Liniers terminó con la lengua afuera, pero rescató un punto

Redacción de La Nueva.

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Pudo ser un triunfo histórico en medio de una semana ideal. Terminó siendo un empate que, teniendo en cuenta el trámite del partido, debe dejar contentos a los de Bahía.

Si bien Liniers se ilusionó con el gol tempranero de Franco Pulgar, el desgaste de una semana con tres partidos y una jugada desafortunada de Partal, permitieron que Racing de Olavarría (al que nunca le pudo ganar como visitante) llegue al empate en el encuentro correspondiente a la 14ª fecha de la zona 2 del Federal B.

El Chivo madrugó y a los 2m, se encontró en ventaja. Iubatti lanzó un tiro libre desde la mitad de la cancha. La pelota derivó en Iván López por el sector derecho y la Cobra mandó un centro fuerte y rastrero que encontró en el centro del área a Franco Pulgar. Y el Nº 7 hizo un gol de centro delantero, ya que con la punta de su botín le cambió la trayectoria a la pelota y la ubicó al lado del palo izquierdo, lejos del alcance de Néstor Ramírez.

A partir de ahí, el albinegro, ayer vestido de azul, la pasó feo durante un buen rato. Aun sin ser del todo claro y en un campo de juego complicado, el dueño de casa generó cuatro situaciones propicias: una chilena de Ordozgoiti que se perdió por encima del travesaño; una proyección de Fassi que Podlesch salvó con lo justo; el solitario cabezazo de Laguardia, que se fue por arriba; y un mano a mano que Castellanos desperdició antes del cierre.

Claro que no todo fue del local, ya que a los 28m., la visita casi canta bingo otra vez. Pero el tiro combado de Franzino solo logró despintar el horizontal.

El cansancio por la acumulación de partidos se hizo más evidente en el segundo tiempo. Liniers le cedió la iniciativa a su rival y Racing, con sus limitaciones, el apoyo de su gente y mucho amor propio, llegó al empate.

Fue a los 19 minutos cuando Fassi se proyectó por enésima vez por su banda y envió el centro; Podlesch la alcanzó a rechazar, pero el rebote le quedó a Ordozgoiti. El 10 miró el arco y sacó un remate mordido y débil, pero que tuvo la certeza de picar justo antes de llegar a las manos de Partal. Ese pique desacomodó al arquero, quien vio cómo la redonda se escurría por debajo de su cuerpo y se metía despacito, casi con timidez.

Así, como esa pelota, se le escurrió el sueño a Liniers de completar una semana perfecta...