El funcionamiento de las zonas francas en Estados Unidos
Las zonas francas de los Estados Unidos funcionan como áreas de acceso restringido, bajo la supervisión del Servicio de Aduanas y autorizadas por el Consejo de Zonas Francas.
Dicha agencia está constituida por la secretaría de Comercio y la secretaría del Tesoro de Estados Unidos.
Las áreas designadas como zona franca deben ubicarse dentro o cerca de los puertos aduaneros de ingreso al país y, en ellas, los procedimientos aduaneros regulares no se aplican, no obstante encontrarse dichas facilidades dentro del territorio y jurisdicción de los Estados Unidos.
Las llamadas FTZ se crearon con el objetivo de estimular y acelerar la participación de los Estados Unidos en el comercio mundial.
Los bienes importados son ingresados a las áreas establecidas como FTZ, sin ser objeto de impuestos arancelarios o de impuestos al consumo.
Adicionalmente, estas áreas ofrecen la ventaja de diferir el pago de aranceles hasta tanto los bienes ingresen al territorio aduanero nacional.
Bajo los procedimientos de las FTZ, el trámite aduanero normal y el pago de impuestos arancelarios para bienes importados no es necesario, hasta que los mismos ingresen en el territorio aduanero.
Los bienes nacionales ingresados dentro de las FTZ, para almacenamiento, destrucción, transformación o exportación, se consideran exportados al ser admitidos y se les aplican para todo efecto las regulaciones de las agencias gubernamentales, impuestos al consumo y draw back.
La concesión de FTZ es otorgada por el Foreign Trade Zone Board y pueden aplicar al disfrute de este derecho tanto entidades públicas como privadas.
El concesionario, generalmente, tiene un operador que administra la zona, el cual, a su vez, subarrienda espacios e instalaciones a los usuarios.
En el largo plazo, aunque los beneficios del libre comercio son mayores que sus costos, no hay duda de que dichos costos son muy reales en términos de empleos perdidos y empresas en quiebra.
Atento a esa realidad, el programa de las FTZ de los Estados Unidos ofrece una forma de mitigar los costos del libre comercio, por medio de una estrategia que permite a la economía incrementar su bienestar total, más allá de los resultados obtenibles por la vía del libre comercio.
Desde antes de la Segunda Guerra
El programa de FTZ en Estados Unidos fue creado en 1934, con la promulgación de la ley de Zonas Francas.
Su objetivo fue el estímulo y facilitación del comercio internacional del país.
La ley creó un mecanismo aduanero por el cual se designan áreas geográficas dentro o adyacentes a puertos aduaneros de entrada, en los cuales los bienes importados reciben el mismo tratamiento aduanero que si se encontraran fuera del territorio comercial de los Estados Unidos.
Las mercancías importadas pueden ser mantenidas en las FTZ sin ser sujeto de impuestos arancelarios u otro tipo de impuestos ad valorem.
Esta exoneración de impuestos está diseñada para reducir los costos de las operaciones productivas con base en el territorio de los Estados Unidos y de esta forma, mejorar la competitividad internacional de dichas empresas.
Además, se logra el objetivo de crear y mantener empleo, inversiones y oportunidades de negocios, que, de otra forma, buscarían otros países con mejores condiciones.
Desde 1934 hasta más allá de la Segunda Guerra Mundial, las FTZ fueron mecanismos poco utilizados; esto, por cuanto la ley establecía un mecanismo de cálculo de impuestos a la internación de productos de zona franca, en el cual la aduana cobraba impuestos sobre el valor total del bien, incluyendo los insumos locales, costos salariales y utilidades.
Esto creó lo que se denominó en los Estados Unidos el modelo de isla, es decir que la actividad de la zona franca estaba aislada totalmente de la economía doméstica, como resultado de estas disposiciones.
En 1950, en una enmienda a la ley de creación de las Zonas Francas, se elimina el modelo de isla que estableció la ley de 1934, y se proveyó un nuevo marco legal que, efectivamente, estimulaba las operaciones de negocios con base en los Estados Unidos y que facilita la integración de la actividad económica dentro de la zona franca con el resto de la economía del país.
Tal enmienda, aunque fue un gran avance conceptual para el programa de zonas francas, tuvo muy poco efecto práctico sobre el desarrollo de las actividades manufactureras.
La estructura arancelaria existente favorecía la importación de insumos y materias primas para su transformación dentro de la economía local y castigaba la importación de bienes finales.
Por otra parte, la proporción de la producción manufacturera dedicada a la exportación era muy reducida.
En Estados Unidos, desde una perspectiva arancelaria, la relación existente entre las materias primas, los bienes intermedios, las partes y componentes y los bienes finales, hace que, a medida que se incorpora mayor valor agregado en el proceso productivo, el nivel arancelario es mayor.
Esa forma de establecer aranceles sobre las importaciones permite al país cumplir con los dos objetivos de los aranceles: incrementar los ingresos fiscales y promover la producción doméstica.
Con todo, los acuerdos multilaterales de comercio generaron, dentro de la estructura arancelaria de los Estados Unidos, un raro y peligroso fenómeno, en el cual la tarifa arancelaria aplicable a los insumos y bienes intermedios importados para producir el bien final eran mayores, en conjunto, que las que aplicaban para el producto final importado.
De tal forma, aunque se estaba permitiendo el acceso de bienes finales importados al mercado, la relación arancelaria imponía un costo contraproducente y no intencionado sobre el productor doméstico.
Un variado menú
Las zonas francas, en los Estados Unidos, pueden clasificarse en Zonas de Propósito General y Subzonas.
Las Zonas de Propósito General son muy similares a lo que se conoce en Latinoamérica como zonas francas comerciales, y se dedican, fundamentalmente, a la distribución y el reempaque de mercancías, siempre que no cambien en el estado físico del producto.
Las empresas dentro de las Zonas de Propósito General sólo pueden ser constituidas por entidades públicas y asociaciones sin fines de lucro, como, por ejemplo, las cámaras de comercio.
Las Subzonas son una derivación de la modalidad anterior y se dedican a la manufactura y embalaje.
Dentro de esta categoría, se encuentra a las zonas francas especiales, que son bodegas públicas con naves dedicadas al almacenamiento de productos y a la captación de personal.
A las Zonas de Propósito General y a las Subzonas se puede ingresar cualquier tipo de producto no prohibido por la ley y hay controles sobre los productos químicos o tóxicos.
Los productos sujetos a cuotas de importación dentro de los Estados Unidos pueden ser admitidos dentro de las zonas francas hasta tanto se permita nuevamente su importación dentro del territorio aduanero nacional y que el producto sea transformado en un bien no sujeto de cuota.
La venta al detalle de productos importados no es permitida.
Sí es permitida la venta al detalle de productos procedentes del territorio aduanero nacional.
A pesar de todo, un lugar para vivir
La Argentina es el mejor país para vivir en América Latina, seguida por Chile, Costa Rica y Uruguay, de acuerdo con un informe de la Organización de Naciones Unidas.
El índice de desarrollo humano (IDH), preparado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se publica una vez por año e incluye a todos los países sobre los que se tienen estadísticas.
En el listado, la Argentina se colocó, en 2004, en el puesto número 34; Chile, en el 43; Costa Rica, en la posición 45, y Uruguay, en la 46.
Entre los países latinoamericanos, les seguían Cuba, en el puesto 52; Méjico, en el 53, y Venezuela, en el 68.
Brasil cayó a la posición número 72, desde el puesto 65 que había ocupado en 2003.
Colombia figuró en la posición 73.
Perú se ubicó en el puesto 85, Paraguay en el 89 y República Dominicana en el 98.
Entre las naciones de América Latina, les seguían Ecuador, en la posición 100; El Salvador (103), Bolivia (114), Honduras (115), Nicaragua (118) y Guatemala (121).
Haití, la nación más pobre del hemisferio occidental, estaba en el puesto número 153.
Noruega, Suecia, Australia, Canadá y Holanda, en ese orden, se posicionaron como los cinco mejores países para vivir.
Desde 2003, Estados Unidos bajó un puesto, al octavo lugar en el reporte, que no sólo considera el ingreso per cápita de los países, sino, también, los niveles de educación, salud y esperanza de vida, para medir el bienestar de una nación.
Irak, Afganistán, Corea del Norte y Liberia no fueron incluidos en la lista, por falta de datos.
Noruega viene liderando la lista en los últimos cuatro años.
Las naciones industrializadas, como es habitual, estuvieron en los 20 primeros puestos.
Bélgica está en el sexto lugar, seguida por Islandia (7), Estados Unidos (8), Japón (9), Irlanda (10), Suiza (11), Gran Bretaña (12), Finlandia (13), Austria (14), Luxemburgo (15), Francia (16), Dinamarca (17), Nueva Zelanda (18), Alemania (19) y España (20).
Italia se colocó en el puesto 21, y luego Israel, en el 22.
En el fondo de la lista, por séptimo año seguido, se ubicó Sierra Leona (177), que sufre una guerra civil que se prolonga por mas de una década.
Oportunidades comerciales electrónicas
Productos solicitados por otros países:
Chile
* Sector: Industria alimentaria.
* Demanda: Frutas frescas.
* Vigencia: 23 de febrero de 2005.
India
* Sector: Misceláneos.
* Demanda: Melaza.
* Vigencia: 4 de marzo de 2005.
Chile
* Sector: Indumentaria.
* Demanda: Calzado para damas.
* Vigencia: 14 de marzo de 2005.
Turquía
* Sector: Hierbas aromáticas y medicinales.
* Demanda: Especias y hierbas medicinales.
* Vigencia: Abierta.
Las empresas interesadas en obtener más información acerca de las oportunidades comerciales electrónicas pueden tomar contacto con el Trade Point de la Zona Franca Bahía Blanca-Coronel Rosales, Donado 80, de lunes a jueves, de 9.30 a 12.30 y de 13.30 a 16, teléfono (0291) 4559292; correo electrónico [email protected]. Para ver más oportunidades, puede visitarse la página web www.tradepointzf.org.ar.