Bahía Blanca | Sabado, 05 de julio

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Ibarra recibió por primera vez a familiares de las víctimas

BUENOS AIRES (DyN-Télam) -- Aníbal Ibarra, jefe de gobierno porteño, recibió ayer a familiares de las víctimas del siniestro en la disco República Cromagnon, una semana después del hecho que causó hasta ahora 188 muertos, y expresó su compromiso para mejorar la seguridad en los boliches. También el presidente Néstor Kirchner volvió a reunirse, en dos oportunidades, con deudos de las víctimas de la catástrofe.
Ruegos y recuerdos en el lugar del desastre.


 BUENOS AIRES (DyN-Télam) -- Aníbal Ibarra, jefe de gobierno porteño, recibió ayer a familiares de las víctimas del siniestro en la disco República Cromagnon, una semana después del hecho que causó hasta ahora 188 muertos, y expresó su compromiso para mejorar la seguridad en los boliches.


 También el presidente Néstor Kirchner volvió a reunirse, en dos oportunidades, con deudos de las víctimas de la catástrofe.


 Anoche, miles de manifestantes realizaron una marcha desde el Once hasta la jefatura de gobierno y la Plaza de Mayo, donde entonaron consignas contrarias a Néstor Ibarra y reclamaron el castigo a los culpables. Al término de la marcha se produjeron incidentes con heridos y detenidos.


 Ibarra recibió a familiares tras un expreso pedido del presidente Néstor Kirchner, acotado por las presiones de la oposición, que pugna por una interpelación en la Legislatura.


 Los familiares --dijeron testigos-- escucharon con escepticismo las promesas de Ibarra y le advirtieron que "no se puede desentender" no sólo de la tragedia, sino de la "desinformación" y el "maltrato" posteriores.


 Marcelo Calderón, que perdió a su hermano y su sobrino en el desastre y tiene a una sobrina en terapia intensiva, aseguró que la reunión con Ibarra "sirvió para tenerlo cara a cara y decirle lo que pensamos".


 "Las palabras no alcanzan. Quizás esta reunión sirvió para tenerlo frente a frente y decirle a Ibarra que es parte de los hechos y no se puede desentender, pero esta reunión tendría que haber sido mucho antes", destacó.


 Los familiares criticaron a Ibarra por haber priorizado la reunión con empresarios de discotecas, en vez de darle un lugar a las víctimas.


 Hugo Leiva, cuyo hermano Julio, de 24 años, murió en la tragedia de Once, afirmó que Ibarra "prometió mejorar la seguridad en los locales bailables", al recibir a los deudos a partir de las 11.


 Ibarra, por su parte, dijo a la prensa que "vamos a estar con grupos de familiares tratando de escucharlos, compartir el dolor y ver de boca directa de ellos qué están necesitando".


 El funcionario enfrenta el vertiginoso deterioro de su segundo período al frente del gobierno porteño, jaqueado por reclamos y protestas, pero también por la oposición, que ratificó ayer sus intenciones de interpelarlo en la Legislatura.


 Fuerzas macristas y de izquierda insistieron, sin mezclarse, en avanzar en el reclamo de interpelación, lo cual traduce la ineficacia del movimiento de Ibarra, que asistió el miércoles en forma espontánea a la Legislatura.

En la Casa Rosada. Por su lado, el presidente Néstor Kirchner volvió a recibir ayer, primero por la mañana y luego por la tarde, a dos grupos distintos de familiares directos y amigos de las personas fallecidas, a quienes les reiteró su "compromiso personal" para que reciban asistencia.




 "Todos los ministros están a disposición y si tienen algún inconveniente, me lo hacen saber, ya lo saben", ofreció Kirchner.


 A partir de este ofrecimiento, familiares de víctimas comenzaron a recorrer los ministerios de Interior, de Justicia, de Desarrollo Social y de Salud, para realizar sus reclamos.


 El jefe del Estado estuvo por la mañana con un grupo y a la tarde, pese a que tenía previsto viajar a Santa Cruz y hasta llegó al aeroparque porteño, regresó imprevistamente a la Casa Rosada para un nuevo encuentro, esta vez con parientes de 6 de las víctimas.


¿Quién hizo volver al presidente?









 Como consecuencia de un enigmático llamado telefónico, el presidente Néstor Kirchner postergó ayer, en principio para hoy, después de mediodía, el viaje que tenía previsto realizar a Santa Cruz, y siguió desde su despacho las alternativas de la marcha en Plaza de Mayo.


 Mientras los manifestantes se desplazaban desde Plaza Once hasta casi las puertas mismas de la Casa de Gobierno, Kirchner recibía a grupos de damnificados por la tragedia.


 A media tarde, el primer mandatario había llegado al sector militar del aeroparque y abordó allí el avión que lo llevaría hacia El Calafate, donde tenía previsto realizar un encuentro con sus más directos colaboradores, entre ellos el jefe de Gabinete, Alberto Fernández.


 Pero en forma inesperada, Fernández --con quien había estado reunido en Olivos y lo acompañaba a Santa Cruz-- le acercó un celular.


 El presidente escuchó, bajó del avión, subió nuevamente al helicóptero y volvió a Olivos. Desde allí, poco después, emprendió el retorno a la Casa Rosada, donde arribó poco antes de las 19.


 No se pudo saber quién hizo el llamado ni cuál fue el motivo, pero por la reacción presidencial de postergar su viaje a Santa Cruz y porque la comunicación le fue pasada directamente por el jefe de Gabinete, es evidente que se trató de un tema urgente.


 Una vez en su despacho, Kirchner continuó reunido con su jefe de Gabinete y de inmediato hizo ingresar a un grupo de familiares de las víctimas del siniestro.


 Atento a que en todas las reuniones que mantuvo con los damnificados por la tragedia Kirchner les había señalado que le "hicieran saber" si alguno de sus colaboradores no les daba solución a lo que requerían, se presume que ese llamado podría estar relacionado con algún pedido no resuelto.


 Asimismo, se especuló con que la comunicación provenía del ministerio del Interior, informando que la marcha programada hacia Plaza de Mayo se preveía más grande de lo esperado y no era prudente que el jefe del Estado estuviera fuera de la Capital, porque podría haber reacciones adversas.


 De todas maneras, no hubo ningún tipo de información oficial sobre el particular, así como tampoco sobre las razones por las cuales el jefe del Estado postergó su viaje a El Calafate.




Interpelación. La Legislatura porteña se reunirá hoy a las 11 para discutir una posible interpelación al jefe de gobierno, Aníbal Ibarra, en una sesión que se prevé como mínimo candente. Dados como están los números, para la sesión especial el bloque del kirchnerista Frente para la Victoria podría convertirse en el árbitro de la embestida macrista-izquierdista contra Ibarra.


Chabán se "hará cargo"
de su responsabilidad















 El empresario Omar Chabán declarará próximamente ante la juez María Angélica Crotto, para "hacerse cargo" de "la responsabilidad que él pueda haber tenido en este drama", dijo ayer su defensor.


 "El general (Juan Domingo) Perón decía 'todo en su medida y armoniosamente', y eso debo aplicar en esta causa. Por un lado, todavía no sé cómo sucedieron los hechos, porque no pude hablar de lo ocurrido con Chabán a raíz de su estado emocional. Por otro, la juez dispuso el secreto de sumario y no conozco el expediente", explicó el abogado Pedro D'Attoli.


 Por otra parte, Crotto ordenó localizar al empresario canadiense Salvatore Albano, que tras la catástrofe en República Cromagnon, contó por radio y televisión que hace un año presentó un presupuesto para dotar al local de un sistema contra incendios y que Chabán rechazó el proyecto, cuyo costo era de 17.000 pesos.


 El testimonio de Albano "es fundamental", dijeron fuentes judiciales.


 Chabán, creador de República Cromagnon, fue examinado ayer por psicólogos y psiquiatras que elaboraron un informe sobre su condición emocional y psíquica, contó D'Attoli, quien afirmó que su asistido "no es inimputable".


 "Visité hoy (por ayer) a Chabán y los psicólogos y psiquiatras me dijeron que ya estaría en condiciones de hablar de lo que pasó. Yo estoy, digamos, trabajando como en el aire, porque no he podido escuchar lo que él tiene para decir. Necesito hablar con él, pero lo haré cuando me digan que está en condiciones anímicas de afrontar esa charla", agregó el letrado.


 "Cuando declare él --indicó-- se va a hacer cargo de lo que a él le compete, pero no sabemos si eso sucederá antes o después de que la juez defina su situación procesal".


Juan José Alvarez asumiría hoy









 El jefe de gobierno, Aníbal Ibarra, dijo ayer que "probablemente" hoy asuma Juan José Alvarez como secretario de Seguridad porteño.


 "Probablemente el viernes (por hoy) por la tarde. Tengo que coordinar alguna cuestión, pero probablemente (sea) el viernes por la tarde", subrayó en declaraciones radiales.


 Por su parte, el ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian, relativizó esa designación porque la ciudad carece aún de policía propia.


 "No me queda claro para qué quieren un secretario de Seguridad en una ciudad que no tiene ni siquiera policía", opinó.


 Mientras tanto, diversos sectores cuestionaron la designación de Alvarez en el cargo.


 Alberto Santillán y Vanina Kosteki, padre de Darío y hermana Maximiliano, piqueteros ultimados en el puente Pueyrredón, repudiaron la designación de Alvarez, ex ministro de Seguridad y Justicia del gobierno de Eduardo Duhalde "y uno de los máximos responsables de la masacre del 26 de junio de 2002", señalaron.


 "Paradójicamente, el gobierno de Aníbal Ibarra, responsable directo de la muerte de más de 180 jóvenes en los sucesos del 30 de diciembre del local República Cromagnon, termina premiando a quien fuera uno de los responsables de la planificación, ejecución y justificación de los crímenes de Avellaneda", añadieron.


 También la conducción nacional de ARI lamentó que se esté "increíblemente volviendo al pasado con el nombramiento de quien fuera responsable directo de las muertes de Kosteki y Santillán en la masacre de Avellaneda".


 A su turno, el jefe del kirchnerista bloque del Frente para la Victoria, de la Legislatura porteña, Diego Kravetz, planteó su "total desacuerdo" con la designación de Alvarez y sostuvo que "llega con un muy fuerte apoyo político del duhaldismo y la venia del gobierno nacional".


 Por último, el bullrichista Fernando Caeiro, secretario político de Unión por Todos, expresó que "Ibarra se entrega y le besa el anillo al capo mafia de Eduardo Duhalde para preservar su continuidad política, fuertemente cuestionada por la inoperancia y corrupción en su gestión".


Dramático testimonio
de una sobreviviente










 Una sobreviviente del siniestro realizó un dramático relato de cómo logró salvarse y confirmó que el dueño de República Cromagnon, Omar Chabán, estuvo durante "15 minutos" pidiendo a los asistentes, a los que llamó "manga de p...", que no encendieran bengalas, porque si lo hacían "puede llegar a ser una masacre".


 Giselle Margonari, de 24 años, realizó una conmovedora descripción de los terribles momentos que vivió en la noche del 30 de diciembre cuando, entre "gente pisoteada, que caía, que me agarraba los pies, desesperada", logró encontrar la puerta de salida y salvar su vida, cuando ya se estaba "resignando" a morir.


 "Salí viva, pero me dije: 'No sé si estoy muerta'. Empecé a caminar a la deriva, llorando, gritando, no entendía nada, todo era un caos", contó a radio Mitre, el mismo día en que el diario "Clarín" publicó una carta abierta en la que Giselle evoca sus penurias.


 En la nota, Giselle afirmó: "Varios minutos antes que los integrantes (de Callejeros) subieran al escenario, la atención se localizaba en esa persona que estaba allí, desde la cabina, un señor que recién ahora puedo reconocer: el dueño del boliche, Omar, que decía: 'Che, manga de p..., no prendan bengalas, déjense de j... con los tres tiros. ¿No se dan cuenta del peligro de esto?'", indicó Giselle.


 Recordó también que Chabán advertía al público: "Acá hay más de seis mil personas. Nos vamos a morir todos. Si esto se incendia, no se salva nadie. Tomen conciencia, b..., del peligro de una bengala, de un tres tiros, en un lugar cerrado. Puede llegar a ser una masacre".


 La joven precisó que la advertencia del empresario se prolongó "durante al menos 15 minutos" y que la respuesta del público "siempre era la misma: 'Borom bom bom, borom bom bom, andá a la p... que te p...'"


 Entonces, continuó, "se apagan las luces, se enciende el escenario, y el 'Pato' (por el líder de Callejeros) ahí. Empezaba el show, el show que nunca nadie se hubiera imaginado jamás; el show que nunca me hubiera gustado presenciar. 'Bueno, ya escucharon, no j... con las bengalas, no tiren nada, somos muchos y esto es un lugar cerrado, se incendia y va a ser una catástrofe. ¿Se van a portar bien? ¿Se van a portar bien?' 'Síii!!!', fue la respuesta", prosiguió la chica.


 La joven afirmó que cuando Callejeros interrumpió su primer tema, "me di vuelta para ver, allá en lo alto, el fuego en una bandera; en ese momento, sin reaccionar todavía, esperando a que se apagara en una cuestión de segundos. Pero todo cambió también en cuestión de segundos, cuando se empezó a extender al techo".


 "Fue en ese segundo que la gente se abrió automáticamente, dejando un agujero en el medio de la pista, cuando el techo se estaba viniendo abajo, se nos estaba cayendo encima, y así quedamos, pegados los unos a los otros, aplastados, ya entrando en caos", añadió.


 Giselle continuó: "Yo estaba casi adelante de todo, a uno o dos metros del escenario, y no sabía para dónde correr, ni podía, en esa lata de sardinas. Fue en ese preciso momento cuando las luces se apagaron totalmente y el caos, los gritos, la desesperación, el pánico, nos empezó a inundar por completo".


 "Oscuridad, humo negro, llantos, gritos, impotencia, miedo terrible, miedo a morir. Gente pisoteada, gente que caía, manos que me agarraban los pies, las piernas, desesperadas, sin posibilidades mínimas de ser ayudadas. Fue en ese momento que estuve a punto de caer, estaba cayendo, estaba desesperada, me llegaba mi hora, llegaba mi hora de morir. ¿Por qué? ¿Por qué así?", precisó.


 "Preguntas, impotencia, llanto y casi la resignación. Y el humo, que ya no me dejaba respirar más. Rogué no salir vencida, rogué no morir de esa forma. No sé cómo seguí adelante, ni de dónde saqué fuerzas, no sé cómo ni por qué me tocó a mí no morir. Pero cuando tenía las rodillas ya flexionadas, a punto de caer, a punto de morir aplastada, ahogada, calcinada, logré pararme y seguir adelante" hasta alcanzar la puerta de salida, detalló.


Incidentes al finalizar
la multitudinaria marcha


Grupos de jóvenes que se desprendieron cuando la columna principal se desconcentraba, atacaron anoche a los efectivos policiales, pero fueron desbandados minutos después. Hubo detenidos y lesionados.













 Una semana después de la tragedia de República Cromagnon, unas diez mil personas reclamaron anoche a viva voz "justicia" para los 188 muertos en el siniestro, durante una marcha en la que prevalecieron los insultos y el pedido de renuncia al jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra.


 Cuando el grueso de la manifestación se desconcentraba, minutos antes de las 23, grupos de jóvenes atacaron con piedras y elementos contundentes a los efectivos policiales que custodiaban la Jefatura de Gobierno y las fuerzas de seguridad marcharon sobre ellos encabezadas por un camión hidrante.


 Sólo algunos minutos duró el enfrentamiento a raíz del cual se produjeron algunos lesionados, aunque hasta el cierre de esta edición no había precisiones sobre la cantidad ni gravedad de los heridos. También se registraron al menos seis detenciones.


 "Escúchenlo, escúchenlo, escúchenlo, no fue la bengala ni el rock and roll, a estos pibes los mató la corrupción", "Ibarra, Chabán, las tienen que pagar", "Andate Ibarra, la p... que te p...", fueron los principales cánticos de una multitud calculada por la Policía Federal en un piso de 6 mil personas, aunque otros medios la hicieron elevar a diez mil.


 En una caminata tranquila --sin incidentes hasta que se produjeron los disturbios una vez que los familiares se habían desconcentrado--, en la que privó el reclamo de "justicia" y el recuerdo a "los pibes", la multitud partió de Plaza Miserere (estación de Once), frente al santuario levantado tras la tragedia del jueves de la semana pasada, y marchó en silencio por las avenidas Rivadavia y de Mayo hasta la sede del gobierno porteño.


 Allí, un grito estremecedor se hizo carne en la tórrida noche de la Capital: "Se siente, se siente, los pibes están presentes", tras lo cual la multitud lanzó continuos insultos hacia Ibarra.


 Un fuerte operativo de seguridad controló la marcha, que tuvo por momentos siete cuadras, con el objetivo de evitar incidentes como los registrados en la anterior manifestación.


 Dos horas antes del inicio de la marcha, la policía había rodeado con vallas los accesos principales a la sede del gobierno porteño, sobre la Avenida de mayo.


 Otro grupo, algo menos numeroso, pero significativo, manifestó su dolor frente al santuario montado en inmediaciones de la disco de la tragedia, en Bartolomé Mitre al 3100, para honrar la memoria de las víctimas.


 Las principales consignas que cantaron los manifestantes --en su mayoría jóvenes, pero también algunos padres-- apuntaban a la "corrupción" del gobierno y reclamos de "renuncia" del jefe comunal.


 La marcha fue encabezada por una enorme bandera portada por los familiares y amigos que pedía: "Justicia, justicia por nuestros callejeros. Ibarra, Chabán la tienen que pagar. Por comisión investigadora independiente".


 Además, decenas de pancartas fueron alzadas por los familiares con la caras de los muertos, y otras banderas más pequeñas señalaban: "Empresarios, gobiernos, asesinos de la juventud" o una muy colorida que tenía un dibujo de Ibarra con gorro y traje a rayas y la frase: "Que vaya preso con todos los responsables".


 Ni siquiera se salvó el presidente Néstor Kirchner, que permanecía anoche en la Casa Rosada, cuando los manifestantes rodearon la Pirámide de Mayo: "Y Kirchner dónde está, y Kirchner dónde está".


 Luego de la marcha alrededor de Plaza de Mayo, la mayoría de los familiares comenzó a desconcentrarse, mientras otro grupo permanecía en el paseo porteño con banderas argentinas.


 Si bien los organizadores pidieron a los partidos políticos que se quedaran al margen de la marcha, militantes de organizaciones políticas, estudiantiles y de derechos humanos, nucleados en una asamblea, acudieron al encuentro, aunque sin levantar insignias políticas.