Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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El vice Alfredo Palacio asumió ayer el gobierno en el Ecuador

El Congreso de la República del Ecuador destituyó ayer al líder del parlamento, mientras esta metrópoli, Quito, se sumía en el caos con choques callejeros entre detractores y adeptos al ya depuesto presidente y coronel retirado Lucio Gutiérrez Borbúa, que arrojaron al menos varios muertos. La decisión fue adoptada por "abandono del cargo" con el respaldo de 60 diputados de los 100 que integran el poder legislativo. Tras la destitución, Gutiérrez abandonó el palacio presidencial en un helicóptero militar para luego intentar abandonar el país en una avioneta desde el aeropuerto de Quito, lo que fue impedido por miles de personas.
El vice Alfredo Palacio asumió ayer el gobierno en el Ecuador. El país. La Nueva. Bahía Blanca


 QUITO -- El Congreso de la República del Ecuador destituyó ayer al líder del parlamento, mientras esta metrópoli, Quito, se sumía en el caos con choques callejeros entre detractores y adeptos al ya depuesto presidente y coronel retirado Lucio Gutiérrez Borbúa, que arrojaron al menos varios muertos.


 El vicepresidente y notable cardiólogo Alfredo Palacio (de 66 años), quien no se acariciaba justamente con Gutiérrez, ya arrestado sin posibilidad de fuga, "asumió de hecho el poder, hasta el restablecimiento del orden".


 Poco después de divulgarse la decisión parlamentaria de separar, por 58 sobre 100 votos, al funcionario Omar Quintana, considerado un gutierrista, los manifestantes ingresaron a la sede congresional y destruyeron parcialmente sus instalaciones, según el patético relato de numerosos testigos directos.


 Ante este tétrico panorama, el máximo representante de la Iglesia Católica Apostólica Romana en el Ecuador, monseñor Jaime Bravo, calificaba a la situación de Gutiérrez como "irreversible" y advertía que "cualquier mediación es tardía", según un informe del canal de televisión Gamavisión.


 Previamente, el comandante de la policía, Jorge Poveda, anunció que dimitía argumentando que no podía "ser testigo de un enfrentamiento del pueblo", convirtiéndose así en el primer alto funcionario de los equipos de seguridad nacional que presentaba o intervenía con su renuncia, "favorable a Palacio".


 Columnas de humo se erigían en distintas zonas de esta urbe, mientras instalaciones estatales y privadas eran atacadas por personas no identificadas, en el marco de la sublevación popular que enfrentó Gutiérrez, un militar retirado con 27 meses de gestión, y que intentaba ser contenida por la policía con gases lacrimógenos.


 El pedido de renunciamiento de Gutiérrez era esgrimido por millares de personas en Quito, rechazando su participación en una operación política con la que una mayoría oficialista tomó el control, en diciembre, de la Corte Suprema (CSJ), sumiendo al país de cuña bolivariana en una convulsión generalizada.


 El parlamento disolvió el domingo a la CSJ, poniendo fin a la hegemonía del oficialismo gutierrista en un esfuerzo por aplacar las marchas, pero el reclamo desbordó el inicial pedido de la instauración de un sistema judicial independiente y "apuntó a la salida o eyección del propio primer mandatario".


 En este ambiente conflictivo, que trepó mucho de tono con la muerte de un periodista chileno en la noche del martes, se produjo el ingreso a la ciudad de miles de seguidores de Gutiérrez desde otras localidades, con la intención de defender su permanencia en el comando supremo de la inestable nación andina.


 El reportero gráfico fue atendido en un principio por asfixia a causa de los gases lacrimógenos, pero luego sufrió un paro cardíaco y falleció.


 La Cruz Roja Internacional confirmó el caso de un segundo occiso, que lucía tendido en una calle céntrica y escenario de choques, pero no pudo precisar la identidad de la persona ni las reales causas de su extinción humana.


 Los oficialistas habían eludido parcialmente bloqueos en las vías de acceso por las autoridades locales y se lanzaron al interior de la urbe blandiendo machetes y armas de fuego, protagonizando acciones de vandalismo y saqueos, confirmaban testigos y autoridades.


 Todo hasta que Gutiérrez dimitió en su vicepresidente, el prestigioso y musculoso doctor Alfredo Palacio, vencido por la realidad, única verdad.


 "Estamos viendo gente con machetes y con armas. Trajeron al lumpen (lo más bajo de la sociedad) para tratar de amedrentarnos a los quiteños. Algunas casas fueron saqueadas y personas resultaron ser amenazadas", decía a periodistas Ramiro González, prefecto de la provincia de Pichincha, cuya capital es Quito.


 A pesar de esto, ciudadanos apoyados por unidades de transporte masivo y maquinaria pesada del municipio de Quito y la prefectura de Pichincha bloqueaban las vías para impedir el ingreso de los colectivos, donde venían transportados los todavía seguidores, segundones o aficionados de Gutiérrez.


 El avance de los partidarios del coronel retirado del ejército ecuatoriano era tácticamente "reforzado y alentado por las fuerzas policiales", según confirmaban testigos de diversa procedencia socioeconómica o intelectual.


 Las fuerzas armadas, cuyo apoyo fue clave para Gutiérrez, se abstuvieron de emitir un pronunciamiento abierto, mientras millares de personas tocaban sus bocinas y marchas. Principalmente estudiantes recorrían la ciudad gritando: "¡Lucio, fuera!", un clamor que se esparcía por toda la nación andina.


 En medio del caos, el aún secretario de la presidencia, Carlos Pólit, descartaba la salida de Gutiérrez y aseguraba que mantenía el apoyo castrense.


 "De ninguna manera. El presidente es elegido por los ecuatorianos y se mantendrá en el cargo. El no piensa irse, nosotros mantenemos el orden constitucional. Las fuerzas armadas son nuestro soporte institucional", lanzó Pólit al canal de televisión Ecuavisa. "Las equivocaciones son así", dijo uno.


 Las protestas se iniciaron cuando una mayoría legislativa coyunturalmente oficialista destituyó, en diciembre, a los 31 magistrados de la CSJ por supuestamente tener nexos con la oposición, y los reemplazó con jueces que instrumentaron resoluciones judiciales a favor del ex presidente Abdalá Bucaram (1996-1997), "acusado por cargos de corrupción".


 Los sectores políticos no encontraron una fórmula para la renovación de la CSJ, lo que envenenó más los ánimos. La oposición buscaba enjuiciar y censurar a Gutiérrez "por su intromisión en el sistema judicial". Ahora se verá, pues.


 El ayer despachado y ya sujetado ex presidente asumió en enero de 2003 por cuatro años, tras vencer en las urnas después de que en 2000 encabezó una revuelta contra Jamil Mahuad, constituyendose y registrándose en lo que fue la segunda caída de un primer mandatario ecuatoriano en circunstancias similares en la última década. (EFE, NA y Reuters)