Bahía Blanca | Lunes, 30 de junio

Bahía Blanca | Lunes, 30 de junio

Bahía Blanca | Lunes, 30 de junio

Un abonado a los clásicos

Como carta de presentación, corresponde señalar que Roberto Boubeé formó parte de la camada de jueces que actuó en tiempos en que la pasión desbordada era moneda corriente en los escenarios bahienses. No sólo resultaba complicado arbitrar sino, también, era difícil salir indemne de los brotes pasionales.
Un abonado a los clásicos. Deportes. La Nueva. Bahía Blanca


 Como carta de presentación, corresponde señalar que Roberto Boubeé formó parte de la camada de jueces que actuó en tiempos en que la pasión desbordada era moneda corriente en los escenarios bahienses. No sólo resultaba complicado arbitrar sino, también, era difícil salir indemne de los brotes pasionales.


 Había escenarios de fama, a veces bien ganada, que no nacía precisamente por constituirse en centro de diversiones. Como si fuera poco, el clima de constante ebullición contenía varios clásicos candentes, por pica barrial, entre los que se pueden citar Villa Mitre-Alem, Napostá-Liniers, Velocidad-Estrella o Comercial-Whitense. Pero, de ellos, había otro excluyente que abarcaba mucho más que un sector delimitado y motivaba a buena parte de la ciudad.


 Nos estamos refiriendo, claro, a Estudiantes-Olimpo.


 Y bien, Roberto Boubeé tuvo bastante que ver en este choque.


 "Me tocó dirigirlo en 54 oportunidades. No sé si algún colega llegó a sumar esa cantidad. En el primero de esa serie, que se jugó en cancha de Estrella, lo pité con Samuel Mijalovich, un juez que venía de la Capital Federal", recuerda con orgullo.


 En 33 años de referato en nuestra ciudad, para un total de 35 en la actividad, hasta que "lo jubilaron" por cumplir 50 de edad, Boubeé vivió grandes emociones, pero como el choque entre aurinegros y albos ninguna.


 "Para mí, era lo máximo. Fijate que lo pongo por encima del internacional Yugoslavia-Polonia, que en 1968 hice en pareja con Jorge Tognini. Los balcánicos eran campeones del mundo y los polacos, por entonces, eran potencia en el centro de Europa. A pesar que jugaban un básquetbol distinto, de mucho cuerpeo, de mucha fricción, lo disfruté muchísimo. Simplemente nos dedicamos a acompañar, a dejar jugar. Y creo que nos fue muy bien y salió un espectáculo distinto y maravilloso".


 Volviendo al partido que encendía la caldera en Bahía Blanca, al punto que venían periodistas de otros puntos del país (televisión nacional incluida, y esto antes de que naciera la Liga Nacional), convocados por "la pasión indescriptible que despierta ese clásico", el madrynense de nacimiento pero bahiense por trayectoria, asegura que cuando lo nominaban para arbitrarlo no le causaba mayor preocupación.


 "Desde luego que uno iba preparado. Pero a partir de que conocíamos muy bien a los actores, estábamos prevenidos para cortar de raíz todo lo que no fuera deportivamente limpio. Y, sí, algunos problemas debí afrontar, pero en general la bronca estaba afuera, en las tribunas".


 Dentro del rectángulo se citaban diez "peso pesados", por lo menos, porque incluso en los bancos quedaban algunos otros basquetbolistas de calidad y renombre. No era un juego para jueces de corto recorrido o medrosos.

"Van los 'Negros"




 "No conozco una razón especial por la que la ABB me nombró tantas veces para controlar Estudiantes-Olimpo. Lo que estoy seguro es que dado que Rodolfo (Gómez) se autoexcluía, abría más posibilidades para los demás", apunta.


 "Otros que dirigían muchas veces el gran clásico fueron los hermanos Omar y José Piña, Miguel "Cámara" Rodríguez, Mario García y Néstor De Angelis. Como verás, eran todos jueces de mucho carácter y autoridad".


  Y ya que el tema personalidad abordamos, tenemos fresco el recuerdo de una frase célebre de Raúl José Torroba, por mucho tiempo secretario rentado de la ABB que marcó un hito en su tarea.


  "Van los Negros", respondía escuetamente, cuando se lo consultaba sobre la asignación de la pareja para un juego que uno presentía bravo.


 No hacía falta ninguna aclaración. Era obvio que se refería a Roberto Boubeé y Mario García.


 "Pese a que yo nunca presenté reparos, a 'Cuqui' (por Mario García) lo prefería por sobre los demás. Unía conocimientos con temperamento y era serio y buen compañero. Por eso se hizo rápido de un lugar de respeto entre sus colegas".


 De todos modos, Roberto Boubeé tenía un referente máximo.


 "De quien más aprendí fue de Rodolfo Gómez, sobre todo en lo que hace al manejo del juego. Era muy especial, único. Gracias a él los árbitros bahienses, en particular, y los del interior en general pudimos trascender. Nos llamaban para dirigir finales en Capital Federal, Santa Fe y otras provincias", agradece.


 Asimismo, tuvo consejeros valiosos.


 "Uno de ellos fue Torroba, un gran defensor de los jueces. El otro era Antonio Rueda, dirigente de la Confederación, que sabía un montón".


 Fue precisamente este último quien lo marcó profundamente.


 "Yo conocía las reglas de arriba para abajo y de abajo para arriba, pero era muy malo escribiendo. Cometía horrores, no errores ortográficos. Por eso prefería los exámenes orales y prácticos. Cierta vez, rindiendo para juez nacional, le comenté a Rueda que yo había cursado solamente hasta sexto grado. 'No importa, no te hagas problemas. No necesitamos jueces con secundario, sino que tengan y hagan uso de sentido común', me consoló. Y fui aprobado".

Sus comienzos




 Primero fue jugador. Infantiles, cadetes y quinta en San Lorenzo del Sud. Con edad para juveniles pasó a Villa Mitre.


 "Como basquetbolista era menos que discreto, así que me dediqué a entrenador. Creo que conozco de técnica, táctica y estrategia del básquetbol", juzga Roberto Boubeé.


 Incluso llegó a orientar el plantel superior, sea cuando estuvo en tercera como en segunda y colaboró con la primera.


 "En tercera salimos campeones, año 1968, con Mancini, el "Porteño" Cappa, Oscar Pizzo, el "Bocha" Lozano, Antonio Feser, Néstor González, Almada, Cantallop y Martínez, de los que recuerdo. También, dirigido por mí, Villa Mitre ganó por primera vez el torneo de infantiles, con Carrasco, Bast, Guerra, Peláez, Dinoto, Lopes (Rodolfo, el actual intendente), Caruso, Oliveros, Culotta, Guerra y Galandrini.


 "No me pagaban, pero yo tenía una cantina al fondo", añade.


 "Fue en entonces que a raíz de un conflicto de la ABB con los árbitros más veteranos (Brusatori, Coldeira, Stamati, Tapatá) se le exigió a los clubes afiliados que enviaran aspirantes. Las charlas y los exámenes las daban y tomaban Joaquín Chouza y Modesto Amorín. Luego del curso, empezamos con las menores".


 No le fue mal.


 "Tenía 18 años de edad y a los 30 días ya dirigía en Primera B, porque los representantes de los clubes que estaban en la categoría superior no la podían arbitrar en esa división. En esa camada estaban Rodolfo Gómez, Omar Piña, Antonio Cabello, Etchepare (que reside ahora en Patagones y tiene a su hijo en Estudiantes), Quevedo, Scoppa y venía Jorge Páez, de Punta Alta. Ya estaban en el plantel José Piña, Rubén Rábano, Oscar Coleffi y Hugo Apathié y Néstor Leguizamón, jueces nacionales que formaban una pareja excelente. Luego Apathié se mudó a Mar del Plata y como binomio fuerte quedó Leguizamón-Páez".


 Durante la entrevista, Roberto Boubeé hizo gala de una memoria sencillamente notable.


 "Mi primer juego fue entre los invictos Velocidad-Comercial, en Rondeau y Avellaneda. La cancha estaba hasta las manos de gente. Ganaron los portuarios por 33 a 31".


 Ese partido fue el inicio de un (notable) ciclo hacia arriba que incluyó zonales, regionales, provinciales, 23 argentinos (11 de mayores, 6 de juveniles, 5 de cadetes y uno femenino), amén de 89 juegos internacionales.


 "No dirigí finales en los argentinos de mayores, porque provincia de Buenos Aires llegaba siempre a la final", explica.


 También arbitró torneos en Uruguay, Paraguay y Brasil y de Chile fue invitado, por semanas completas --torneos especiales-- en Temuco, Valdivia, Osorno y, a veces, en Punta Arenas.

Un tal Chaves




 "Cierta vez --nos relata Roberto Boubeé-- allá por los 80 y pico me llamó Jorge Spinelli, que era vice de la ABB y estaba a cargo de los árbitros, y me pide: 'Negro, voy a poner a dirigir con vos a Raúl Chaves, que está próximo a rendir examen para juez nacional, en Olavarría. Fijate cómo anda y comentame".


 Naturalmente, accedió.


 "Al día siguiente, Spinelli me esperaba impaciente. Quedate tranquilo, le informé, que en un par de años nos pasa por arriba a todos".


 Asimismo, tiene un especial recuerdo para Alberto Commegna.


 "De todos nosotros, 'Pancho' era un proyecto extraordinario de árbitro. Para Bahía y para el país. Lástima que el accidente que sufrió (andando en bicicleta, como entrenamiento, fue atropellado por un camión) tronchó su carrera".


 
Vivió dos años en un vestuario



 "A Bahía Blanca llegué cuando tenía 11 años y a los 12 residía en Viamonte, entre Gorriti y Roca. Iba a trabajar a la carnicería de Kempin, ubicada a media cuadra de donde vivía Rodolfo (Gómez). Ahí, de jovencitos, iniciamos una larga relación", nos comenta Roberto Boubeé.


 Y, tras cartón, nos sorprende con un episodio impactante.


 "Cuando cumplí 14 años de edad, estaba solo. Me fui a vivir a la cancha de San Lorenzo, más precisamente en su vestuario. Estuve allí hasta los 16, cuando le alquilé una pieza a Benedetti".


 Como jugador ("era sólo discreto. Un entusiasta...") hizo las inferiores en esa entidad de calle 12 de Octubre, pero terminó su trayectoria en los juveniles de Villa Mitre.


 "Ocurre que en la Villa vivía mi novia, Amelia, (hoy su mujer) que era hincha de los tricolores...", se justifica.


 Y, tras cartón, esboza un panorama tremendista de lo que pudo ocurrirle.


 "De no haber sido por ella y por el básquetbol, no sé qué hubiera sido de mí... Con tan corta edad, una infancia muy dura y sin experiencia, podría haber terminado en cualquier cosa. Les debo la vida sana que pude llevar".

A puro pitazo




 De mente rápida, locuaz y dicharachero, Roberto Boubeé fue desgranando su trayectoria y, nosotros, tomando apuntes.


 * "Los de mi camada no éramos fenómenos... al menos yo no. Pero ocurre que estábamos poco menos que obligados a dirigir bien. Aquí, en Bahía, había tres torneos a cual más competitivos".


 * "¿Que me autodefina como árbitro? Bueno, lo primero que tengo que decirte es que no era un teórico. Mi cometido era llevar el partido de la mejor forma posible. No desnaturalizar el juego, acompañar la lógica. Eso sí, si a los 30 segundos volaba una piña, no había solución posible. Pero, en general, no era de expulsar".


 * "Mi silbato preferido era el Balilla, que usaban los policías italianos. Después vinieron unos chinos, que trajo Rodolfo Gómez, que era de pipeta larga y sonaban muy bien. Algunos los tengo guardados, como recuerdo, otros los regalé".


 * "En Villa Mitre viví etapas inolvidables, bárbaras. Tengo los mejores recuerdos del Capitán Martínez y de Polo Martín, entre muchos otros, grandes dirigentes".


 * "Rodolfo Gómez aparte, un árbitro que me impresionó mucho fue el "Gordo" Mariano Pascualeti, que creo que era bahiense pero se fue a dirigir a Córdoba. Se movía poco, dirigía desde el medio de la cancha, pero tenía un golpe de vista sensacional".


 * "En cierta oportunidad, fuimos con Mario García a un internacional en Montevideo, Nos hicieron ver cómo pitaba el uruguayo Sánchez Padilla. Era de lujo, pero como resultaba conflictivo dejó de dirigir muy joven".


 * "Admiré a muchos basquetbolistas, empezando por Fruet y Cabrera, pero guardo el mejor de los recuerdos de Jorge Cortondo. Nunca ví un jugador tan solidario".


 * "En 1994 me contrataron como instructor, por cuatro años, en Neuquén. Orienté a la selección femenina de esa provincia en el argentino de Mar del Plata. También conduje a Sarmiento de Centenario, y salimos campeones en todas las categorías, desde infantiles a primera".


 * "Además de Commegna, otro que pintaba para mucho era Miguel "Cámara" Rodríguez, porque estaba dotado de fuerte carácter y sabía teoría. Pero un problemita en la vista acotó sus posibilidades".


 * "Soy refundador de la Asociación Argentina de Arbitros. Recuerdo que estábamos en Córdoba, asistiendo a una clínica de Boris Stankovic, con motivo de la incorporación de la regla de los 6m25, de los tiros con valor triple. Paralelamente hacíamos contínuas reuniones y a punto estuvimos de escindirnos: los porteños por un lado y los del interior por el otro. Finalmente, consensuamos".


 * "Según lo veo, actualmente en Capital un grupo sigue manejando el tema de los jueces de todo el país. Soy de lo que opinan que la AAA debe ser conducida por ex árbitros. Hay muchos honorables, como Alagastino, Rubinsztein, Fabbi y Quesada, pero hay intereses creados y no los dejan".


 * "Con Roberto Farroni arbitramos el último juego de Alberto Cabrera".


 * "Con la Liga Nacional, el básquetbol argentino tiene de todo: jugadores, entrenadores, árbitros... Bueno, casi todo, porque hoy con una chequera gorda sos dirigente. Sería bueno que funcionara un taller de dirigentes para cerrar el circuito".


 * "Ahora me dedico al periodismo. Soy productor de mis programas. Trabajé en AM LU17 de Puerto Madryn, en AM LU20 de Trelew; FM 107.1 Cristal, de Madryn; FM Madryn 98.1 y, actualmente, tengo un programa deportivo de una hora en FM
Estilo, de Puerto Madryn, donde el segmento de básquetbol lo atiendo yo".

Espalda con espalda
"Ahora los escenarios suelen estar llenos de policías, pero en mis tiempos salvar la integridad física era todo un dilema", sostiene Roberto Boubeé.






 Y sabe, bien que sabe, de qué está hablando.


 "La pasé brava muchas veces. Una vez en Punta Alta me sacaron escondido en una ambulancia, tras un Sporting-Lanús. En 1981, en el argentino de mayores de Neuquén, en la final por la permanencia Misiones, con el "Fino" Gehrmann, luego de dos suplementarios, mandó al descenso al local. Me dieron una piña en la nuca y me desperté en el hotel".


 La lista sigue.


 "Tras la final de un provincial de juveniles, en Chivilcoy, con Néstor De Angelis tuvimos que salir protegidos. Otra vez, durante un partido entre Gálvez de Santa Fe y San Salvador de Entre Ríos, de Primera B nacional, me pegaron una trompada de atrás".


 Tuvo otras escaramuzas, todas traumáticas, en las que a veces debía ponerse espalda con espalda con su colega de turno, para hacer frente a las agresiones. Pero Roberto Boubeé prefiere relatar entre risas, ahora, a la distancia calendaria, dos episodios singulares.


 Va el primero.


 "En cancha de Alem me tiraron la bicicleta al arroyo Napostá, luego de perder con Barracas Central. Como el ambiente estaba demasiado espeso, recién pude pasar a rescatarla del agua al día siguiente".


 El restante.


 "En 1980 y pico, me traen de Puerto Madryn para controlar Villa Mitre-Estudiantes. Llegué a las 18.30 y el partido era a las 21. Gana el albo y, a la salida, los hinchas tricolores divisan y reconocen el Renault 12, blanco, de Mario García. Estaban como locos. Lo sacudían para todos lados. También lo levantaban y lo dejaban caer. Fue ahí cuando, dentro del nerviosismo y el temor, se me ocurrió comentarle a mi compañero: 'Cuqui', no te hagas problema. Hacé de cuenta que andamos arriba de un plato volador...' Suerte que vinieron los dirigentes tricolores y nos salvaron".

"Nosotros"




 "Allá, el encuentro entre Puerto Madryn y Almirante Brown crea en la ciudad una rivalidad parecida a la que originaba acá un Estudiantes-Olimpo", nos comenta Roberto Boubeé.


 No obstante que nuestro entrevistado está notoriamente identificado con Puerto Madryn, igual lo solían designar, aún a pesar del siguiente relato del propio Boubeé.


 "Van a pelear una pelota Carlos Valenzuela (Madryn) y Miguel Bona (Brown). La bola sale del rectángulo y viene Bona y me pregunta: '¿quién saca, juez?'. Y yo, muy suelto de cuerpo le respondo: 'nosotros'.


 "Bona se quedó duro y se puso blanco, lívido. Su entrenador, que había alcanzado a escucharme, agitaba los brazos y daba saltos como loco. ¿Te imaginás?", dice, y suelta una carcajada.


 "La verdad, aceptaba dirigir ese partido porque me tenía fe y, además, me cuidaba muy mucho de no meter la pata", concluyó.

Enrique Nocent/"La Nueva Provincia"