Cartas y sugerencias
Fuera del reglamento
Soy una persona de 73 años y me gustaba hasta ahora participar en los Torneos Abuelos Bonaerenses, del distrito de Coronel Dorrego. Resido en Oriente y es aquí, en la Comisión de Cultura de la Municipalidad, donde realizo la inscripción.
Viajamos a Coronel Dorrego a presentarnos cada cual en su categoría y vengo contenta porque gané en esta instancia. El 28 de octubre debía presentarme en Laprida a competir con el mismo producto. Para mi asombro, me encontré con que no podía participar, porque el licor de durazno que había preparado no estaba dentro del reglamento por el hecho de contener alcohol.
Yo ignoraba dicha norma, y me pregunto: los responsables en Coronel Dorrego ¿lo sabían? Si no, ¿cómo me explican la aceptación y la participación a nivel regional? Siento vergüenza ajena porque los empleados en Laprida me preguntaron si no había leído el reglamento, al que yo nunca tuve acceso.
Me duele la falta de seriedad y consideración por parte del personal a cargo de los Torneos Bonaerenses del municipio hacia personas como yo. Espero que en el futuro se tenga en cuenta este tipo de falencias en la organización. Esta es mi queja, pero soy una más de los tantos participantes que se han sentido atropellados por estas actitudes. Lo hago público para tratar de revertirlo.
Teresita Alvarez
Oriente
El nombre de un edificio
En la nota aparecida en LNP, página 48, Ingeniería y Arquitectura, el 24 de octubre, en el recuadro "La ciudad al detalle", se menciona al edifico Luch-Mayor. Lamentamos mucho se sugiera que la inscripción en nuestra puerta vidriada de ingreso es obra de nuestra ignorancia.
Hasta el pasado 5 de octubre de 2004, fecha en que lamentablemente falleció, habitó entre nosotros la última descendiente directa del Sr. Lorenzo Tomas Garau, su hija Clarisa Tomas Garau, quien vivió en el edificio desde su inauguración, en 1970. No así su padre, quien murió antes de la finalización de la obra. Por cierto, el apellido Tomas Garau de ninguna manera lleva acento, como se indica.
Muchas veces la querida Clarisa nos ha relatado la historia y conocemos el deseo del Sr. Lorenzo Tomas Garau respecto de su pueblo natal: Llucmajor.
En la nota no se explica por qué se trocó en la intención original la "ch" por la "c" y la "y" por la "j", quedando Lluchmayor por Llucmajor, en razón de que en los años de dictadura del generalísimo Francisco Franco, se prohibieron en todo el territorio español los dialectos locales, obligando al uso del castellano. Por eso se encontrará en enciclopedias de la época el nombre Lluchmayor, castellanizado.
Suponemos que, en ausencia del propietario del terreno, los avisos publicitarios por la venta de los departamentos del edificio en construcción comenzaron a ofrecerse como Edificio Lluchmayor, hasta el momento de la escrituración definitiva y redacción del estatuto de copropiedad que contiene la subdivisión de la propiedad horizontal.
En ese acto, el 24 de febrero de 1971 en la escribanía Palavecino, se denominó legalmente al edifico como "Luch-Mayor", y así se inscribió el 20 de abril de 1971. Cumplirá, el próximo 21 de diciembre, 34 años desde su inauguración oficial, y no 35 como se menciona.
Tanto conocemos los antecedentes de la inauguración de esta torre que la ilustramos con otro dato: el señor Gabriel Ramón Juliá, quien vino en representación del alcalde de Llucmajor (señor Bruguera, quien no pudo asistir a la gran fiesta y una semana antes del viaje encomendó a su teniente alcalde, señor Juliá) ya traía para este acto un decreto del Honorable Ayuntamiento, firmado el 14-12-1970, en el cual, por reciprocidad, una calle de dicha localidad lleva el nombre de Bahía Blanca, y no era el primer gesto hacia nuestro país, ya que Llucmajor tiene otra calle que se llama Buenos Aires.
Cabe aclarar que en otra nota aparecida con anterioridad en LNP, referida también a este solar, se mencionó erróneamente que la "piqueta demolió la casa del señor Angel Brunel", para construir nuestra torre. Gracias a valiosos datos que nos aportó el coronel Recchi, sabemos que el señor Brunel poseía una quinta donde vivía, denominada La Paz, en el sector de quintas cerca de Alem y Casanova, y que su hermano Augusto era quien vivía en Alem 243, y su hermano Angel lo visitaba asiduamente. En esta nota se dice que el último propietario del terreno fue don Lorenzo Tomas Garau. Lo correcto es lo último.
Por lo tanto, la foto que aparece de nuestra portada no tiene una "curiosa inscripción", ya que, como tantos otros edificios, hemos colocado en ella su denominación legal: Edifico Luch-Mayor. Y así permanecerá en nuestra puerta de entrada, hasta que la Asamblea de Copropietarios decida realizar todos los trámites para el cambio de denominación, sea Lluchmayor o Llucmajor.
Roberto Giangreco, presidente del Consejo de Administración
Bahía Blanca
Salvaje puja
Mientras los funcionarios municipales, los ex funcionarios y los dirigentes justicialistas se sacan los ojos, ¿quién se ocupa de los problemas de la ciudad? No votamos para encontrarnos con este lamentable y vergonzoso espectáculo de salvaje puja entre apetitos individuales, sino para que Bahía Blanca sea administrada cada vez mejor. Pero...
Miguel Fuentes
Bahía Blanca
Un poco de respeto
Como habitante de esta ciudad, quiero expresar mi indignación y mi cansancio moral ante las reiteradas campañas insidiosas --que ignoro por quién o quiénes están articuladas-- en las que, con llamativa frecuencia, cuestionan las características del cementerio privado Parque de Paz.
Los más recientes ataques se consumaron con la llegada de un funcionario ajeno a la ciudad. Otra vez tuve que escuchar hablar sobre la presencia de jugos cadavéricos o la supuesta vista gorda de la anterior gestión comunal o las hipotéticas irregularidades en la documentación del cementerio. También se desató una campaña de difusión sobre su posible clausura.
Cada uno de estos actos mal intencionados y de pésimo gusto ataca la memoria de nuestros seres queridos y atenta contra los sentimientos de cada uno de los deudos. Asimismo, se advierte que también hiere a las familias en su conjunto con el vaivén de noticias inquietantes.
Ignoro si estos golpes de efecto obedecen a alguna estrategia contra una persona, una entidad o una empresa. Cuando no se cumple con las normas vigentes, lo lógico es la intimación por vía legal; obrar de otra manera --tirar la piedra y esconder la mano-- significa la degradación del ser humano.
Ahora, en coincidencia con la citación a declarar de uno de los propietarios en las supuestas denuncias, corren rumores de "compras" de estudios ambientales para perjudicar al cementerio. ¿Hasta cuándo con lo mismo? Sinceramente, estoy harta de tanto manipuleo, que siento como agravios a quienes quieren descansar en paz y a sus familiares. Por nuestros muertos, exijo un poco de respeto, si todavía lo hay.
Angela M. Abraham
Bahía Blanca