Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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El problema de la deuda pública: una cuestión difícil, explicada muy fácil

Con la ayuda de un especialista, trazamos una hoja de ruta para quienes deseen comprender mejor un tema intrincado  y aún en vías de resolución.

Fuente: Ambito.com

Francisco Rinaldi

frinaldi@lanueva.com

Deuda. Bonos. Renegociación. Default. Grandes fondos de inversión. Gobierno. FMI. Guzmán.  BlackRock. Fernández. Macri. Fernández (Cristina). Y otra vez Guzmán.  
Escritas en grandes titulares o en videografs que pasan más rápido que Usain Bolt, más de un lector estará familiarizado con las palabras de arriba.
Y más de uno se sentirá bombardeado, mareado, atosigado por tanta información, que genera un “¡no entiendo un pomo!” como única -y frustrante- conclusión. 
Pero para evitarlo, La Nueva. consultó al economista y profesor de la UNS Francisco Cantamutto, quien lleva varios años investigando sobre temas de deuda pública en nuestro país. Los tramos salientes, a continuación.
--Se habla mucho de deuda, de cifras millonarias, de idas y vueltas, pero ¿cuánto debe Argentina y a quiénes?
--La deuda pública tiene más de un acreedor y se distribuye en más de un instrumento. Con los datos disponibles a marzo de este año, ronda un total de 321.000 millones de dólares (mdd en adelante) (ver gráfico abajo).
“Allí se destaca como principal instrumento los títulos públicos, por un 62% del total, de los cuales el 79% se encuentra nominado en moneda extranjera”.
“Le siguen en importancia los préstamos, por un 24% de toda la deuda. Sobre este total, el crédito con el FMI explica el 56%, de los cuales, efectivamente se transfirieron al país 43.556 mdd ”.
“También hay Letras del Tesoro (Letes) por un 6% del total, deuda de corto plazo por un 5%, y adelantos transitorios del BCRA, de carácter extraordinarios, por un 2%”.
“Hay que aclarar que los títulos públicos tienen la característica de ser negociados en el mercado secundario (N de R: se compran y venden entre inversores, que pueden ser personas humanas o jurídicas que buscan una renta o una ganancia con las variaciones en las cotizaciones), por lo que tienen una mayor complejidad de tratamiento que los préstamos”.
“Además, entre los títulos públicos, es importante resaltar que 66.238 mdd están emitidos bajo jurisdicción extranjera, lo cual significa que cualquier controversia en torno a su ejecución o reestructuración se resuelve en tribunales del exterior (principalmente, Nueva York y Londres)”.


 

--¿Por qué los acreedores tienen la posibilidad de mandar al país al default?
--Porque aunque el gobierno toma deuda vendiendo bonos a acreedores anónimos, en los hechos, hay una alta concentración de esos bonos en pocas manos.
“Pero no es todo. Actualmente, se están negociando muchos formatos diferentes de bonos. Por ejemplo, hay títulos emitidos durante los canjes de 2005 y 2010 que exigían las denominadas Cláusulas de Acción Colectiva (CAC) del 85%, mientras que las emisiones de títulos post-2016 tienen CAC más bajas”.
--¿Y cómo se interpretan esas CAC?
--Es a la cantidad de tenedores de bonos a los que se debe convencer para que acepten la nueva propuesta y luego quienes no acepten no tengan posibilidad de demandar. 
"Esto, obviamente, equivale a un cambio en las condiciones iniciales (plazos extendidos, posibles quitas de capital e intereses, adelanto de pagos, etcétera), es decir, se cambian los bonos viejos por nuevos, con las nuevas condiciones acordadas, de llegar a un arreglo".
“Y para, precisamente, llegar a ese arreglo, hay que arribar al porcentaje de CAC previamente estipulado. Lo contrario equivale a entrar en default, habilitando al acreedor a hacerle juicio al país en los tribunales acordados, que, como dije antes, pueden estar en el exterior”.
--La prensa especializada y algunos de sus colegas dicen que hay poca diferencia en dinero para arribar a un arreglo ¿es así?
--No estoy de acuerdo. Una diferencia de uno o dos dólares como se habla habitualmente equivale a varios millones en el total.
Además, hay que tomar en cuenta que la negociación arrancó inicialmente con un reconocimiento de alrededor de 39 dólares por cada bono en términos de Valor Presente Neto (N de R: como cada bono promete pagos futuros de intereses y capital, mediante un cálculo financiero, se traen esos pagos futuros a valores de hoy), y hoy la oferta está en torno a 51, lo que equivale a una mejora del 30% con relación a los títulos en poder de los bonistas. Pero eso ahora se superó y la mejora es todavía más alta, y eso deberá pagarlo el Estado.
“Más allá del dinero, lo que hay es una batalla oculta en lo legal, que pocas veces se menciona. Y es que los grandes fondos de inversión, como por ejemplo, BlackRock o Gramercy buscan eludir el cumplimiento de las CAC, evitar que se logre un acuerdo mayoritario. Concretamente, lo que quieren es que los nuevos bonos sostengan la posibilidad de pedir aún más dinero y, de no cumplir con su solicitud, podrían seguir litigando, aun habiendo reunido, previamente, las mayorías que imponen las CAC”.
--¿Y cuánto poder tienen esos fondos?
Muchísimo. Estamos hablando de verdaderos titanes de las finanzas globales, que manejan cerca de 30 veces el PBI en Argentina en activos financieros. Pero además, la situación actual es muy diferente a la de 2001”.
“Es que en aquella cesación de pagos, efectivamente había bonistas que eran jubilados japoneses o italianos que habían ahorrado en sus años de vida laboral en fondos de inversión, pensando en su retiro, que contaban con tenencias de títulos públicos argentinos”.
“Pero ahora, tenedores como BlackRock tienen una enorme capacidad de presión por una simple razón: tienen muchísimas inversiones en sectores productivos de nuestro país". 
"A modo de ejemplo, BlackRock es accionista minoritario de YPF y controla varias empresas productivas de nuestro país, lo que le confiere una mayor capacidad para bloquear cualquier acción del Gobierno”.
“También figuran entre los acreedores tenedores argentinos que forman parte de las grandes fortunas de nuestro país. Según algunos estudios, poseen hasta el 70% de su riqueza en títulos, con lo cual, yo me pregunto si no es esa la razón por la cual se dilata la discusión del impuesto a las grandes fortunas, ya que por medio del mismo, contribuirían a resolver el problema de la deuda. 
"El problema es que en ese caso, estarían “pagándose” a ellos mismos, lo que por supuesto, no les cierra”.