Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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De Algarrobo a EE.UU.: Veterinario desarrolló un protocolo para mejorar el bienestar animal

El estudio del Veterinario y Profesor Adrián Barragán sugiere que se puede mejorar el bienestar de las vacas lecheras mediante la administración de bolos de aspirinas luego del parto y 24 horas después, mejorando asimismo la producción y la rentabilidad tambera.

El Dr. Adrián Barragán (der.) junto a el coautor del proyecto, Dr. Ernest Hoving.

Anahí González
agonzalez@lanueva.com


   Su padre era médico rural en Algarrobo; su abuelo, criaba vacas en Río Colorado y él, desde muy pequeño tenía un gran interés por los animales. Quizás de la conjunción de todos estos factores surgió la vocación de Adrián Barragán, oriundo de Algarrobo, en el distrito de Villarino, por la Veterinaria, carrera de la que egresó en 2010, de la UNLP.

   En la actualidad, y un poco arrastrado por circunstancias e intereses que se fueron entrelazando, vive en EE.UU. y se desempeña como profesor y veterinario extensionista de la Universidad del Estado de Pensilvania, más conocida como Penn State.

   Fue a través de esta institución que realizó un estudio publicado en ámbitos de divulgación científica de gran relevancia en el ámbito de la producción ganadera vinculada al tambo.


El Dr. Adrián Barragán junto a las vacas lecheras.

    Su grupo de investigación desarrolló un protocolo con cuya aplicación se podría lograr un mayor bienestar animal en vacas lecheras luego del parto, mejorando asimismo la producción animal y rentabilidad tambera.

   El estudio que llevó aproximadamente un año –entre trabajo de campo, análisis de laboratorio de muestras y procesamiento de datos- trata un área de investigación muy popular y es de sencilla aplicación.

   “El principal foco de interés fue el bienestar animal, que es, hoy por hoy, la tendencia animal global que vemos”, contó.

   


   Vaca lechera iniciando el parto.

   “La medicina veterinaria de animales de producción hoy en día ha evolucionado a un enfoque de manejo a nivel poblacional y de prevención de enfermedades, en lugar de un enfoque de tratamiento animal a nivel individual. Se busca mejorar el manejo de la población para promover el bienestar animal, y luego la rentabilidad y productividad del tambo vienen de la mano”, sostuvo.

   El protocolo de tratamiento consiste en administrar bolos de aspirinas a las vacas en las primeras 12 horas después del parto y 24 horas más tarde. De este modo, la hipótesis es que el tratamiento podría disminuir los procesos inflamatorios relacionados con el parto que predisponen a la vaca a desarrollar enfermedades.


Los Barragán (de izq. a der.): Lola, María, Ariel (arriba), Adrián y Omar (abajo)

    Los resultados del estudio demostraron que al mejorar su bienestar, las vacas se tornan más productivas (dan más leche) y más fértiles, es decir, se preñan más rápido.

   Barragán había desarrollado, durante sus estudios de doctorado en la Universidad de Ohio, un protocolo similar, también enfocado en el  tratamiento de la vaca posparto con aspirina, pero con una estrategia más compleja y laboriosa para el productor, ya que consistía en tratar a vacas posparto cuatro veces, cada 12 horas.

 


   Adrián y su hermano Ariel Barragán, en el campo de su abuelo en Río Colorado.

 “Esto era un protocolo muy complejo para productores que estuvieran a cargo del manejo de grandes rodeos, más de mil vacas lecheras, lo cual elevaba los costos de implementación de este tratamiento”, comentó.

   Por ello, en Pensilvania empezó a estudiar un protocolo más sencillo, más acorde a las necesidades del productor, pero buscando obtener los mismos resultados que con el anterior.

   Finalmente, descubrió que tratando a las vacas dos veces, cada 24 horas se obtenían similares incrementos en la producción de leche y en la fertilidad y hasta en prevención de enfermedades.

   


   En el patio de su casa, en Algarrobo,Villarino.

   “Nuestro objetivo fue desarrollar una estrategia que sea beneficiosa para el productor y que tenga una aplicación concreta y popular, es decir que se use”, dijo.

  Ante la consulta de si en Argentina este protocolo podría ser de utilidad para los productores, aseguró que algunos establecimientos verían resultados similares y otros tendrán resultados diferentes.

   “Siempre que se analiza la aplicabilidad de un estudio de investigación hay que tener en cuenta el tipo de establecimientos, manejo y genética de los animales involucrados en el estudio, ya que son factores importantes, entre otros, que puede afectar los resultados de implementación de la estrategia en cuestión”, indicó.

   


   Junto a su papá, Omar, de pequeño.

   Además, mencionó que hay que tener en cuenta las diferentes regulaciones entre países del uso de productos derivados de aspirina en el ganado, y consultar con su veterinario de cabecera antes de tomar cualquier decisión de tratamiento.

   El estudio se llevó a cabo en un tambo en el distrito de Juniata, en Pensilvania, manejado por una familia de productores con 900 vacas en ordeñe y con un manejo convencional de confinamiento, en establos con camas con arenas; en Argentina es más común el sistema de pastoreo.

   Comentó que existen otros estudios desarrollados o investigaciones en el área que usaron la misma droga, o derivados, pero en una forma diferente, por ejemplo, administrándola por drench –disuelta en agua- o inyectable, como en Europa, pero son mecanismos más engorrosos respecto a su protocolo ya que el bolo de aspirina se administra en unos pocos minutos.

   


   Con su abuelo Elso, en el campo.

   Barragán nació en La Plata pero vivió en Algarrobo gran parte de su vida: desde el año de edad hasta finalizar sus estudios secundarios. Su papá era uno de los dos médicos del pueblo y, si bien no vivía del campo, tenía muchos pacientes vinculados a la agricultura y ganadería, con lo cual, los fines de semana no era extraño pasarlos en el ámbito rural.

   “Me recibí hace 10 años y empecé a trabajar en pequeños animales en Varela, con un salario muy bajo porque necesitaba experiencia y, en paralelo, trabajaba con ganado de carne en un feed lot grande de Marcos Paz y en otro en las afueras de La Plata”, contó.

   A mediados de 2011, un accidente en moto, mientras viajaba al trabajo, torció el rumbo de sus prácticas. Se lastimó el hombro y fue difícil seguir trabajando con animales grandes ya que esto implica un mayor trabajo físico (se pone el cuerpo para enlazar animales, vacunarlos, castrarlos) y eso lo llevó de regreso a las raíces de la universidad: la investigación.


Junto a su mamá, Graciela Feijo, el día en que viajó por primera vez a EE.UU,

   “Empecé a trabajar como voluntario con un profesor en la cátedra de reproducción en la Universidad de La Plata, el Dr. Luzbel de la Sota, que estaba haciendo estudios con colegas en EE.UU.”, contó.

   Por estos proyectos surgió la oportunidad de viajar a EE.UU. para ayudar en el trabajo de campo de unos proyectos de investigación que Luzbel hacía en colaboración con otro argentino profesor de la Universidad de Ohio, el Dr. Gustavo Schuenemann.

   “Siempre tuve ganas de salir de Argentina y conocer otros lugares, pero con la intención de volver; pero las vueltas de la vida me jugaron otra pasada”, reflexionó Barragán quien se casó en 2017 en EE.UU. con Carly, profesora de escuela.

   “Por ahora tenemos muchos animales, dos caballos y cinco gatos. Estamos armando la propiedad antes de pensar en formar familia, de a poquito”, dijo el veterinario de 34 años.


Con su esposa Carly, a quién conoció en EE.UU.

   Su primer hogar fue en Colorado –en el centro del país- enmarcado en un programa de la universidad de Ohio, la cual tiene vínculos con empresas privadas, en este caso, con un tambo con alrededor de 5 mil animales en ordeñe.

   Luego de realizar esta pasantía se mudó al noreste del país, a Ohio, y vivió allí 4 años, mientras hacía la maestría y el doctorado.

   Hoy, instalado en Pensilvania, pasa sus días entre la vida de profesor y veterinario extensionista en Penn State y la vida familiar que comparte con su esposa.

   La mayoría de los estudios que realiza –tiene cinco en carpeta- hoy en su campo específico surgen por preguntas e inquietudes de los propios productores.

   Por estar en la Universidad tiene acceso ilimitado a información científica de calidad, confiable y actualizada.

   “El primer paso es buscar allí, si no hay nada se propone un proyecto de investigación para responder la pregunta, si es una pregunta con fundamento biológico”, añadió.

   “Una buena investigación siempre genera más preguntas que respuestas que luego seguirás desarrollando investigación para tratar de responderlas”, dijo quien también está autorizado para trabajar como consultor privado.

   “En Argentina hay una enorme fuga de cerebros, no es una ficción, es una realidad. Los profesores vivimos bien acá. Un profesor, en Argentina, ganaría el mismo salario que un estudiante de Posgrado acá”, añadió.


Amigos de Algarrobo (2004). Adrian Barragán (izq), Juan Manuel López, Esteban Berger, Ariel Barragán, Felipe Stalldecker, Damián Bocca y Pablo Prieto; Abajo: Luciano Gottau y Fabio Herner.

   Algarrobo en su recuerdo: “¡Uh! Muchos asados, amigos de la secundaria, familia. Una infancia que no cambiaría por nada. Siendo un pueblo tan chico, de joven, se vive con una tranquilidad y confianza que son impagables. Se extraña mucho. Hace 4 años que no vuelvo al pueblo. Iba a ir en diciembre pero el coronavirus cambió los planes”, dijo.
  
   Su empleo. La posición de Adrián Barragán en la Universidad como veterinario tiene tres ramas: investigación, enseñanza y extensión, por las que percibe un salario fijo. En el área de extensión realiza asesorías técnicas a productores veterinarios –es un servicio gratuito de la institución- y ha llevado a cabo más de 50 programas educativos que incluyen artículos, videos y webinarios que se hallan disponibles en https://extension.psu.edu/. Solo hay que ingresar el apellido del veterinario extensionista (Barragán) y se encuentran en español con títulos como “El cuidado de terneros recién nacidos”, “Buenas Prácticas de Ordeño” y “Prácticas de Manejo al Parto”, entre otras, con destacados veterinarios invitados.