El adiós más largo
Los 42 años de su carrera artística fueron repasados por Luis Landriscina durante un programa especial cumplido en los estudios de la FM Folclórica (98.7) de Radio Nacional y transmitido por la cadena de 40 emisoras de todo el país.
"La decisión de irme fue bien masticada. Es preferible hacerlo ahora que me encuentro en buen estado y no dentro de cinco años cuando me digan, `porque no te fuiste antes'", contó Landriscina entre mates y anécdotas.
"Después de las presentaciones en el Opera, de la Capital Federal, en noviembre decidí dejar los escenarios definitivamente en el Chaco, mi tierra, y ahí fue donde me dí cuenta del cariño de la gente y de las formas que tenían de decirme o hacerme saber que se identificaban con mi labor", agregó.
Durante su trayectoria, lo tuvieron como protagonista la televisión, el teatro, los discos, los libros, el cine, con películas como El casamiento de Laucha; Joven, viuda y estanciera, con Lolita Torres; Sapucay, mi pueblo, con el Trío Laurel; y la radio con su Mateando con Landriscina y su personaje de Don Verídico en las mañanas de Rapidísimo, junto a Héctor Larrea.
Un huérfano casi gringo
-- ¿Qué significó su reconocido poema Casi gringo?
-- Mucho. Es una autobiografía que nació como un cuento sobre mi vida de huérfano de padre y madre italianos, criado por una familia de españoles. En el próximo festival de Cosquín se cumplirán exactamente 42 años de cuando lo narré en un escenario por primera vez y le dejé un montón de dudas al jurado, que luego me declaró como la consagración.
-- ¿Qué lugar ocuparán en su actividad futura la televisión, la radio o sus libros?
-- Hace varios años que vengo conduciendo un programa para el campo por el Canal Rural; me mostraron dos o tres proyectos para radio y uno de folklore para televisión. Pero quiero pensarlo todo muy bien y con tranquilidad, no sea cosa que se dispare la liebre.
-- ¿Con tantos años de trayectoria, cuántos maestros pasaron por su vida?
-- Es de público conocimiento mi admiración por Fernando Ochoa, creo que fue el máximo referente en mi vida. Después, Luis Sandrini, Niní Marshall, Olinda Bozán, Pepe Iglesias "El Zorro", Juan Carlos Altavista, Fidel Pintos, todos grandes que dejaron escuela. Sólo había que descubrirlos, pero estaban siempre ahí.
-- ¿Y Don Verídico?
-- Fue el personaje más importante de mi carrera, querido por el público y por mí. Lo hice en las mañanas con Larrea, en Radio Rivadavia y en Nacional, incluso con alguna aparición en televisión. Pero era un personaje radial, porque había que imaginarlo y seguir su relato.
El secreto de un buen cuento
--¿Cuál es la diferencia entre un contador de chistes y un narrador de historias?
-- El género del humorista está mal reconocido en los medios e incluso en los festivales, donde parece que el humorista debe tapar baches cuando tienen que armar el escenario.
"Contar un chiste no es nada complicado. El secreto está en narrar una historia, meterse en el personaje, sus vivencias y hacerle sentir al público que el cuento puede identificarse con él.
"Gracias a Dios, en cada una de mis presentaciones existe un silencio absoluto en la sala y las ansias de escuchar los que les voy a contar. En mi despedida en el Chaco, que se hizo en un estadio de fútbol, había como cinco mil personas y en un momento de la actuación se oyó el llanto de un niño, pero no estaba entre el público, era de una casa vecina".
-- ¿Quiénes cubrirán su ausencia?
-- Hay buenos narradores, entre los más conocidos están por ejemplo Cacho Garay, los Tisera, Cacho Buenaventura en su estilo y hay una camada joven que busca un lugar. Sólo faltan los espacios para que puedan desarrollarse. (Télam)