Sobre el oro negro iraquí
LONDRES -- Ilusiones de exiliados iraquíes y funcionarios de Estados Unidos de crear un "mercado libre para el petróleo de Irak" una vez ganada la guerra, podrían enfrentar oposición de facciones nacionalistas en el futuro gobierno. Una reunión en Londres para fijar políticas, auspiciada por la cancillería norteamericana, también recomendó que el gobierno de Bagdad no acepte límites en su producción petrolera, "sin importar el punto de vista de la OPEP".
Esta es la sigla de la Organización de Países Exportadores de Petróleo.
"Si hablamos de un gobierno que represente a las diferentes minorías de Irak, sospecho que las políticas podrían estar menos inclinadas hacia un libre mercado y serían más nacionalistas", dijo Mehdi Varzi, asesor de energía del banco de inversión Dresdner Kleinwort Wasserstein.
Varios analistas coincidieron en que cualquier gobierno de postguerra en Irak necesitaría el capital de Occidente para regresar a los niveles de producción previos al conflicto, de 3.000.000 barriles por día (bpd).
Cualquier idea de un rápido incremento en la producción por encima de ese nivel (y de que Irak gane parte de la cuota de mercado de otros productores de la OPEP, lo que provocaría un desplome en los precios del crudo) "sería un suicidio", indicaron los especialistas.
Los exiliados iraquíes, cuyo propósito inicial es volver a una producción de entre 3,0 y 3,5 millones de bpd, proponen una segunda fase de inversión, utilizando contratos de producción compartidos para duplicar el suministro en los próximos cinco años.
Cualquier intento precipitado de atraer capital occidental podría ser un "arma de doble filo", debido a que los gigantes petroleros no arriesgarían inversiones de miles de millones de dólares antes de que haya un marco de referencia legislativa sólido.
"Cualquier término establecido por una autoridad interina o por los norteamericanos o cualquiera que no sea un gobierno legítimo no ofrecerá realmente el tipo de estabilidad que las empresas petroleras necesitan", según John Mitchell, experto del Real Instituto de Asuntos Internacionales.
Los precios bajos del petróleo fomentan el crecimiento económico de los países más ricos del mundo, que dependen de la OPEP para sus importaciones de combustible.
El retorno de Irak al mercado podría finalmente obligar a la OPEP a reducir su precio objetivo.
La mayoría de los once integrantes de la OPEP, que incluyen a Irak y Venezuela, ya permiten cierta inversión extranjera, pero en una escala limitada.
Los exportadores clave, Arabia Saudita, Kuwait e Irán, guardan sus reservas celosamente.
El presidente iraquí Saddam Hussein Al-Tikriti ya había negociado acuerdos para compartir la producción con empresas rusas y chinas, pero las sanciones de la ONU impidieron que se llevaran a cabo.
Tomy Ashby/Agencia Reuters