Por los esteros del Iberá
El laberinto verde de pantanos y lagunas que forman el Parque Provincial Esteros del Iberá es uno de los últimos paraísos ecológicos del mundo, que se extiende a través de un millón doscientas mil hectáreas en una depresión geológica de la provincia de Corrientes.
A pesar de ser el segundo humedal de las Américas, después del Pantanal de Brasil, apenas unos 6.000 turistas llegan por año hasta la Colonia Carlos Pellegrini para visitar los esteros del Iberá.
A esta colonia, que tiene 800 habitantes y está a orillas de la laguna Iberá, una de las siete lagunas grandes del ecosistema, llegó hace ya un tiempo el ambientalista norteamericano Douglas Tompkins, quién fue adquiriendo campos, la mayoría de entre 20 y 30 mil hectáreas en estos humedales.
Se comenta que el propósito del magnate es unir las tierras que está adquiriendo --se dice que ya son 250.000 hectáreas-- con las que protege la provincia, y crear un Parque Nacional que estaría entre los más grandes de Argentina.
Por ahora se dedica a forestar sus tierras con especies autóctonas y a poblar esos dominios también con animales autóctonos, a la vez que planea lanzar una campaña publicitaria sobre este santuario natural de 13.000 kilómetros cuadrados.
Todas las dudas sobre el accionar del millonario ambientalista, tal vez se despejen los próximos días 7 y 8 de mayo, cuando en el Hotel Guaraní de la ciudad de Corrientes se realice la Reunión Anual de Directores Zonales y Acción Gremial de la Sociedad Rural Argentina, en la que está prevista un conferencia de Douglas Tompkins.
Mientras tanto, cuadrillas de obreros están trabajando en otra de sus propiedades, cerca de Colonia Carlos Pellegrini, donde están reciclando una mansión centenaria para convertirla en un albergue rústico para 20 huéspedes, que estaría listo este año.
Este hombre, que ya cedió tierras para el primer Parque Marino Costero de Argentina, el Parque Monte León, en Santa Cruz, genera grandes controversias, como la que causó entre los políticos nacionalistas de Chile, por ser el dueño de Parque Pumalín, la mayor reserva natural privada del mundo. Aunque al proyecto de concretar un Parque Nacional en los Esteros del Iberá aún le faltan varios años, el ambientalista manifestó que empleará como guardaparques a agricultores sin trabajo y a quienes cazan para subsistir. Una manera, en definitiva, de comenzar a combatir la pobreza endémica y el 60 por ciento de desocupación.
Por otra parte, la gente de Colonia Carlos Pellegrini enfrenta otro peligro, representado por el aumento, durante los últimos años, de 0,80 centímetros en el nivel de la laguna, lo que, si bien no está científicamente comprobado, se le atribuye a Yaciretá, la represa binacional de Argentina y Brasil.
La inundación podría dejar al humedal y a la Colonia bajo el agua, y según manifestó Marcelo Acerbi, de la Fundación Vida Silvestre Argentina, "podríamos tener nuestra propia Atlántida".
Muchas islas en el lago. La historia de los esteros dice que fue Francisco Javier de Charlevoix quien descubrió que el lago estaba formado por islas flotantes en las que se refugiaban los caracarás, descendientes de los primitivos señores de esta comarca: los guaraníes caingang.
La presencia de estos indios decidió en 1639 a don Mendo de la Cueva y Benavídez, gobernador del Río de la Plata, a enviar una expedición al mando de don Cristóbal Garay y Saavedra.
No obstante, los valientes sólo encontraron ancianas que los atacaron con chuzas y lanzas, porque los caracarás se habían escondido en los esteros.
Si bien este pueblo fue diezmado, a comienzos del siglo pasado aún se creía que algunos vivían en la isla "La Misteriosa", en lo más intrincado de los embalsados, donde ni siquiera llegan los mariscadores o cazadores furtivos.
Hubo muchos intentos por penetrar en los esteros, pero recién en 1996 se concretó la expedición que comandó el explorador y arqueólogo correntino Santiago Tavella Madariaga, quien con lanchas especiales, deslizadores y aviones recorrieron el lado oeste de la cuenca iberiana, para estudiar la fauna, la flora, la vida ictícola y la profundidad de las lagunas.
También trajeron información sobre cómo actuaban los cazadores furtivos y evaluaron las posibilidades del sistema para la pesca, la náutica y el turismo de aventura, y comprobaron que se podía navegar por varios canales.
De esos tiempos aún se encuentra por allí, semihundida, la balsa que en 1914 se trajo de Holanda para cruzar gente y animales entre la laguna Iberá y la Colonia, trayecto que en ambos extremos tenía carteles con la leyenda "Esta balsa trabaja de sol a sol".
Un mundo muy particular. Ahora las canoas a motor de los guardaparques son las que llevan a los turistas a recorrer los esteros, un mundo habitado por lobitos de río, nutrias, carpinchos, boas amarillas y yacarés.
Los baqueanos clavan largas pértigas en el arenoso suelo para abrirse paso por el carrizal y eludir lentamente los pajonales, mientras el pájaro federal, de cabeza roja, cruza el aire tibio.
La sensación es que los verdes húmedos estallan cuando las canoas se deslizan entre los camalotes donde crecen las flores rosadas del irupé. Un mundo silencioso para la contemplación y el regocijo de los sentidos.
Debajo de las clarísimas aguas de los esteros --que muchos imaginan turbias y se equivocan-- se ven los cardúmenes de sábalos y surubíes, y los torpes movimientos de las tortugas acuáticas.
Más allá están los totorales, donde los yacarés duermen al sol, inmutables ante los gritos de los chajás.
En esta reserva de agua dulce también viven el aguará guazú, el venado de las pampas y el ciervo de los pantanos, además de carpinchos y monos carayá.
El ornitólogo inglés David Finch, quien se fue subyugado por este humedal, registró más de 230 especies de aves.
Cuando sobrevienen fuertes vendavales y grandes crecientes, estas marañas de plantas acuáticas simplemente cambian de lugar, se mueven. Pero los navegadores del Iberá creen que son "los fantasmas del estero".
Más allá de esas creencias, salir en busca del ciervo de los pantanos o cabalgar en las noches de luna llena por la antigua guarida de los caracarás, son experiencias memorables.
Dónde está
La localidad correntina de Colonia Carlos Pellegrini está situada a orillas de la laguna Iberá, a 115 kilómetros de la ciudad de Mercedes y a 800 kilómetros de la Capital Federal.
Cómo llegar.
El acceso aéreo se puede conseguir por el aeropuerto de Posadas, la capital de Misiones, situado a poco más de 100 kilómetros, desde donde hay traslados organizados a Colonia Carlos Pellegrini.
Las lagunas
Entre las lagunas principales están Iberá, Luna, Fernández, Trim, Disparo, Medina y Galarza. La mayor es Luna, que tiene una superficie de 78 kilómetros cuadrados, y la menor Galarza, con 15,5 kilómetros. La profundidad oscila entre 3,20 y 1,80 metros.
Una rica flora
La flora del lugar está compuesta por ombúes, jacarandáes, lapachos, ceibos, sauces, curupíes, timbóes, guayabíes, urundays y espinillos. A la hierba gigante se la considera originaria del Iberá.
Dónde alojarse
El turista se puede alojar en la Posada Aguapé, de la familia Galmarini; La Hostería de la Laguna, de Elsa Güiraldes; Ñanderetá, de Cielo Madariaga, y la Posada Ypa Sapucay, de Pedro Noailles, todos pertenecientes a la Colonia Carlos Pellegrini. En la ciudad de Mercedes está la estancia El Rincón del Diablo, de Luis Semborain, a orillas de la laguna Trim, donde se bucea y se pesca con mosca y devolución obligatoria de piezas. La misma oferta está en la Estancia El Dorado, de la familia Sanchez.
Cuánto cuesta
Las tarifas se acuerdan directamente con los establecimientos, al igual que la contratación de guías y de expertos naturalistas. De todas formas, el camping La Balsa está dentro de la reserva. Está bien equipado, funciona todo el año y cobra un arancel bajo. Informes a Hugo Bocalandro, con teléfono (03773) 156-28823 y 156-27453.
Dónde informarse
Mayores informes se pueden conseguir en la Casa de Corrientes en la Capital Federal, San Martín 333, con teléfono (011) 4394-7418/7390/2808, y Municipalidad de Colonia Carlos Pellegrini, con teléfono (03773) 156-29656 y fax (03773) 4-22011; e-mail: [email protected], o a la cabina telefónica de la Colonia: (03773) 4-99415.
(destacar)
La idea del norteamericano Douglas Tompkins apunta a unir todas las tierras que adquiere (ya son unas 250.000 hectáreas) con las que protege la provincia de Corrientes y crear un Parque Nacional que estaría entre los más grandes de Argentina.
Salir en busca del ciervo de los pantanos o cabalgar en las noches de luna llena por la antigua guarida de los caracarás constituyen experiencias memorables.