Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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Otro terrible golpe de Al Qaeda

"Fue como una película de catástrofes", repitió anoche Fiona Trueman, tras sobrevivir a la mayor de las detonaciones ocurridas en Londres, registrada en un túnel situado entre las céntricas estaciones de King's Cross y Russell Square. "Hacía unos tres minutos que habíamos salido de King's Cross cuando se oyó una gran explosión y todo se llenó de humo y vidrios. Las luces se apagaron y no podíamos respirar. Sólo quería salir de ahí", relató la joven.
Segundos después del estallido, un transeunte captó esta imagen del colectivo atacado cerca de Tavistock Square. (Reuters)


 LONDRES (Télam-SNI/EFE) -- "Fue como una película de catástrofes", repitió anoche Fiona Trueman, tras sobrevivir a la mayor de las detonaciones ocurridas en Londres, registrada en un túnel situado entre las céntricas estaciones de King's Cross y Russell Square.


 "Hacía unos tres minutos que habíamos salido de King's Cross cuando se oyó una gran explosión y todo se llenó de humo y vidrios. Las luces se apagaron y no podíamos respirar. Sólo quería salir de ahí", relató la joven.


 Fiona estuvo entre los afortunados que salieron con vida de este atentado, en el que hubo 21 muertos. Dieciséis personas más perecieron en otras tres explosiones que ocurrieron en diferentes líneas de metro y, una quinta, en un autobús de dos pisos.


 Más de 700 son los heridos, en uno de los mayores atentados jamás vividos en esta ciudad.


 Los sobrevivientes de la detonación de King's Cross fueron rescatados de los vagones que los aprisionaban y, tras andar un cuarto de hora por los túneles, llegaron a la próxima estación.


 "Estaba todo oscuro, no sabíamos qué pasaba. La gente empezó a gritar", afirmó la española Gemma Signes, de 32 años, quien viajaba hacia su trabajo, en un hotel del centro.


 Un padre lloraba al recordar que su hija de 19 años, Danielle, estaba en la unidad de cuidados intensivos tras recibir múltiples heridas. Le era imposible precisar lo que había pasado.


 Terry O'Shea, un albañil de 42 años, pudo describir la escena: "Hubo un ruido fuerte y, de repente, todo tembló. Entonces empezó a entrar humo. Fue terrible. Había un chico tendido en la vía. Tenía toda la ropa raída y parecía con quemaduras de gravedad".


 "Todo esto te enseña a apreciar la vida", reflexionó Michael Henning, de 39 años.

Coincidencias




 Tanto el secretario del Interior, Jack Straw, como la policía, admitieron que la cifra de víctimas puede ir creciendo en las próximas horas.


 El secretario del Interior, Jack Straw, dijo que las bombas "tienen el sello de los ataques de Al Qaeda".


 Los atentados fueron cometidos un día después de la elección de la capital británica como sede de los Juegos Olímpicos de 2012, en coincidencia con la cumbre de los líderes de los ocho países más poderosos del mundo (G8), que se celebra desde el miércoles, en Escocia.


 El primer ministro británico, Tony Blair, que abandonó la cumbre del G8 en Gleneagles, Escocia, y regresó a Londres para informarse de los ataques, consideró que los actos terroristas fueron planeados para coincidir con el encuentro.


 También enfatizó estar "plenamente seguro" de que los responsables serán hallados, llevados a la Justicia y de que no intimidarán a su país ni forzarlo a cambiar su forma de vida.


 En tanto, la Reina Isabel II de Inglaterra se manifestó profundamente consternada y envió sus condolencias a las familias de las víctimas.


 Las autoridades británicas suspendieron el servicio de subte de todo Londres y el de colectivos en el centro de la capital, pero mantuvieron abierto el aeropuerto internacional de Heathrow.

"El momento de la venganza"




 El vicejefe de la Policía Metropolitana británica (Scotland Yard), Brian Paddy, explicó que no hubo aviso previo y aseguró que nadie, por el momento, ha reivindicado los ataques ante las autoridades, si bien un grupo autodenominado "Organización Secreta de Al Qaeda en Europa" reclamó su autoría en una página web islámica.


 "Estén felices hombres de la nación islámica y árabe. Llegó el momento de la venganza contra el gobierno cruzado y sionista británico en respuesta a las tragedias que son cometidas por el Reino Unido en Irak y en Afganistán", sostuvo el comunicado, que prometió ataques similares en Italia y Dinamarca.


 "Todavía es muy pronto para saber si las explosiones fueron provocadas por terroristas suicidas o por artefactos dejados en bolsas o mochilas en los trenes y el autobús", señaló Paddy.


 La primera explosión conmovió a las estaciones Aldgate East y Liverpool Street. La segunda sucedió cerca de la estación de King's Cross, más al oeste, y la tercera, en Edgware Road, aún más alejada en la misma dirección. También estalló un colectivo cerca de Tavistock Square y de King's Cross.


 Los atentados, que recordaron de inmediato los mortíferos ataques de Al Qaeda contra trenes de Madrid del año pasado, provocaron una ola de mensajes de condolencias y solidaridad de la comunidad internacional y un reforzamiento "al máximo" de las medidas de seguridad en diversos países del mundo.


 Desde Gleneagles, el presidente estadounidense, George W. Bush, afirmó que la lucha contra el terrorismo continúa y prometió que los autores de los ataques serán juzgados y castigados.


 El papa Benedicto XVI calificó los atentados de "actos bárbaros contra la humanidad", en un mensaje al arzobispo de Westminster, el cardenal Cormac Murphy O'Connor, máxima autoridad religiosa católica en el Reino Unido.