Bahía Blanca | Domingo, 28 de abril

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Olimpo, en su laberinto

En medio de una idea de trasladar la localía que no se cristalizó en realidad, hay un equipo que no levanta vuelo y un proyecto de base en ciernes. Walter Gullaci / wgullaci@lanueva.com
El presidente Alfredo Dagna, hoy por hoy, sostiene a Perazzo y casi patea el tablero con un traslado que no fue.

El rostro desencajado del presidente de Olimpo denotaba su estado de ánimo. Lucía disgustado. Y no por un resultado adverso.

Era la antesala del duelo frente a Racing (0 a 0) en el Carminatti. Y Afredo Dagna no comprendía cómo las gradas del estadio lucían tan despobladas, más allá, claro, de haber impuesto para aquel cotejo el siempre antipático -para el bolsillo del socio- Día del club.

"Si no vienen hoy que jugamos con el último campeón, en el primer partido de local en el campeonato, ¿cuándo van a venir?", refirió aquella tarde-noche Dagna con cara de incredulidad.

Aquella frase sería, al cabo, el punto de partida de una postura que generaría todo un debate por estas horas. Esa de trasladar la localía a un estadio de... La Pampa.

Polémica que amerita un análisis.

Es obvio que las pretensiones de contar con un equipo más jerarquizado en cancha se desvanecen si el apoyo no es masivo en las tribunas.

¿Qué le ocurre al hincha?

Esta buena costumbre de "pertenecer" a la élite se ha convertido en peligrosa. Hasta correrle el eje de la realidad al hombre del tablón.

Más allá de la solidez equipista que no aparece, del escaso vuelo que denota el plantel y de algún hecho incomprensible, como el alejamiento del pibe Ezequiel Vidal, Olimpo no debe perderse en este laberinto de malos resultados.

Y sí intentar crecer en un escenario impensado años atrás, en el que perduran unos pocos viejos conocidos: los cinco grandes, Vélez, Estudiantes, los dos rosarinos y paremos de contar.

Confundir ese plano, en el que pesan la historia, tradición, los presupuestos, infraestructuras y la “chapa” (en AFA o a la hora de obtener aportes ya sea nacionales o de provincias) es entender poco. O directamente nada.

Por todo ello, no debería considerarse una catástrofe, y sí -por supuesto- un motivo de preocupación, sumar a esta altura un solo punto en 4 fechas, si se repasa que se jugó ante Boca, Racing, Tigre en Victoria y frente al único líder del torneo, Central.

La amenaza de la dirigencia de trasladar la localía fue apenas eso, una amenaza. Y al cabo, una manera de mojarle la oreja al hincha. De sacudirlo. No debía pasar de ello. Y por fortuna para la autoestima y orgullo ya no de Olimpo, sino de la propia ciudad, quedó en la nada.

Con Walter Perazzo en su hora más crítica como DT y en medio de una seria reestructuración en el plano formativo que abarca la competencia doméstica, el aurinegro debe sostener la calma. Y a partir de allí replantear su horizonte.

Apostar definitivamente a la base -sus inferiores en AFA-, seguir optimizando la infraestructura y escuchar a aquellos referentes consustanciados con la causa, es casi una obviedad.

Pero, en esencia, Olimpo debe otorgar coherencia a un estilo. A una idea futbolística que identifique de una buena vez a todos sus planteles.

Ese, quizás, resulte el objetivo primordial de aquí en más. Nutrirse en serio del semillero para sostener semejante aparato. El profesional. Con una o dos ventas al año de los productos que surjan de la cantera.

Y es allí donde habría que analizar si Perazzo es o no el hombre indicado, llamado a refrendar desde el primer equipo tamaño proceso.

A buen entendedor...