Bahía Blanca | Sabado, 27 de abril

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Kicillof versus Fábrega, combate a tres rounds

Mientras al ministro lo urge conseguir una reactivación lo más rápido posible, el titular del BCRA privilegia la estabilidad cambiaria. Pablo Wende para La Nueva.
Kicillof versus Fábrega, combate a tres rounds. El país. La Nueva. Bahía Blanca

La escalada del blue nuevamente hasta los 12 pesos dejó al descubierto las tensiones que vienen de larga data entre el ministro Axel Kicillof y el titular del Central, Juan Carlos Fábrega.

Esta disputa difícilmente se resuelva a corto plazo, ya que cada uno tiene sus propias expectativas respecto del futuro de la economía: mientras el primero tiene la urgencia de conseguir una reactivación de la manera más rápida posible, el titular del BCRA privilegia la estabilidad cambiaria y, sobre todo, cuidar el nivel de reservas.

Kicillof ya dejó trascender que espera un repunte de la economía en el segundo semestre, luego de una primera parte del año muy floja.

La aceleración inflacionaria de los primeros meses de este año impactó negativamente en el poder adquisitivo del salario y terminó afectando el consumo. ¿En qué se apoya la esperanza del ministro?

Por un lado, espera que los aumentos salariales y el dinero que se volcará entre la población de menores recursos vía asignación por hijo y asignación familiar repercutan favorablemente en las ventas.

Pero también hay una cuestión estadística: como la segunda parte del año pasado fue muy floja, las comparaciones interanuales deberían dar un poco mejor, aunque de ninguna manera serán valores para entusiasmarse. Difícilmente la economía zafe de una caída de entre el 1% y el 2% este año.

Desde el Central, en cambio, siguen muy de cerca lo que sucede con el mercado cambiario y la evolución de las reservas. Entienden que la inestabilidad del dólar termina afectando las expectativas y, por lo tanto, retrae los niveles de producción y de consumo.

Quedó claro que no será fácil sostener la “pax cambiaria” en un contexto de alta inflación. Si el dólar se queda quieto por mucho tiempo se termina retrasando por el aumento de costos, con lo cual se retoman los problemas crónicos de la economía argentina.

Más allá de la intervención de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el Banco Central y el ministerio de Economía tienen demasiados frentes abiertos como para pensar en una calma duradera. Los principales puntos de fricción son esencialmente tres:

- Atracción de dólares: Tras la devaluación y el acuerdo con las cerealeras, se aceleró el ingreso de divisas, lo que permitió al Banco Central recuperar reservas por 1.300 millones de dólares. No obstante, ahora desde la autoridad monetaria le piden a Economía que haga lo suyo para conseguir divisas pensando en el segundo semestre. La negociación con el Club de París la semana próxima y el caso relacionado con los fondos buitre en la justicia norteamericana marcarían alguna señal en esa dirección.

- Absorción de pesos: El Banco Central viene retirando la mayor parte del dinero que emite para evitar presiones sobre la inflación y el dólar. Sin embargo, desde Economía consideran que hace falta que circulen más pesos para darle impulso al consumo y mover más la actividad. Como el BCRA debe emitir cerca de 100.000 millones de pesos en el segundo semestre para financiar el déficit del Tesoro, será entonces clave continuar de cerca qué es lo que se lleva a cabo con ese dinero que terminará circulando.

- Nivel de la tasa de interés: El Central prácticamente duplicó las tasas en enero tras la devaluación y entre abril y mayo bajó dos puntos, menos de un 20% de lo que había incrementado inicialmente. Sin embargo, el mercado intuyó el fin de la política monetaria más restrictiva, lo que explica la suba del blue a más de 12 pesos. El ministro Axel Kicillof presiona para que las tasas bajen más para que haya más financiamiento barato al consumo y a las empresas. El Banco Central manifiesta que, por ahora, no hay más espacio, pero que los bancos pueden llevar a cabo esfuerzos para bajar el spread, es decir la diferencia entre el costo de captar pesos y prestarlos.