Bahía Blanca | Viernes, 04 de julio

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Hidalgo: "Es mi segunda casa"

Aquellas escapadas para prenderse en los picados de los potreros de Las Tres Villas lo marcaron a fuego y le trazaron un destino con la pelota en los pies. Los inicios en el barrio Villa Mitre fueron para Alejandro Hidalgo momentos de felicidad, de compartir la infancia con los compañeros de la Escuela Nº 9 y de jugar en la vereda de su domicilio particular, en Agustín de Arrieta al 600.
Nora Páez, bochófila; Alejandro Hidalgo, futbolista y Martín Ipucha, basquetbolista, son parte de la historia de Villa Mitre.


 Aquellas escapadas para prenderse en los picados de los potreros de Las Tres Villas lo marcaron a fuego y le trazaron un destino con la pelota en los pies.


 Los inicios en el barrio Villa Mitre fueron para Alejandro Hidalgo momentos de felicidad, de compartir la infancia con los compañeros de la Escuela Nº 9 y de jugar en la vereda de su domicilio particular, en Agustín de Arrieta al 600.


 "Siempre viví momentos muy lindos con amigos, gente del barrio o vecinos. En 1985 cambió mi vida cuando el `Chin' Raúl Bermejo me llevó al club", recordó Hidalgo, quien ahora tiene 31 años y está casado con Gisella.


 "Fue la persona que me dio la posibilidad de integrarme al fútbol infantil y a partir de ahí comenzó a formarse mi carrera", agregó.


 --¿Qué representa Villa Mitre en tu vida?


 --Es mi segunda casa. Desde que empecé en infantiles voy cinco días por semana al club, por lo que estoy eternamente agradecido a quienes me enseñaron a quererlo.


 --Bermejo fue el culpable.


 --Con él aprendí lo que es el respeto por mis compañeros y los rivales, y a valorar lo que hago. Después vinieron Eduardo Villa y Rubén Araujo, dos grandes personas, y también el "Titi" Néstor Santanafessa, quien merece un párrafo aparte.


 --¿Como hincha de Villa Mitre qué sentís en este nuevo aniversario?


 --Para mí es algo muy importante. Mamé y me crié en este club. Soy un hincha que tiene la suerte de vivir la pasión dentro de la cancha.


 --Ser de Villa Mitre marca una diferencia con el resto de la ciudad.


 --Villa Mitre es un barrio que no necesita nada de lo que es el centro de Bahía. Acá hay comercios de todo tipo y la gente no necesita ir a otro lugar para abastecerse. Ese es el orgullo del que vive acá, mas allá de que por ahí nos fanatizamos un poco.


 --¿Cuáles fueron tus mejores momentos en el club?


 --Todos. Aquí hice amigos como Daniel Paz, a quien conocí en inferiores. No puedo marcar un momento en especial, aunque en lo deportivo la mejor etapa fue entre 1996 y el 2000.


 --En Primera alcanzaron notoriedad en una época en el que el club tuvo hegemonía sobre el resto.


 --La verdad es que nunca pensé que iba a jugar en Primera. Por eso haber participado de los Torneos del Interior, haberle sacado la hegemonía a Olimpo en una época y haber salido campeón después de 46 años son recuerdos que atesoro en lo más íntimo.


 "Lo que más valoro, sin embargo, es que pude contribuir para que Villa Mitre se hiciera conocido en el país, desde Comodoro Rivadavia hasta Misiones".


 --¿Cuál es la realidad del club en la actualidad?


 --Pese a la difícil situación económica los directivos siempre hicieron lo mejor para mantener el prestigio que se ganó Villa Mitre. También depende de nosotros, los jugadores, seguir afianzando con logros todo lo que se construyó. Ojalá se pueda volver a la "B" Nacional.


 --¿Qué pensás hacer cuando te retires?


 --Apoyar. Hoy soy parte del club y quiero agradecer a gente como Juan, una persona con valores morales muy altos.


 --También sos parte de la historia.


 --En casi 15 años en Primera (350 partidos y 49 goles) me siento un privilegiado porque sigo disfrutando de estos colores.

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Páez: "Se me
eriza la piel"











 Si hay algo que la distingue por sobre el resto es que en su rostro siempre aflora una sonrisa.


 Nora Páez vive la vida de una manera muy particular, lejos de los prejuicios y aferrada a sus condiciones naturales de excelente jugadora de bochas. Y es en la cancha donde despliega todo su talento.


 En Villa Mitre la conocen como "Norita", dado que su incursión en las lisas y rayadas fue en brazos de su padre --Genaro Francisco, el bochador del club-- quien la llevaba a ver los partidos de tercetos.


 "Siempre iba con papá, aunque el 'gustito` por el juego recién lo agarré a los 15 años cuando me invitaron a jugar porque necesitaban presencia femenina", recordó Nora, quien nació en la calle Alberdi, entre Washington y Remedios de Escalada, por obra de una conocida partera que se llamaba Antonia.


 "Quince años más tarde nos mudamos a Maipú 1830 y luego a Caseros 1993, donde se construyó la casa de mis padres", explicó.


 "Tuve una infancia muy feliz, rodeada de familiares que siempre me brindaron amor", dijo orgullosa y afirmó que cursó la primaria en Escuela Nº 16.


 "Ahí, precisamente, el jueves hubo un acto muy emotivo con la presencia de ex alumnos y dirigentes del club. Me emocioné mucho", sostuvo, mientras comentó que el secundario lo cursó en el Ciclo Básico y que llegó hasta tercer año.


 "También fui unos años a la Cultura Inglesa, pero mi inclinación por el deporte pudo más", reveló.


 Además de las bochas, donde tuvo como maestros a Juan José Rosso y Danilo Constantini, entre otros, reconoció que le gustaba el sóftbol --jugó hasta los 13 años--y el básquetbol.


 "Lo que me queda grabado, sin embargo, es el reencuentro con amigos de cada verano en la pileta de natación", añadió.


 Los sábados había otra cita infaltable en el club, donde los bailes convocaban a centenares de personas cuando tocaban "Los Ringos" (Néstor Bianchimano, Rubén Aragón y los hermanos Polici) o se presentaban Los Náufragos, Fernando de Madariaga, Sandro o Sergio Denis.


 "¿Qué siento por Villa Mitre? Pasión. Es inigualable, y con ver la bandera se me eriza la piel", aseguró.


 Nora tuvo sus mejores años como deportista en la década del '70, con la obtención de un par de campeonatos individuales. También integró el seleccionado bahiense conquistando zonales --este año fue campeona en el de tercetos en Bahía--, provinciales y un tercer puesto en el Argentino.


 No obstante aclaró que el momento de mayor felicidad lo vivió en el homenaje que le hicieron a su padre cuando le pusieron el nombre a la cancha de bochas de Villa Mitre.


 "Voy a seguir jugando acá porque lo siento como una necesidad. Pasan dos o tres días y no aguanto si no voy a practicar o a arrimar alguna bochita.


 "Soy como el buen hincha: seguidor empedernido", afirmó Nora, madre de Franco y de Aldana, y abuela de María Mailén.


 "El barrio es lo mejor que tenemos porque la gente es amable y muy solidaria", insistió antes de despedirse.

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Ipucha: "Empecé
a ir con pañales"











 Es prácticamente inevitable referirse al básquetbol villamitrense y dejar de lado el nombre de Martín Ipucha.


 Con el paso de los años, la relación de afecto entre el basquetbolista y la gente del tricolor se convirtió en un ida y vuelta constante.


 "Empecé a ir con pañales al club", recordó quien nació el 17 de julio de 1966. Sin dudas en esa época, en la que prácticamente gateaba por el gimnasio "José Martínez", Ipucha no imaginaba el idilio que alimentaría con la entidad villamitrense a lo largo del tiempo.


 El año pasado se fue a Olimpo y se convirtió en uno de los artífices del añorado ascenso a Primera. Después de dar la vuelta olímpica dijo que se alejaba del básquetbol.


 Pero en el receso se arrepintió. El corazón le dictaba que no podía dejar la actividad con la casaca del tradicional rival y fue fiel a sus sentimientos.


 Se puso nuevamente los pantalones cortos y se alistó en el tricolor. Como debía ser.


 Actualmente, con menos piernas pero mucho corazón, tiene participación en el primer equipo, aunque el suyo dejó de ser un papel protagónico.


 La única condición que entreveró, en el retorno a su "casa", es que este año sí será la última... ¿Cumplirá?


 --¿Sos consciente que pertenecés a la historia del club?


 --No sólo yo me siento parte de la historia de Villa Mitre, sino que toda la familia Ipucha piensa lo mismo. Mis antecesores estuvieron identificados antes de que se creara el club.


 --¿Qué representa Villa Mitre para vos?


 --Es la vida de uno. Me crié en el club y me acuerdo que iba con los pañales puestos... Ahora tengo casi 40 años y sigo viviendo a 25 centímetros. Tengo amigos y enemigos, pero es mi propia vida.


 --¿Cómo es el hincha de Villa Mitre?


 --Totalmente diferente al resto. Sobresalen por tener una pasión y una entrega hacia al club que nunca vi en otras instituciones por las que pasé. Hubo gente que puso plata cuando en la casa no tenía para comer.


 --¿Villa Mitre es una ciudad aparte?


 --A mí no me cabe ninguna duda. Sólo nos falta una Municipalidad (risas)... El otro día sacábamos cuentas y nos faltaría un cine, el que teníamos hace 40 años en una de las cinco esquinas. Villa Mitre es un barrio de 80 mil habitantes y no sé, por ejemplo, cuántos tendrá Punta Alta (NdR: 60 mil).


 --¿Cuáles fueron tus mejores momentos?


 --Siempre todo lo pasado parece mejor, y debe ser por el sistema de vida que lleva la gente ahora, donde te encontrás con cosas malas. De chicos vivíamos acá. Con mis amigos llegábamos al club a las 9 de la mañana y nos íbamos a las 9 de la noche.


 --¿Tenías otras expectativas en el torneo Ciudad de Bahía Blanca (están séptimos y se completa el lunes)?


 --Sí. Por cómo se armó el equipo, uno pensaba que se podía terminar más arriba, pero se nos fueron el "Búho" Arenas, el entrenador (Silvio Montero) y ahora el base (Matías Oyhamburo). No sé qué pasará de ahora en más.


 --¿Cómo se sienten con Carlos Boismené?


 --Muy bien. "Tite" nos está dando una inyección anímica que hay que ver cómo la trasladamos a los resultados.


 --¿Qué objetivos se fijaron para el Oficial?


 --Va a ser el mismo, aunque es cierto que ahora estamos pensando más en salvar la categoría.