Los diputados anularon el Punto Final y la Obediencia Debida
BUENOS AIRES (Télam y DyN) -- La Cámara de Diputados anuló anoche las leyes de Punto Final y Obediencia Debida e incorporó al Código Penal la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad.
Si bien esas decisiones no tendrán efectos jurídicos --el pronunciamiento válido correrá por cuenta de la Corte Suprema de Justicia--, el presidente Kirchner pretende dar una fuerte señal política para que las violaciones a los derechos humanos sean juzgadas dentro del país, evitando las extradiciones.
Con la media sanción de la Cámara Baja, sólo resta la venia del Senado, que podría tratar el caso durante la próxima semana.
La mayor parte de los diputados del justicialismo, el conjunto de Alternativa por una República de Iguales (ARI), el Frepaso y las agrupaciones de izquierda ya habían adelantado su postura favorable. El grueso de la Unión Cívica Radical (UCR), mientras tanto, se abstuvo y los provinciales votaron en contra.
El proyecto declaró insanablemente nulas las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, sancionadas durante el alfonsinismo para morigerar las revueltas de los militares carapintada (ver aparte).
Los diputados completaron la sesión aprobando, por unanimidad, el texto que otorga jerarquía constitucional a la Convención sobre Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y Lesa Humanidad. También votaron otro que incorpora sus principios al Código Penal.
De la propuesta original fue eliminada la anulación de los indultos presidenciales, prenda de cambio para el acuerdo entre las bancadas.
Las tres votaciones buscaron eliminar obstáculos legales y entregar nuevas herramientas jurídicas para avanzar en los procesos contra los militares puestos en la picota por presuntos abusos durante la lucha antiguerrillera.
Intimidades. Si el peronismo quería postergar todo una semana para cohesionar a su gente detrás de una propuesta que evitara la palabra nulidad y, de ser posible, acordar con la UCR, las señales llegadas desde la Casa Rosada terminaron por empujar al oficialismo hacia la posición de máxima.
Ante la imposibilidad de pactar con los radicales, la única forma que tenía el PJ de aprobar un proyecto con un margen importante de votos era encolumnarse, detrás de la anulación, con el ARI y la izquierda.
Juan Manuel Urtubey (PJ-Salta) --desde el menemismo le critican, ahora, su excesivo afán kirchnerista-- y María Elisa Carrió (ARI-Chaco) fueron los principales defensores de la viabilidad del proyecto.
En su exposición, el representante norteño repasó la jurisprudencia que cuestiona la constitucionalidad de las leyes.
Más: con la mirada puesta en el bloque radical, recordó palabras del constitucionalista Jorge Reynaldo Vanossi, entonces diputado de la UCR, cuando, a mediados de los '80, defendió la declaración de nulidad de la autoamnistía dictada por las autoridades militares.
Para fundar su oposición, los radicales se parapetaron en los cuestionamientos jurídicos.
"El Congreso no puede borrar con el codo lo que escribió con la mano", sentenció Pascual Cappelleri (Buenos Aires) y aseguró que la sanción iba en contra de los principios de seguridad jurídica e irretroactividad de las leyes.
"Si ustedes se quieren dar el gusto y cumplir con una orden presidencial, no hay problema", sumó Noel Breard (Corrientes).
Carrió contestó los argumentos jurídicos, apoyada esencialmente en la tensión entre las leyes y el artículo 29 de la Constitución (si el Parlamento concede facultades extraordinarias a otro poder del Estado, el acto llevará consigo una nulidad insanable).
Más allá de las diferencias jurídicas, "Lilita" subrayó el carácter político de la decisión. "En el futuro, lo que nadie podrá borrar es esta histórica declaración del Congreso", blandió.
Ricardo Bussi (Fuerza Republicana-Tucumán) --hijo del general retirado que comandara el operativo contra la guerrilla rural en el norte del país-- encrespó algunos ánimos con su enérgica intervención.
"Nadie podrá devolver los muertos a la señora de Carlotto --titular de Abuelas de Plaza de Mayo--. Es tiempo de terminar con estas cuestiones. De nada sirve este debate estéril", proclamó.