Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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El "Cuartito azul", una escuela de baile

Medio siglo antes de ser considerado un prócer del tango, Mariano Mores vivía en una casa en cuyos fondos había una habitación que sirvió como escenario para sus primeros escarceos amorosos con su primera novia. Los muros de esa construcción fueron coloreados con pastillas de azul, unos panes blanqueadores para la ropa que se usaban en épocas en que imprimir una tonalidad inmaculada a la indumentaria todavía no motivaba una despiadada batalle de comerciales televisivos.




 Medio siglo antes de ser considerado un prócer del tango, Mariano Mores vivía en una casa en cuyos fondos había una habitación que sirvió como escenario para sus primeros escarceos amorosos con su primera novia.


 Los muros de esa construcción fueron coloreados con pastillas de azul, unos panes blanqueadores para la ropa que se usaban en épocas en que imprimir una tonalidad inmaculada a la indumentaria todavía no motivaba una despiadada batalle de comerciales televisivos.


 Aquella novia primera es la mujer del artista desde hace más de siete décadas.


 Y ese espacio mitológico, inspiró a Mores a darle letra a Mario Batistella para que le pusiera música a una de sus obras más antológicas.


 Lo cierto es que además de baluarte de la música de una ciudad, aquel "Cuartito Azul", hace dos años también floreció en nuestra ciudad en escuela de baile de tango, por obra y gracia de Marina Iglesias, una profesora de físico menudo que, dicen los que saben, se agiganta sobre los escenarios hasta ser capaz de llenarlo todo con sus movimientos.


 Para celebrar esta historia, esta noche, a las 21.30, esta entidad bahiense en el auditorio de la UNS (avenida Colón 80) ofrecerá a la ciudad el espectáculo denominado Tango con estilo y un homenaje a Mariano Mores.


 Contendrá un resumen de la primera (y muy exitosa) presentación de este grupo de baile, concretada en noviembre pasado a sala llena al que se le agregará un homenaje al autor del tango cuyo nombre sirve como carta de presentación a esta academia.


 Según se anuncia, está prevista la intervención de 20 bailarines, además de la del vocalista Pablo Gibelli.


 "La función está dividida en dos partes: en la primera parte utilizaremos todo un vestuario de acuerdo con distintas épocas, comenzando por lo más antiguo, siguiendo por lo `canyengue', luego algo más bien orillero hasta llegar a lo más moderno", adelantó Marina.


 En ese segmento se incluyen temas como Bien criolla y bien porteña y Canción de Buenos Aires --los dos interpretados por Gibelli-- y el vals Corazón de oro, A la gran muñeca de Carlos Di Sarli, Sans Souci, Papas calientes y El flete, entre otros.


 Cabe consignar que estas últimas creaciones han sido rescatadas por nuevos grupos como Tubatango, los cuales los han registrado en nuevas versiones respetando la sonoridad original.


 "Cada número tiene un vestuario distinto, confeccionado por nosotros mismos", destaca la profesora, responsable además de la mayoría de las hechuras de los distintos trajes.


 Marina también señala que como este año, la escuela incorporó clases de folklore, a cargo del profesor Martín Miró, habrá dos intervenciones del género dentro del espectáculo.


 "En la mitad inicial hacemos un tango-zamba de Don Osvaldo Pugliese que se llama Abrazo fraternal y sobre el final, zapateamos un tango-malambo de Mariano Mores", anticipa.


 Precisamente con relación al homenaje al autor de las partituras de Uno y Cafetín de Buenos Aires, consiste en una serie de coreografías de obras como Taquito militar, El firulete y Gricel, entre otras.


 "En total, la velada tendrá una duración de una hora y media, lapso durante el cual se escucharán unos 20 temas en total", menciona.


 El precio de la localidad fue fijado en 5 pesos.


 "En el anterior espectáculo, se llenó la sala completamente y aún así no alcanzamos a cubrir los gastos, pero no importa. No hacemos esto con el afán de ganar dinero sino de compartir nuestro trabajo con mucha gente y ofrecer un espectáculo agradable en una sala tan cálida como ésta", indica.


La academia y su directora.







 Esta escuela de baile funciona en la calle Thompson 245 y cuenta en la actualidad con 75 alumnos, de diversas edades y niveles.


 "Una de nuestras particularidades es que trabajamos con cada uno de acuerdo con su nivel, teniendo en cuenta sus posibilidades y los progresos que va evidenciando", dice Marina, quien se inició en esta disciplina hace 8 años, en el Centro de Residentes Pampeanos.


 "Tras haberme perfeccionado bastante a través de varios cursos aquí y en Buenos Aires, hace dos que decidí comenzar a enseñar", comenta.


 Lo llamativo es que el tango pudo más que su vocación por la Ingeniería Química y la Matemática, carreras ambas en las que avanzó durante tres años.


 "El tango pudo más que todo. Estudiar me ayudó a desarrollar una cierta capacidad pedagógica que debe haber en mí y la verdad es que desde el punto de vista musical, el tango también tiene algo de ciencia exacta", compara.


 Tras fundamentar que la aritmética le es funcional a la danza para explicar los tiempos de la música, enseguida aclara que la exactitud no implica estructuramiento o frialdad.


 "Dos más dos es cuatro, pero tres más uno también y el secreto está en jugar con todo ese tipo de variantes e improvisar mucho. De hecho, en el espectáculo hay partes que se hacen improvisadas, así como hay otras en las que se respeta una coreografía", informa.


 Finalmente y en otro orden, Marina asume que la enseñanza del tango ha proliferado y se ha traducido en la aparición de muchas academias en la ciudad, aunque destaca que la convivencia entre todas es muy buena.


 "La buena relación se sustenta en compartir las milongas que periódicamente organizamos cada uno. Para poder cumplir con este ritual, todos los que bailamos tango nos necesitamos", concluye.



PERSONAL

* Marina Iglesias tiene 28 años recién cumplidos y hace seis que baila con Angel Martínez, su pareja en la danza y su novio en la vida.

* Estudió en las Escuelas Medias de la UNS y se graduó en Agricultura y Ganadería.

* Asegura que el tango le gustó desde siempre, aunque no se explica muy bien de donde viene su pasión por el baile. "Me dicen que mi padre ya fallecido, de joven bailaba bien, pero no es algo que yo haya vivido", dice.