Atraco a mano armada en un negocio del barrio Namuncurá
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Dos motochorros armados redujeron a la joven empleada y a una clienta de una tienda ubicada en la calle Enrique Julio 450, del barrio Namuncurá, y en escasos segundos se alzaron con los ochocientos pesos que se hallaban en la caja registradora y una importante cantidad de prendas de vestir, que colocaron en sendas bolsas con las que habían llegado al lugar.
“Siempre estamos las dos, pero justo tuve que salir y cuando regresé a los quince minutos, me dice que le habían robado”, expresó ayer a este diario Norma Bertín, propietaria del negocio denominado Guille Look Urbana, que acumula 32 años de actividad comercial y sumó el octavo robo desde su inauguración.
La mujer recordó que “una hora antes salí a fumar un cigarrillo y vi una moto con dos chicos de 20, 22 años... Me pareció raro, y como los miraba con insistencia, se subieron a la moto y se fueron”.
En ese ínterin, Norma Bertín recibió un llamado de su hijo para que concurriera a su negocio ubicado en la calle Zelarrayán al 2500, y cuando regresó vio salir del local a su empleada, a la que sólo identificó como Yamila, gritando “me robaron, me robaron”.
“Después le pregunté si uno tenía puesta una camperita rayadita de algodón y el otro una gorrita roja, y me dijo que sí. Eran los dos chicos de la moto”, sostuvo la damnificada con absoluta seguridad de que se trataba de los mismos sujetos que había observado antes.
El robo se cometió alrededor de las 19.30 del martes y, según refirió la empleada, “me dijeron que la moto la habían dejando estacionada acá a la vuelta”, en la calle Paul Harris.
La joven aseguró que “el que me estaba apuntando a mi tenía la cara tapada, pero el otro no. Prefiero no verlo, pero si ocurre, lo reconozco”.
La chica manifestó que los delincuentes no estaban nerviosos y “sabían lo que estaban haciendo. Querían llevarse todo e irse. Y además de dinero, se llevaron una pila de jeans y camperas para dama”.
Según Yamila, los malhechores permanecieron en el lugar por espacio de apenas tres minutos, “y me salvó que llegaba un cliente que viene habitualmente y estaba estacionando su camioneta. Cuando ocurrió eso les dijo 'bueno, basta, bájanse que vino gente'. Y como vieron que venía, salieron corriendo. Yo salí detrás y justo vino ella”, aludiendo a la dueña.
La empleada reconoció que “estaba muy nerviosa, porque no podía hacer nada por la chica que estaba en el probador y a la que apuntaron y le pidieron el celular, aunque no tenía, y no vieron que al lado de ella estaba la cartera, que entre otros cosas tenía las llaves del auto”.
Yamila señaló posteriormente que “en ningún momento me resistí, pero te da bronca ver cómo se están llevando todo”.
La joven hace dos años que trabaja en el lugar y ya había pasado por situaciones similares, “pero las veces anteriores también estaba ella (por Norma Bertín)”.