Bahía Blanca | Lunes, 06 de mayo

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Bahía Blanca | Lunes, 06 de mayo

Horas y kilómetros para callejear la fe en la asamblea federal

Los primeros micros con miembros de Acción Católica llegaron a Bahía desde Mendoza, Tucumán y Córdoba. No esperaban que el sol les diera tal bienvenida.
Mucho movimiento se observó durante la mañana de ayer en inmediaciones de la avenida Cerri. Muchos llegaron en colectivo, uno lo hizo en tren.

Por Belén Uriarte / buriarte@lanueva.com

Viajó 10 horas en tren y espera apoyado contra una pared de la estación. Espera que un taxi lo pase a buscar. Tiene solo una túnica marrón y sandalias.

-Tengo un poco de frío, viajé sin calefacción- dice y sonríe.

Rodrigo Tanquila es fraile y tiene 25 años. Pertenece a la orden franciscana y es el único de su comunidad que se animó a viajar.

Nació en Catamarca, pero vive desde hace 4 años en San Antonio de Padua, a más de 600 kilómetros de Bahía. Está en cuarto año de su formación religiosa.

-Los frailes pueden estudiar más años para ser sacerdotes o ser frailes toda la vida, es decir, hermanos que están cerca de la gente- explica el joven que de niño formó parte de Acción Católica, institución que celebra aquí la 28ª Asamblea Federal.

Al igual que los curas, los frailes hacen votos de pobreza, castidad y obediencia. Además, reciben contención espiritual y psicológica.

-Mi idea es irme de misión a África- confiesa y vuelve a mirar hacia la avenida Cerri. Sigue con frío y busca un auto que lo auxilie.

-¿No trajiste otro calzado?

-Sí, unas ojotas - dice entre risas.

Por fin llega el taxi. El fraile saluda y se va.

***

Atilio tiene 7. Es de Mendoza y llegó después de las 10 al colegio Don Bosco, donde se alojan los aspirantes, chicos de hasta 12 años. Es el más pequeño y no se sonroja: canta, salta y se saca fotos.

En Mendoza vive con sus papás y un hermano de 4. Pero a Bahía vino solo: “No tengo teléfono, pero mi familia ya sabe que llegué bien”.

Atilio forma parte del movimiento religioso desde hace más de 3 años. Va a primer grado y nada parece perturbarlo: “No tengo miedo, me animé a venir porque son poquitos días”.

Tomás es compañero de viaje de Atilio. Lo ve haciendo declaraciones y pide hablar. Tiene 12 años y hace 9 que participa de las actividades de la Iglesia. Cuenta que al principio sus abuelos lo llevaban a misa; hoy elige ir.

-Mi mamá me dejó; vivo con mis abuelos que tienen 85 años- dice el nene que llegó a Bahía junto a sus tíos y sus coordinadores.

Tomás tiene 4 hermanos: 3 por parte del papá y Jesús. “Jesús es mi hermano”, asegura.

No tiene vergüenza de manifestar su fe. Hace años que misiona en su provincia: visita casas, lleva donaciones y reza con la gente.

“No pude dormir en el viaje, me sentía descompuesto, estoy ansioso”, confiesa y sale corriendo. Los dirigentes lo llaman: es hora de ordenar los bolsos en las aulas del colegio.

***

Las piernas de Ángela Catalina López al fin se estiran. Son 24 horas y unos 1.500 kilómetros los que separan Aguilares (Tucumán) de Bahía.

Tiene 66 años y vive con su esposo, pero viajó sola.

En su localidad todos los viernes juega, baila y le da el té a un grupo de ancianos. Ese es su servicio.

-¿Pensás que el Papa influyó en todo este movimiento?

- Sí, lo adoramos, para nosotros es un santo. Más gente se sumó a los grupos.

Ángela es una docente jubilada. Ya no recorre las aulas, pero sí las calles. Y no olvida lo aprendido: “Mi mamá ‘Panchita’ y mi papá Pedro me enseñaron a rezar y yo continué”.