Bahía Blanca | Lunes, 06 de mayo

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Por las redes sociales, vecinos de La Adela y Río Colorado ayudaron a los bomberos

"No podíamos quedarnos mirando por la televisión lo que pasaba", dice una mujer.
Fuego cerca de Coronel Belisle (Fotos: Télam)

   Pese a que las llamas no alcanzaron el casco urbano de Río Colorado y La Adela, en las provincias de Río Negro y La Pampa, sus habitantes se organizaron a través de las redes sociales para asistir de diversas maneras a los bomberos e inclusive auxiliar en el control del fuego a familiares y amigos de productores afectados.

   Cadenas de WhatsApp y grupos en Facebook fueron el enlace de coordinación usado por quienes se encargaron de preparar comidas, desde sándwiches de milanesa y de jamón y queso hasta empanadas y ensaladas de fruta, o comprar hielo para ofrecérselos a los bomberos y miembros de Defensa Civil que sin treguas están en la primera línea de lucha contra el fuego.

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   "No podíamos acercarnos a las llamas, así que intentamos asistir a quienes sí lo hacían para darles una mano. Lo más importante eran las bebidas y el hielo que les ayudaba a enfrentar el calor", contó a Télam Claudia, profesora de gimnasia en Río Colorado y una de las que más trabajó para darle difusión a este tipo de acciones.

   Durante más de 10 días, entre fines de diciembre y principios de enero, el humo y las llamas invadieron a los ciudadanos de La Adela y Río Colorado, que vieron cómo a pocos kilómetros de sus casas columnas de fuego y humo espeso de decenas de metros de altura avanzaban en el horizonte, arrastradas por ráfagas de viento de hasta 80 kilómetros por hora.

   "Acá nos conocemos entre todos y seguramente cada uno tiene un familiar, amigo o conocido entre los productores a los que se le quemaron varios o hasta todos sus terrenos. No podíamos quedarnos mirando por la televisión lo que pasaba. Algo teníamos que hacer", aseguró Claudia.

   "Fue increíble ver cómo la gente de la ciudad colaboró con todo lo que podía. La angustia y la bronca nos empujó a eso", agregó.

   Por fuera de la asistencia alimenticia, muchos de los habitantes de la ciudad se acercaron a dar una mano para contener las llamas.

   "La única manera de parar este tipo de fuegos es con una pala en mano y haciendo contrafuegos. Por eso es que los productores le pidieron ayuda a todos los que pudieron para prevenir el avance de las llamas sobre sus campos", expresó Omar Albisúa, presidente de la Sociedad Rural de Río Colorado.

   "Es muy triste ver y oír lo que pasó. Desde las fotos de los animales muertos hasta el relato de nuestros amigos. Conozco a productores que me contaron cómo 2.500 metros de campo se les quemaron en menos de diez minutos", expresó Mónica Lambrecht, nacida en La Adela, aunque como mucho de los habitantes de la ciudad pampeana trabaja en Rio Colorado.

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   Separados por el agua del Río Colorado pero unidas por el fuego, los casi 25.000 habitantes de ambas localidades conocen los estragos que los incendios provocan en los campos de los alrededores casi todos los veranos, cuando el calor y la baja humedad transforman a los pastizales en combustible altamente inflamable ante una tormenta eléctrica.

   "Esto no es nuevo para nosotros, pero nunca en mi vida vi algo igual. No solo por la extensión de tierra quemada, sino porque faltaron apenas 5 kilómetros para que el fuego alcanzara la ciudad", relató Eduardo Chillón, otro de los habitantes de la zona.

   Las ciudades están a salvo de las llamas, pero su economía cotidiana, al estar rodeadas de campos dedicados a la actividad agrícola y ganadera, depende de cómo les vaya a sus productores. Por eso es que también ruegan por la llegada de las lluvias.

   A sus 55 años, Eduardo es dueño de un hotel y sabe que los incendios no inciden en su actividad, pero reconoce que el pueblo depende de la actividad ganadera, sobre todo después de que desde hace ya varios años los campos de la zona, especializados en la fruticultura, prefirieran optar por criar hacienda ante los altos costos de la producción de manzanas, peras, cerezas y otras frutas.

   "¿Sabés la cantidad de gente que hace falta para cosechar un campo de manzanas? No hay máquinas que puedan hacer ese trabajo. Pero en lo últimos años cada vez más terratenientes optaron por producir ganado y eso complicó mucho a la gente del pueblo, que se quedó sin una fuente de trabajo importante. Imaginate lo que puede llegar a pasar si encima los productores están mal", aseguró Eduardo. (Télam)