige vivir en Monte Hermoso
Diversos factores han contribuido en los últimos años --y en este en particular-- a que la población montehermoseña experimente un importante crecimiento demográfico que corroboran no sólo algunos datos estadísticos, sino también el hecho simple y cotidiano de cruzarse una y otra vez, por la calle, con caras nuevas.
El secretario de Gobierno comunal, Marcos Fernández, aseguró que este paulatino e irrefrenable crecimiento se está experimentando desde hace aproximadamente dos años.
"Sabemos que, pasada la temporada alta, un gran número de gente, procedente mayormente de Bahía Blanca, decidió radicarse aquí. Este movimiento migratorio lo percibimos, en especial, al analizar el crecimiento en el número de alumnos de las escuelas locales", señaló el funcionario.
Agregó que básicamente hay un aumento importante de familias cuyos ingresos provienen de la actividad de la construcción y la pesca, aunque reconoció que otros vienen a radicarse aquí por recomendaciones médicas o, simplemente, porque quieren mejorar su calidad de vida en cuanto a seguridad y tranquilidad.
Con relación a la construcción, Fernández sostuvo que hay muchos instaladores y constructores que se han radicado en la ciudad porque, en la actualidad, la mano de obra local se ve desbordada por la demanda.
"De hecho, hasta la propia Municipalidad debió recurrir a contratistas foráneos", señaló.
"También hay gente que, aún teniendo trabajo en el lugar de origen, busca seguridad y tranquilidad; en definitiva, otra forma de vida. Hay algunas personas del Conurbano bonaerense que están buscando otros horizontes para sus hijos, más ligado con un sano contacto con el medio ambiente. Y todos sabemos que, en Monte, los chicos andan sin cuidado por todos lados", recalcó.
Fernández hizo hincapié en que la llegada de nuevas familias no provoca un aumento proporcional en la demanda de ayuda a la secretaría de Acción Social.
"Es lógico que algunas de todas esas personas que vienen planteen en la comuna su necesidad de trabajar, pero esta demanda no ha crecido en forma masiva", dijo.
No obstante, la llegada de nuevas familias acentúa un problema que viene padeciendo la Municipalidad: la falta de viviendas para atender el déficit habitacional.
"Lamentablemente, nos encontramos con la imposibilidad de efectuar planes porque no tenemos tierras aptas. Estamos tratando de resolver este inconveniente, pero hasta el momento no lo hemos logrado", reconoció.
Fernández confesó que, en el último plan de viviendas que se adjudicó, se habían anotado unas 250 familias, de las cuales solamente el 20% pudo acceder a una propiedad.
La falta de lugares para construir casas se debe a un factor muy importantes: Monte Hermoso se encuentra en etapa de pleno desarrollo turístico, por lo que cualquier fracción de tierras amplia, más o menos bien ubicada, apta para ser loteada y con acceso a los servicios, cuesta centenares de miles de pesos.
La Municipalidad posee algunas tierras, pero están ubicadas en sectores donde es casi imposible llevar los servicios básicos, por los altos costos que esta obra representaría. El problema no es sencillo de resolver.
El auge de la construcción
Tras la debacle económica del 2001, fueron muchos los que, por desconfianza a las instituciones bancarias, decidieron invertir su dinero en inmuebles.
Monte Hermoso se vio muy favorecido por este fenómeno. Los inversores tomaron nota de que, durante casi una década, la comuna había invertido alrededor de 50 millones de pesos para dotar a la ciudad de todos los servicios, por lo que apostar al negocio inmobiliario, en el balneario, era ampliamente rentable.
Muchos de los cuales construyeron sus propiedades en ese momento, hoy viven en Monte Hermoso. Otros, en cambio, alquilan su vivienda en temporada alta o bien la utilizan como casa de veraneo.
Lo cierto es que, por una cuestión u otra, la mano de obra local se vio desbordada por esa enorme avalancha de construcciones que se concretaron, hecho que dio lugar a la llegada de otros trabajadores de la construcción que, en algunas casos, decidieron instalarse definitivamente en el balneario.
Los números de expedientes ingresados a la municipalidad, referidos a empadronamientos y construcciones, muestran un notable aumento en el último lustro:
* Año 2001: Ingresaron 44 expedientes (17 a empadronar y 27 a construir), por un total de 5.108,98 metros cuadrados.
* Año 2002: Ingresaron 53 (19 a empadronar y 34 a construir), por 6.037,54 metros cuadrados.
* Año 2003: Ingresaron 83 (12 a empadronar y 71 a construir), por 6.978,18 metros cuadrados.
* Año 2004: Ingresaron 169 (37 a empadronar y 132 a construir), por 7.162,50 metros cuadrados.
* Año 2005 (parcial): Ingresaron 65 (19 a empadronar y 46 a construir), por 5.022,35 metros cuadrados.
Como resulta característico todos los años, la mayoría de los expedientes pertenecen a ciudadanos radicados en Bahía Blanca. En el año 2004, por ejemplo, 87 de las 169 carpetas presentadas en la municipalidad correspondieron a oriundos de esta ciudad, y 13 a residentes del balneario (las restantes, a personas de Buenos Aires, el Conurbano y la región).
Para este año se espera que ingrese un número final de expedientes muy similar al del 2004, puesto que, a partir de esta época del año, más próxima a la temporada estival, comienza un movimiento importante de expedientes.
Otro indicador
Un indicador aún más significativo para mensurar el crecimiento de la población estable del balneario es la matrícula escolar, si bien se debe reconocer que, en todo caso, ilustra sólo acerca de la radicación de familias con niños o adolescentes en edad escolar.
Según datos aportados por la secretaría de Inspección, el aumento de matrícula escolar en los dos primeros niveles de escolaridad evolucionó significativamente en los últimos años.
En el nivel Inicial (Jardín de Infantes Nº 901 y Nº 902, y SEIM de Sauce Grande), la progresión en la siguiente:
* Año 2001: 229 alumnos.
* Año 2002: 231 alumnos.
* Año 2003: 237 alumnos.
* Año 2004: 243 alumnos.
* Año 2005: 268 alumnos (17% más que en 2001), más 33 pertenecientes a la implementación del jardín maternal.
En el nivel primario (EGB Nº 1, Nº 2 y Nº 3 de Sauce Grande), el aumento de la matrícula es este:
* Año 2001: 811 alumnos.
* Año 2002: 794 alumnos.
* Año 2003: 815 alumnos.
* Año 2004: 874 alumnos.
* Año 2005: 944 alumnos (16,40% más que en 2001).
El aumento evidenciado en las matrículas es más significativo en el establecimiento educativo al que concurren la mayor cantidad de alumnos. Se trata de la EGB Nº 1, ubicada en el radio céntrico de Monte Hermoso, que en el 2002 recibía a 520 chicos y, en la actualidad, posee más de 650 (en 2003 tenía 556 y, en 2004, 595).
Si se aplicara la misma tasa de crecimiento que han experimentado los establecimientos escolares locales a los datos del Censo Nacional 2001, se podría concluir que Monte Hermoso tiene actualmente alrededor de 7 mil habitantes.
Proyección
En el año 1991, cuando se efectuó el censo, Monte Hermoso y Sauce Grande tenían, en total, 3.598 habitantes (3.514 y 84, respectivamente). En el último sondeo, correspondiente a 2001, esa cifra se había incrementado nada menos que el 54,8% (5.571 habitantes, de los cuales 5.394 vivían en Monte Hermoso y 177 en Sauce Grande). De mantenerse este porcentaje de aumento de la población, en 2011 la ciudad tendrá alrededor de 8.600 habitantes.
Tres familias que vinieron por muy distintos motivos
El amor del porteño Enrique Lousto por Monte Hermoso nació como un "flechazo", hace casi una década y media. Conoció el balneario cuando vino a visitar a un amigo, y ese mismo día decidió que no sólo volvería cuantas veces pudiera, sino que se radicaría en la ciudad cuando se jubilara y abandonaría Capital Federal.
A fines de 2002 comenzó a extender sus tiempos de permanencia en el balneario, hasta que logró su jubilación como empleado público. En noviembre del año pasado fue el tiempo del retiro de su mujer, Dora Laura García, de su trabajo de asistente social. Entonces ambos, a los 49 y 47 años, respectivamente, se decidieron a hacer realidad su sueño.
"En un principio, la elección de Monte tuvo que ver con la tranquilidad que existe aquí. Con el paso del tiempo, se sumó otro factor: la inseguridad que se vive en Buenos Aires. Capital es sinónimo de locura; Monte, de paz", explico Enrique.
En el caso de Laura, conoció el balneario en 2000 y de inmediato le llamó la atención y se sintió cautivada.
"Lo que más me sorprende es que en este sitio prevalecen los vínculos afectivos, porque la gente se respeta, se ayuda y se solidariza con el prójimo", recalcó Enrique.
"Me gusta el lugar, el paisaje y la tranquilidad. Acá se reunen condiciones geográficas que no he visto en ninguna otra parte de la costa. Monte Hermoso tiene magia", añadió.
En el caso de Laura, reconoció que, tras la temporada estival, con la consecuente merma de público, comenzó a extrañar algunos lugares de Capital Federal, como la avenida de Mayo, Corrientes y Florida.
"En Capital el bullicio se extiende durante todo el día. Algo de eso pude suplir viajando a Bahía Blanca, aunque es una ciudad muy bonita con más silencio y horas de descanso", subrayó.
Actualmente, el matrimonio Lousto se encuentra abocados a la remodelación de su vivienda.
Un diamante
Un viaje a Monte en las vacaciones de invierno de 2003 fue suficiente para convencer a Ladislao Coturra, de 32 años, y a su mujer Franca Franceschini, de 30, de la conveniencia de radicarse en el balneario con sus hijos Augusto, de 7, y Carola, de 4.
Llegaron a principios de este año, desde La Plata, con la expectativa de desarrollar aquí sus carreras como abogado y psicóloga. Y mal no les está yendo.
"Como abogado, estoy recibiendo bastante trabajo del pueblo y, a la vez, muchas diligencias que me envían desde La Plata para hacer en Bahía, que fue lo que nos simplificó las cosas cuando recién nos vinimos para acá", señaló.
Según Ladislao, sus colegas en el balneario también tienen mucho trabajo, a tal punto que se dan el lujo de rechazar casos o derivarlos a otros profesionales.
"Jamás pensé que iba a trabajar acá como abogado. Es más: no era mi objetivo, pero cuando me largué a hacerlo empezó a venir gente permanentemente", señaló.
En el caso de Franca, hasta el momento trabaja ad honorem en el Hospital Menor "Doctor Carrillo", en los programas Control del Niño Sano y Prodiaba (control de diabetes).
Ladislao es oriundo de La Plata y había conocido Monte mientras veraneaba. Franca nació en Coronel Dorrego, donde siempre quiso volver una vez que se graduara; sin embargo, Monte la sedujo más.
"Algunos piensan que acá te morís de aburrimiento, pero las cosas no son así. Eso está muy ligado al significado que uno de la al lugar; por más que no haya mucho movimiento en las calles o en las veredas, aquí nadie se siente solo", sostuvo Franca.
Ambos confesaron que sus hijos se encuentran muy gustosos en la ciudad, ya que aquí pueden salir a la vereda a jugar. En la Plata, en cambio, pasaban la mayor parte del tiempo frente al televisor, debido a la inseguridad.
También coincidieron en que los montehermoseños sienten un apego por su ciudad que se percibe en otras ciudades.
"Monte Hermoso es un diamante que recién se está empezando a pulir", confió Ladislao.
Para siempre
En julio de 2004, la familia Vicento inició la construcción de su casa en el barrio Monte Hermoso del Este, con la finalidad de radicarse aquí y dejar para siempre el partido bonaerense de Tigre.
"Vivíamos en la isla desde hacía 11 años y queríamos irnos, porque estábamos cansados de las crecientes. Cuando decidimos emigrar pensábamos instalarnos en Benavídez (al oeste de Tigre), pero por los robos descartamos esa posibilidad y decidimos venirnos a Monte. Quiero seguridad para mis hijos", contó Adalberto Vicento, de 52.
La mudanza la efectuó junto con su mujer, María del Carmen Sánz (49 años) y con sus hijos Javier (28), Jorge (27), Sergio (24), Carlos (15) y Cristian (8). El hijo mayor fue, precisamente, quien sugirió Monte Hermoso como lugar para vivir, ya que todavía conservaba en su memoria aquellas imágenes de la ciudad que conoció cuando tenía sólo 8 años de edad.
El sí fue inmediato, aunque con una duda: ¿habría trabajo suficiente para que la familia pudiera sustentarse? El interrogante se despejó cuando vieron el enorme movimiento que está teniendo el sector de la construcción, actividad a la que se dedicaban varios integrantes del grupo familiar en Tigre.
Adalberto señaló que está muy contento con la decisión tomada, y destacó la predisposición y sencillez de los montehermoseños, además de la tranquilidad de la ciudad.
"A mí me gusta Monte desde el primer día que vinimos. Conocimos esta playa por casualidad, porque íbamos para Reta y una intensa lluvia nos lo impidió; entonces, nos desviamos para aquí", sostuvo María del Carmen.
Ambos reconocieron que ya se acostumbraron a los vientos y a la arena, a tal punto que sienten que pasarán el resto de sus vidas en este balneario.
Precisamente, en la misma manzana donde está la casa de los Vicento se están construyendo, desde mediados del año pasado, unas nueve casas. Al menos tres de las familias que están llevando a cabo las obras tienen en sus planes radicarse en el balneario.
Mauricio Danieli/Agencia Monte Hermoso