El inmigrante del quinteto de oro



De pronto, un día "desapareció". Nunca más se supo de él ni personalmente, ni por noticias, ni por intercambio epistolar. Sin embargo, se lo recuerda a menudo porque este inmigrante perteneció a la "generación de oro" del básquetbol bahiense.
El "Gringo" Giorgio Ugozzoli, proveniente de su Parma natal llegó a la Argentina en 1950. Contaba cuatro años. ¿Razones? Las explica, lacónicamente.
"Por emigración masiva. En mi país eran tiempos muy duros".
Con su familia, se afincó en Mar del Plata, donde hizo sus estudios primarios y secundarios. En La Feliz, todavía hoy, reside su hermano Mauricio.
En 1967, cuando apagó 21 velitas de la torta, produjo otra mudanza. Vino a Bahía, para seguir en la Universidad Nacional del Sur la carrera de ingeniero en electrónica, título que hoy exhibe.
Retornó a la península en 1975. Tenía 25 años. ¿Razones? Otra parca contestación.
"Necesitaba trabajo".
Su profesión le ocupa todo el tiempo, incluso costó rastrearlo para reanudar contacto con él. Viaja mucho. Roma, Londres, París, Madrid, Frankfurt... son ciudades que habitualmente visita para establecer relación comercial con prestatarios telefónicos en servicios digitales para celulares.
No le van mal...
¿Tiene en sus planes retornar a estas pampas?. Va la tercera respuesta corta, pero tan clara y contundente como las anteriores.
"Depende más de la Argentina que de mí".
Un prematuro "ciao"
El caso de Giorgio es más común de lo que puede pensarse. Pese a haber estado en la cresta de ola, en épocas de máximo esplendor deportivo, una vez que dejó de jugar (muy joven) se "desenchufó". Nunca más una pelota, ni un cesto, ni siquiera como espectador.
Se sumergió hasta las profundidades en su metier, allá en Europa, abriéndose su camino profesional. Trabajó duro y con poco descanso.
Sin embargo, también él --aunque un poco mezclados y, a veces, confusos-- atesora recuerdos, que acaso todavía permanecían colgados en alguna percha de los vestuarios del gimnasio de Avda. Alem 328.
Mediante la red Internet, lo fuimos ayudando para que los reflote.
Tiempos de gloria
"Al lado de los 'monstruos' que alistaban en la selección bahiense, cuando ingresaba a la cancha ni se me pasaba por la cabeza que podíamos perder", resume Ugozzoli.
"A Bahía llegaban a menudo equipos de renombre internacional y se volvían a sus casas al menos con una derrota. Y estoy hablando de Real Madrid y Juventut Badalona, de España; Simmenthal, Forst Cantú y Mobil Girgi Varese, de Italia; del equipo nacional de Yugoslavia, flamante campeón mundial, con el fantástico Korac; Polonia, equipos y combinados de Brasil y de Uruguay, de Israel, de Méjico, de los Estados Unidos... muchos, y varios de ellos muy buenos".
Luego explicó las razones que hacían "volcar" a estas potencias en el Tomás o en el Casanova .
"Teníamos a dos 'antiestéticos' como 'Lito' Fruet y el `Gordo' Cortondo. Nunca comprendí bien cómo fue posible que 'Patoruzú' (en alusión a Fruet) podía jugar básquetbol. Subía el balón y tiraba al cesto contrariando todas las reglas del estilo... pero era genial. Inmarcable, capaz de ganar un partido en 3 minutos. Una jugador enorme. Jorge (Cortondo) también carecía de estilo, pero era un búfalo. Muy positivo y de rendimiento siempre regular".
Respecto del consagrado base del quinteto dio una versión mucho menos conocida. Incluso para los habitué de entonces.
"De Cabrera no pienso poder agregar nada de cuanto se haya dicho o escrito. Para mí era un referente indispensable, un auténtico astro del básquetbol. Creo que era el único para la exportación. 'Beto' era distinto. Todos los demás (incluido yo) éramos 'un estado de ánimo'. Allá no debe haber surgido otro igual".
El jovencito Norberto Tomás fue uno de los reemplazantes de Cabrera, cuando debían darle un poco de descanso.
"La muerte del 'Patito' (Tomás) dentro de un campo de juego, me originó muchas noches de pesadillas. Recuerdo perfectamente las tentativas de reanimarlo. Es una imagen muy triste. Imborrable", se conduele.
"Norberto era el preferido del 'Lungo' Brusa... un entrenador que sólo Bahía podía inventar. No sé qué fue de Brusa, de quien era vecino de casa. Vivía para el básquetbol. Con él fue siempre una cuestión de amor-odio. El no soportaba el hecho que Cabrera me requería en el equipo titular. Prefería a Requi o, al menos, al 'Vasco' Goizueta".
Su rol
Giorgio Ugozzoli tuvo y mantiene perfectamente claro cuál era su función en el combinado bahiense.
"Como todos los 'lungos' de esa época mi misión era la de peón, nada espectacular pero seguramente útil para los tres grandes: Fruet, Cabrera y De Lizaso".
"Los que alternaban en mi puesto de pivote eran Roberto Requi (un señorito), Adolfo Scheines y su hermano Jaime (hacía parar los partidos para buscar sus lentes de contacto, que se les caían siempre)".
"En la selección de provincia de Buenos Aires también alternaba con el alemán Gehrmann y con el tresarroyense Goizueta. Eso sí, recuerdo que a Gehrmann, en los clásicos Bahía-La Plata yo le resultaba una pesadilla".
Como la mayoría de los citados, nuestros "gigantes" de esos tiempo andaban, salvo el misionero Gehrmann (2m11), en los dos metros.
"Hubo un centro brasileño, creo que se llamaba Ubiratán Pereyra (a quien Giorgio, en esta evocación, lo confunde con Emil Rached) que medía 2m24. Yo apenas le llegaba al sobaco, pero me las rebuscaba para marcarlo".
Tiempos de emoción
Giorgio vistió una sola casaca de club: la de Napostá.
"En Napostá mi trabajo fue distinto, más protagónico. Hasta llegué a ser goleador con más de 30 puntos de promedio en el campeonato de 1972. En el combinado bahiense, en cambio, no fueron pocas las veces que en los resúmenes estadísticos de "La Nueva Provincia" figuraba con... cero punto en mi casillero. Pero no me pesaba. Sabía distinguir un equipo del otro".
Su aparición fue vertiginosa.
"Debuté directamente en la primera. El entrenador Jorge Rodríguez, 'Cacho' Feliziani y su hermano Ramón me dieron la oportunidad y no quería fallarles. Dí todo lo que pude para responder a esa confianza".
El almanaque no se deshoja en vano...
"La gente de Napostá me ganó el corazón. La verdad, de muchos me acuerdo el rostro, pero ya no los nombres. Bueno, algunos sí. Por ejemplo, además del 'bananero' Feliziani recuerdo claramente a (Bruno) Passarelli, que era el presidente, y a otros con quienes compartía la camiseta blanca con la ancha banda azul horizontal. ¿Quiénes? Y, además de los nombrados, a Palma, Izco, Néstor Sánchez, Campaña, Brandauer, Oscar Armendáriz, Ricardo Di Luca, Diez... Es probable que algún nombre se me esté escapando. Le ruego que me disculpe. Pasó demasiado tiempo. ¡Ah! Y no puedo ahora dejar de recordar a los muchachos del bar".
Otro ruego.
"Mirá, veo que la cosa está por caer en el lagrimeo... Por favor, vamos a interrumpir este diálogo..."
Increíble, pero real
Con Giorgio Ugozzoli se dan por lo menos un par de situaciones para la anécdota grande.
Para llegar a alternar, y haber sido valorado por compañeros del nivel como Fruet, Cabrera y De Lizaso, "algo" debía tener.
Cuando debutó en primera era casi un novicio. No había hecho divisiones menores (¡!), a estar con sus propias declaraciones.
Sin embargo, pese a que se inició bastante de mayor en el básquetbol, tenía atributos naturales sobresalientes. Olfato y buen salto para el rebote, fuerza física aunque leal y poco propenso a rabietas, contracción defensiva, discreta técnica y buena muñeca para el tiro. Un arquetipo de autoaprendizaje.
Otra y esta es de colección.
Bahía Blanca, representando a la provincia se ufana de haber cosechado a paladas títulos argentinos a nivel de selecciones. Tuvo rachas impresionantes de trofeos ganados...
Y, sin embargo, alguno de ellos podía no haber estado luciendo en las pobladas vitrinas de 9 de Julio 62, sede de la Asociación Bahiense de Básquetbol.
Dos de los campeonatos conquistados (Catamarca, San Luis), de haber sido protestados, hubieran cambiado de dueño.
¿Por qué?
Los reglamentos prohibían la inclusión de extranjeros (esa regla fue posteriormente modificada) y Giorgio Oreste Franco Ugozzoli, como bien sugiere el rosario de nombres y su propio apellido, lo era. Ocurre que la mayoría ignoraba su origen. Mismo, muchos de los componentes de las delegaciones bonaerenses.
Personal
* Giorgio Ugozzoli nació el 24 de mayo de 1946.
* Está separado de su mujer. El hijo de ambos se llama Fausto, cuenta 25 años de edad y es arquitecto.
* Sólo una vez volvió, fugazmente, a la Argentina. Ocurrió en 1990.
* Además de campeón provincial y argentino de selecciones, fue campeón nacional universitario.
* Su hermano Mauricio (también futbolista, que siguió su carrera como tal en Mar del Plata) llegó a integrar el quinteto titular de Napostá al lado de Giorgio.
* Desde 1975, nunca volvió a verse con Bruno Passarelli, a la sazón presidente de Napostá. Curiosamente, ambos están radicados en Italia desde hace casi 3 décadas. Recién ahora, a partir de este sondeo electrónico, volvieron a establecer relaciones. Desconocían que estaban tan cerca.
* Ugozzoli debutó en el combinado bahiense en 1967 (jugó 8 partidos) y ya en 1968 estuvo en presente en 31.
* Era muy seguro en la ejecución de los tiros libres, figurando siempre entre los de mejor porcentaje.
* Su máximo puntaje, vistiendo la casaca de Napostá, trepó a los 37 tantos. Sucedió frente a Argentino, el 12 de noviembre de 1968.
* En esa época había tres divisiones locales (no existía la Liga Nacional, obviamente).
En primera estaban Olimpo, Estudiantes, Barracas Central, Sportivo Whitense, Napostá, Sportivo Bahiense, Bahiense Juniors, San Lorenzo del Sud, Velocidad y Argentino.
En segunda militaban El Nacional, Independiente, Alem, Pueyrredón, Comercial, Estrella, 9 de Julio, Pacífico y Deportivo Norte.
En tercera jugaban Villa Mitre, Kilómetro 5, Libertad, Estrella de Oro, Macabi y Liniers.
Un "Cacho" de suerte
"Todos los atardeceres pasaba un jovencito grandote por frente al club (Napostá). En uno de ellos, estaba yo sentado en esos bancos de cemento que hay en la vereda y lo paré en seco: 'pibe' ¿vos no jugás al básquetbol?'. Me respondió que no, pero le insistí y finalmente accedió a hacer una prueba".
Quien narra este episodio es Atilio "Cacho" Feliziani, capitán del equipo en esos tiempos y figura emblemática de la entidad.
"La verdad, era medio tronco, pero muy rápido hizo enormes progresos. ¿Te acordás de mi forma de pasar la pelota a los centros? ¡Si le habré pegado pelotazos en la jeta! Eso, hasta que se avivó y la empezó a romper. La verdad, tuve suerte, porque nos dio siempre una mano muy grande", memora el habilidoso base que integró durante muchos años el combinado bahiense.
"El 'Gringo', como lo llamábamos, era calladito, muy educado y estudioso. Lo extrañamos mucho cuando se fue, como persona y como basquetbolista", cerró Feliziani.
A pedido
El diálogo despertó saudades en Ugozzoli. Nos solicitó, expresamente, que diéramos los siguientes datos, para quien quiera comunicarse con él.
Su dirección de correo: Borgo Masnovo, 2 - 43100 Parma. Italia.
Teléfonos: 0039 0521 533102 ó 0039 335 7807847.
El e-mail es Giorgio@buongiorno.It
Enrique Nocent