Rieles del ferrocarril para no olvidar el horror
Una pila de perfiles metálicos que fueran parte de las vías del ferrocarril hacia los campos de concentración nazis materializa un monumento que conmueve y educa.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
El estudio francés Blaising Borchardt Studio ganó el concurso internacional para realizar un monumento a las deportaciones nazis realizadas en la ciudad de Lyon, transportando prisioneros judíos a los campos de concentración durante la segunda guerra mundial.
La obra se ubicó en la Place Carnot, a pocos pasos de la estación Perrache, donde los trenes comenzaban su recorrido hacia el campo de Auschwitz, en Polonia.
El proyecto fue seleccionado entre 96 trabajos de 25 países y es resultado de décadas de lucha liderada por la «Association pour l’édification d’un Mémorial de la Shoah à Lyon», cuyos miembros activos y honorarios incluían a antiguos deportados.
El resultado es de una potencia impactante, con 1.173 metros de rieles de acero entrelazados para recordar aquella historia trágica: la de los 1.173 kilómetros que separan Lyon del campo de Auschwitz-Birkenau.
La realización evoca tanto el espíritu de esa tragedia como los acontecimientos que la provocaron.
Mucho más
Los Rieles de la Memoria es un monumento impactante y conmovedor, mucho más que un hecho conmemorativo: pretende ser un puente entre el pasado y el futuro, un lugar donde se materializa la memoria de las víctimas y se garantiza su permanencia.
Cada detalle está pensado para evocar lo inconcebible. Los materiales utilizados (rieles, durmientes y balasto) son auténticos, procedentes de las vías del ferrocarril, lo que aporta mayor crudeza expresiva al horror. Estos elementos, reales y simbólicos, crean una conexión tangible con el pasado, invitando a los visitantes a sentir, tocar y recordar.
El monumento va más allá de rendir homenaje a los seis millones de víctimas, 6.100 de las cuales fueron deportadas desde la región de Ródano-Alpes. Pretende ser una herramienta educativa y para eso cuenta con bancos equipados con códigos QR que permiten el acceso a información sobre la asociación y el propósito del lugar.
De esta manera, Los Rieles de la Memoria van más allá de recordar el pasado: encarnan una promesa: la de no olvidar. Se convierten en un hito de la memoria colectiva, un lugar donde la historia cobra vida y donde el silencio habla más que las palabras.