Heridas que no cierran y sangran todavía...
Las heridas en estado normal tienen un proceso de cicatrización de entre 12 o 15 días.
Si el período se prolonga pueden iniciarse las complicaciones.
Existen heridas denominadas crónicas. Son las que han estado abiertas por más de cuatro semanas.
Cuando están abiertas por tanto tiempo pueden presentarse infecciones.
Cuando se analizan los factores que pueden provocar un retraso en el proceso de cicatrización hay que tomar en cuenta al paciente y cuál es el medio ambiente en el que se desenvuelve.
En este sentido, Susana Bermúdez, responsable de Clínica Médica del Servicio de Dermatología del Hospital Ramos Mejía, sostuvo, durante una conferencia desarrollada en el marco del XV Congreso Ibero-Latinoamericano de Dermatología, llevado a cabo recientemente en Buenos Aires, que existen factores locales como la contaminación.
Aclaró que si bien todas las heridas están contaminadas no todas están infectadas.
Según la especialista, para que una lesión se infecte debe producirse un aumento de la contaminación bacteriana. Además, los hematomas y el tejido necrótico favorecen la infección.
Los denominados factores sistémicos también pueden demorar el proceso de cierre de una herida.
Esto tiene que ver con el estado nutricional del paciente.
La falta de agua, de vitaminas, de Hierro y de Zinc también ejercen influencia en un mal proceso de cicatrización.
A su vez, el alcoholismo, la obesidad y la insuficiencia venosa juegan en contra del paciente que los padece y que tiene una lesión crónica.
No hay que olvidarse de los factores metabólicos.
La diabetes y las fallas renales en pacientes urémicos también retrasan la cicatrización de una herida.
"Por otra parte, la ingesta de corticoides y de drogas anticoagulantes van a interferir en el cierre de las heridas", indicó Bermúdez.
Los pacientes con HIV y tumores malignos también se verán afectados en la curación normal de las lesiones.
A estas patologías también se agregan los factores neurológicos.
Las personas que padecen de incontinencia, edemas, infecciones urinarias o deficiencias neurológicas transitorias tardarán mucho más en el proceso de cierre de sus heridas.
Ahora bien, ¿qué pasa con los factores psicológicos?
Según Bermúdez, existen líneas de investigación que señalan que el estrés, la pérdida del sueño y la depresión podrían retrasar la cicatrización como así los desórdenes en la coagulación en las personas hemofílicas o con enfermedades hepáticas.
Antisépticos y Biocirugía. Actualmente, existen opiniones cruzadas en cuanto a la utilización o no de antisépticos.
Al respecto, Ana Falabella, dermatóloga del Departamento de Dermatología y Cirugía cutánea de la Universidad de Miami --quien visitó recientemente la Argentina-- sostuvo que hasta el momento se ha dicho que los antisépticos no deben ser utilizados porque son muy tóxicos a las células que participan en la cicatrización de la heridas crónicas.
Sabemos que se emplean para evitar la contaminación de la herida.
"Se ha visto que para que el antiséptico no sea tóxico para las células hay que diluirlo mucho, hay que diluirlo tanto que el antiséptico pierde su capacidad", explicó la profesional.
Existen dos tipos interesantes de antisépticos en el mercado que se han combinado con apósitos.
Uno es el yodo y el otro la plata.
Estos apósitos poseen el yodo inmovilizado en unas microesferas de almidón.
La clave está en la liberación. Tiene que ser liberado a muy baja concentración y muy lentamente para que no sea tóxico para las células.
Las esferas de almidón al ser aplicadas sobre la herida comienzan a hincharse.
Se abren pequeños poros por donde sale el yodo y, a su vez, las microesferas comienzan a absorber el exudado y limpian la herida.
El otro apósito antiséptico que está siendo utilizado es un apósito con plata.
Algo que ha despertado mucho interés en la cicatrización de heridas es la denominada Biocirugía.
Es la terapia llevada a cabo con larvas de la mosca verde que son estériles.
Este tratamiento ya había sido utilizado en 1930 por el doctor William Beer.
Hoy se ha comprobado que existen bacterias resistentes a antibióticos en un muy alto porcentaje.
"La Biocirugía es indicada en el tratamiento de heridas necróticas. Las larvas acaban con el tejido necrótico y excretan alantoína, urea y factor de crecimiento celular", señaló Falabella.
En el laboratorio se ha comprobado, mediante una experiencia que fue publicada recientemente en la revista "The Lancet", que la secreción de las larvas es capaz de destruir numerosas bacterias como el estreptococo, además de ser una terapia muy eficaz es muy rápida.
Sustitutos de piel. Entre los sustitutos de piel más utilizados en los países desarrollados está el conocido como Aloderm.
Es una piel de cadáver que a través de un proceso de congelado y deshidratación se le han quitado todas las células, convirtiéndose en una matriz extra celular.
El producto viene deshidratado, como si fuera un apósito y se tiene que hidratar en el centro médico.
A partir de ese proceso se coloca sobre la herida y luego de unas semanas esta se cierra.
También se utiliza piel humana construida in vitro.
Es un sustituto que tiene la dermis y la epidermis, se llama Apligraff y se hace a partir de células de prepucio.
La apariencia y el comportamiento de esta piel son muy parecidos a los de la piel normal y se utiliza para el tratamiento de úlceras venosas y recientemente también para úlceras de pies de diabéticos.
"Una de las investigaciones más recientes, aún en proceso, tiene que ver con el cultivo de piel humana del folículo piloso.
El proceso consiste en arrancarle alrededor de 50 pelos al paciente, los cuales son mandados al laboratorio donde se hace el cultivo de piel y luego se congela.
Cada vez que se necesita piel se descongelan las células, las siembran, las expanden y luego mandan el producto.
Los pequeños discos de piel cultivada in vitro se colocan luego sobre la herida logrando el cierre de la misma.