Bahía Blanca | Domingo, 28 de abril

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Liniers se ensució con el carbón y terminó noqueado en su casa

El Chivo sufrió el gol tempranero de Zalazar, de penal, que lo conmovió y derivó en una derrota inesperada frente a Ferro de Olavarría por 2 a 1. El tanto albinegro lo marcó Mauro Martínez.
En el aire. Así quedó el albinegro en su propia casa luego de los goles al principio y final del primer tiempo. Podlesch (L) salta junto a Cataruozzolo (F).

Por Nicolás Batista / nbatista@lanueva.com

Siempre resulta negativo recibir un golpe tempranero. Cambia planes y pone a prueba la capacidad de recuperacíón.

Y si bien Liniers demostró aspectos positivos y mereció el empate final, no lo concretó y el nivel de enojo fue alto.

Asimismo, no todo fue argumentado por la incapacidad del albinegro.

Enfrente hubo un equipo, como Ferro, ordenado, con intención de jugar el balón cuando se lo propuso y que, mediante la excelente tarde de su arquero Biscardi, se llevó una victoria desde Bahía Blanca que necesitaba.

Este resumen tiene un punto inicial.

A los 4 minutos de comenzado el juego, Franzino perdió un balón en su área con Maldonado, quien fue cruzado por Podlesch. Penal y dudas.

Luego de que Zalazar se encargara de concretar el 1-0, el Chivo intentó igualar sin cambiar su intención, que desde un principio, era buscar el arco ajeno. Pero ese objetivo no tuvo éxito en la realidad a raíz de su impaciencia.

Las malas determinaciones, el cronómetro que avanzaba y el orden del rival, siendo un equipo corto para neutralizar el juego áereo de Mc Coubrey y Acosta, agigantaron la confusión del elenco bahiense.

Encima, con pelotas cruzadas, más el manejo del doble cinco Galván-Zalazar, Ferro complicó a una línea de tres insegura y desolada, por la poca asistencia defensiva de los extremos (Lagrimal y Franzino). Allí apareció la figura de Lucas Partal, quien, entre otras jugadas, le sacó un cabezazo a contrapierna a Cataruozzolo.

Y para ir de mal en peor, Mauro Rotondo, de bajo nivel, llegó tarde a trabar un balón y vio la roja. Otro aporte para el nerviosismo albinegro.

En ese momento de desconcierto la defensa de Liniers quedó abierta, Cataruozzolo habilitó a Maldonado y el punta definió cruzado para poner el 2 a 0 y derramar el balde de agua fría.

Luego de acomodar sus ideas en el vestuario, el Chivo se ordenó y, con orgullo, fue en busca del descuento.

El ingreso de Iván López, parado detrás de Acosta y Mc Coubrey, le dio claridad en ataque y, a través de ello, ganó en confianza.

Un tiro libre del propio López llegó a la cabeza de Mauro Martínez y gol.

Con esa motivación fue por más. Otra vez Iván López filtró una pelota para que Nievas quede cara a cara, pero Buscardi llegó antes. ¿Eso fue todo? No. En el rebote, el arquero tapó el remate de Acosta y bajó la persiana.

Los goles en momentos claves crearon el nerviosismo que derivó en un caos total y una derrota inesperada para muchos.