Bahía Blanca | Sabado, 04 de mayo

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"Cachín" era estilo y coraje

En el viejo Salón de los Deportes el combate central se celebraba casi invariablemente los viernes a las 23 pero, en ocasiones, cuando el fondista era una figura convocante ya desde las 20.30 ríos de gente se agolpaban frente a los grandes portones para, una vez habilitados, acudir raudamente para instalarse en los mejores lugares de los tablones de madera.

 En el viejo Salón de los Deportes el combate central se celebraba casi invariablemente los viernes a las 23 pero, en ocasiones, cuando el fondista era una figura convocante ya desde las 20.30 ríos de gente se agolpaban frente a los grandes portones para, una vez habilitados, acudir raudamente para instalarse en los mejores lugares de los tablones de madera.


 Una hora después ya no quedaba lugar libre en las tribunas y era el turno de los pasillos donde, pegados al alambrado contenedor, se apiñaban los espectadores más remolones quienes debían esforzarse inclinando su cabeza hacia uno u otro lado para encontrar el hueco que le permitiera ver lo que sucedía sobre el cuadrilátero.


 Mismo, aún cuando sus ocupantes no necesitaban llegar tan temprano por tener su butaca numerada, el más costoso ring side se cubría a pleno.


 Uno de los "dueños" de esas veladas rumorosas, muy concurridas, donde el humo de los cigarillos envolvían las imágenes y los ocurrentes estribillos caían desde las gradas era Oscar "Cachín" Méndez, por siempre un preferido de los aficionados bahienses.


 --¿Tenés añoranzas, extrañas esas noches del Salón?


 --No, de estar arriba de un ring no. Cada edad tiene su período y razón de ser en la vida y en el deporte. No obstante que me dejó inolvidables recuerdos, el boxeo quedó bien atrás.


 Quien realizó 31 peleas como aficionados y 132 en el campo profesional (con más de un centenar de victorias) comprendió claramente su presente y no vive de recuerdos, aunque luce una excelente memoria.


 "Me inicié muy de pibe, acaso por descendencia genética porque mi padre Gaspar Angel Méndez también fue boxeador y en 1945 ganó el título bahiense de peso liviano. Capaz que calzarme los guantes me tiró por esa razón. Fijate que me hacía la rabona en la Escuela para ir a entrenarme al gimnasio, donde utilizaba la ropa de mi Viejo y que, obviamente, me quedaba grande. Vestido así parecía un payaso de circo", narra sonriente "Cachín".


 Su ciclo terminó en 1980, cuando cumplió 35 años.


 "Justo el 29 de junio de este año se cumplirán 20 años de mi alejamiento. Después de haber estado entre las cuatro cuerdas por espacio de dos décadas ya no tenía ni el entusiasmo ni la fuerza necesaria para una profesión tan dura".


 Y acota con orgullo.


 "Me di cuenta justo a tiempo. Mirame..", nos invitó.


 Por cierto, su rostro no registra casi huellas de su severo trajín y, además, a sus 64 años se muestra reflexivo, lúcido y con una memoria intacta.

Segundos afuera




 Su larga historia se inicia en Mar del Plata.


 "Mi primer adiestrador --y el mejor de todos-- fue Adolfo Ygriega. Antes de mi debut yo sabía todo, o casi porque carecía de experiencia. Fijate que era tan pibe que no me dejaban pelear porque tenía un problema de edad y, además, no deba el peso ni siquiera de la categoría mosca".


 Debutó perdiendo, fallo que pocas veces se dio en su carrera.


 "Fue en Coronel Vidal, contra Raúl Barro. Me robaron y la excusa fue que las tarjetas tenían los nombres cambiados. A la semana me tomé clara revancha en Ayacucho".


 A Bahía Blanca llegó por primera vez en 1959, cuando contaba 19 años y era aficionado preliminarista.


 Su paso previo al profesionalismo tiene una historia.


 "En la Navidad de 1964 me encontraba en Bahía, por trabajo en el campo de un tío. Pensaba regresar a Mar del Plata para pasar las fiestas de Fin de Año con mi padre y mis hermanos. Estando en el balneario Maldonado me encuentro con 'Mosquito' Piñeiro que me invitó: '¿No querés pelear? Quedate, que te hacemos una pelea para el viernes'. Hacía cinco meses que no me movía, pero igual acepté. Siendo pluma enfrenté a Juan Carlos Bernardi, que era liviano. Le metí una mano al hígado y lo derrumbé en el cuarto asalto".


 "Cachín" gustó, mucho, y los hermanos Simonelli lo volvieron a programar.


 "Así que 15 días después, en febrero de 1965, debuté como profesional contra Santiago Vera, un veterano al que superé por puntos.


 A partir de entonces sus preparadores fueron el paraguayo "Mosquito" Piñeiro y Eduardo Pediconi, dos entusiastas y valiosos precursores del boxeo en nuestra ciudad quienes trabajan en sociedad.


 "Luego, al tiempo, discutieron y se separaron. Piñeiro se quedó con Carlos María Giménez y a mí me atendió Pediconi", aclaró.


 A favor de sus conocimientos "Cachín" Méndez tenía un boxeo técnico, refinado, pulido. Pero no obstante ello jamás daba un paso atrás. Era de prenderse seguido en el palo por palo y su variedad de golpes era tal que terminaba dominando a sus rivales de turno, provocando la euforia y explosión de sus cientos de seguidores.


 Tras adjudicarse el cetro pluma bahiense, tuvo dos oportunidades de llegar al título nacional.


 "Siendo un pluma chico, de 53 kilos, le empaté acá al campeón 'Cucusa' Ramos y logré la chance de ir por la corona en el Luna Park. Allá hice buena pelea y la llevaba arriba por puntos, pero me tiró dos veces y ganó la decisión de los jurados".


 Como Ramos perdió ante el cordobés Luis Romo, tuvo otra oportunidad.


 "A Romo lo conocía. Me había ganado en su tierra y bien --admitió-- pero tiempo después nos volvimos a cruzar, en el Salón, y le quité el cinturón derrotándolo por abandono".

Ultimos asaltos




 "En pluma hice siete defensas exitosas, que en ese momento significó un récord en la división, pero con los años me costaba dar el peso de modo que salté dos categorías y subí a liviano", explicó 'Cachín'.


 Tras ascender y bajar de muchos cuadriláteros de todo el país, también traspasó las fronteras y combatió en Uruguay, Paraguay y Colombia, adonde viajó en oportunidad que Carlos Giménez combatió contra 'Pambelé' Cervantes por la corona mundial.


 "Como ya tenía cartel --a esta altura contaba 33 años de edad-- no me fue difícil lograr una chance de combatir por el título argentino de los livianos, que estaba vacante. Fue en el Salón de los Deportes el 7 de diciembre de 1978 frente a Nicolás Arkuszyn y lo vencí claramente", se ufana.


 Las últimas defensas exitosas de la corona ocurrieron en mayo de 1979 frente a Jesús Romero y en diciembre de ese año ante Julio Melone, en Córdoba, ambas en 12 vueltas.


 "A los cinco meses, en mayo de 1980, le dí desquite a Jesús Romero en San Salvador de Jujuy y me ganó el título. Hice otra pelea un mes después, el 27 de junio de 1980, y perdí contra Víctor Escobar. Nunca más volví al cuadrilátero. Me retiré", cerró Oscar Jorge Méndez, uno de los pugilistas más queridos y admirados por los bahienses.

Poniendo a los recuerdos contra las cuerdas




 Oscar "Cachín Méndez no extraña sus noches de gloria, pero los aficionados que peinan canas todavía añoran al boxeador de fina escuela pero con alma de guerrero, que trepaba al tinglado de lona con su pantaloncito blanco de campeón, la bata de terciopelo verde con cuello marrón claro y con letras bordadas que, en su espalda, identificaban su nombre.


 Los que siguen son también apuntes tomados durante la entrevista al notable pugilista.


 * "Mi apodo más conocido nace porque mi abuela paterna, que era italiana, de niño me llamaba 'Orcasín' y mi hermano mayor, Héctor, lo modificó por "Cachín".


 * "También me llaman 'Gallego' o, todavía hoy con 64 años, 'Galleguito'. Para esto se juntaron dos cosas; que cuando era muy chico hablaba con la 'z' y, si encima le sumamos el origen de mi apellido, se entiende el otro apodo".


 * "No podría elegir cuál fue mi mejor pelea. Tuve muchas importantes".


 * "En cambio, la derrota que más me dolió fue contra 'Cirujano' Ortiz, que en Mendoza me dio buena paliza. Pero luego en el Luna Park habíamos empatado, aunque se la dieron a él. En la tercera, estoy seguro que le gané... pero fallaron draw".


 * "No obstante mi larga trayectoria jamás perdí por nocaut".


 * "Mi golpe preferido era el gancho al hígado. Gané varios combates antes del límite con esa arma".


 * "Además de mi padre, de los cuatro hermanos tres fuimos pugilistas: Héctor, Horacio y yo. El mayor, Roberto (ya fallecido) no calzó los guantes pero estuvo en mi rincón".


 * "No iba mucho al gimnasio, pero cuando me entrenaba lo hacía a conciencia, aunque al final de mi carrera me costaba, como que estaba saturado del boxeo".


 * "En los últimos años me adiestraba en el Luna Park, pese a que generalmente combatía en el norte, centro y oeste del país. La verdad, me hubiese gustado pelear más veces en el Luna".


 * "Conocí muchos promotores y, de ellos, elijo a Miguel Angel Herrera, de Salta, como el mejor".


 * "En las cejas padecí más o menos 21 cortes. También sufrí una lesión en el dedo anular de mano derecha frente a Víctor Echegaray. Pero aguanté toda la pelea".


 * "Antes no se pagaban las bolsas que se pagan ahora aunque sí, gané dinero, pero derroché mucho. Tuve una vida muy particular... Podría haber estado mejor, sin tener ahora que seguir trabajando. Gracias a Dios me tocó una mujer espectacular y cuanto más pasan los años más la valoro".


 * "Aunque el boxeo es un deporte muy duro, no desaliento a los jóvenes que quieren iniciarse en esta actividad, porque ahora la juventud está un poco perdida. Le gusta más la birra y el paco que hacer sacrificios y el deporte los puede ayudar. Eso sí, con la condición indispensable de que sepan cuidarse y se entrenen.


 * "¿Si tuve pica con algún boxeador? Mirá, con 'Yanni' García siempre hacíamos guantes en el gimnasio. Una tarde me pegó una piña que me hizo temblar el piso. Se la devolví al hígado... Pero eso ocurrió hace mucho. Ahora mantenemos una relación de amistad.


 * "Precisamente el gancho al hígado era mi golpe preferido. Por esa vía gané varias peleas antes del límite".


 * "Con el 'Indio' Julio César Obregón peleamos cinco veces y cada vez fuimos más amigos. Le tengo mucho aprecio. Vive en el barrio San Roque".


 * "Jamás tuve cábalas para subir al ring. Sabía que si estaba bien preparado, ganaba".


 * "Mi única frustración fue que nunca me dieron la oportunidad de combatir por un título sudamericano. Es una asignación que me quedó pendiente".


 * "No estoy yendo a ver combates. Al boxeo lo sigo por TV".


 * "Desde que tengo uso de razón, el mejor pugilista que ví fue Ray 'Sugar' Leonard.


 * "De los nuestros me inclino por Carlos Monzón. Nicolino Locche fue un grande técnicamente, pero después del segundo asalto me aburría. Era más de lo mismo".


 * "Por lo general, el que pega fuerte no aprende los secretos. Se confía en su pegada".


 * "El boxeo decae, involuciona. El drama pasa porque nadie enseña. Lamentablemente se hizo costumbre que boxeadores apenas mediocres se dediquen luego a managers".


 * "¿Si existe el 'tongo'? A mi nunca nadie me propuso ninguna cosa rara. Pero he visto peleas que me dejaron dudas..."


 * "Después del boxeo jugué a las bochas. Empecé como puntero, luego pasé al medio y a veces tiré algunos bochazos. No fui una figura, pero me las rebuscaba. Me inicié en Noroeste, después pasé a Colón, otra vez Noroeste, El Cometa y Olimpia. La verdad, tengo ganas de volver a practicarlas".


 * "En Martín Rodríguez y Don Bosco, tuve una Peña, que se llamaba La esquina de Cachín. Pasé muchos lindos momentos allí".

El súper pugilista




 Le pedimos a "Cachín" Méndez que vaya delineando las características del boxeador ideal. Según su óptica el más completo se configura de acuerdo con las siguientes características.

* La pegada de: Carlos Monzón.
* El visteo: Nicolino Locche.
* La técnica; Cirilo Gil.
* El jab: Luis Federico Thompson.
* El gancho: "Látigo" Coggi.
* Las piernas: Ray "Sugar" Leonard.
* La frialdad: Monzón.
* La fortaleza: Ramón la Cruz.
* El corazón: los hermanos Zarza.
* La cintura: Locche.
* La elegancia: Cirilo Gil.

Personal
















 Oscar Jorge Méndez nació el 17 de junio de 1945 en el Gran Buenos Aires (Mataderos).


 Está casado con Norma Nélida Dimarco, de cuyo matrimonio nació Alejandro Walter (42), que le dio dos nietas: Renata (14) y Malena (18).


 Hizo sus estudios primarios completos en la Escuela 18, Domingo Faustino Sarmiento, de Mar del Plata.


 Realizó las más variadas tareas en el orden laboral y actualmente es maestranza en una casa quinta.

Enrique Nocent/"La Nueva Provincia"