Bahía Blanca | Miércoles, 13 de agosto

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Un libro que zurce la historia íntima de mujeres olvidadas viaja a la Capital

“El Pabellón de las Rosas”, obra de Laura Forchetti y Eliset Nomdedeu, se presenta en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Un trabajo que imagina, borda y da voz a las trabajadoras sexuales de principios del siglo XX en pueblos del sudoeste bonaerense.

A menudo, la historia se esconde en los márgenes: archivos, fotos en blanco y negro, descripciones burocráticas y frías sobre personas que no tienen voz que imprimen marcas y miradas. Eso fue lo que encontraron Laura Forchetti y Eliset Nomdedeu en el Registro Municipal de Prostitutas, un documento en el que se anotaba a las mujeres que vivieron y trabajaron en prostíbulos de los pueblos del sudoeste bonaerense entre las décadas del ‘20 y el ’30. 
Allí el Estado "hablaba" de ellas pero ¿qué sentían? ¿cómo era su cotidianidad en el encierro, sus anhelos, sus tristezas, sus vidas?

A partir de ese material, las autoras crearon El Pabellón de las Rosas (así se llamaba el prostíbulo que funcionaba en Dorrego) un libro que entrelaza literatura, bordado y memoria para imaginar la vida de esas mujeres que no dejaron testimonio propio. Es una exploración imaginaria de sus luchas y su universo interior conmovido y atravesado también por la lucha de clases, ya que además de mujeres eran trabajadoras sujetas a relaciones de poder.

“Queríamos hablar de ellas de manera personal —dijo Laura—. No desde la historia grande, sino desde sus voces. Los registros de prostitutas nos daban listas de nombres y datos biométricos, desde el arte, pensamos en sus vidas con un rostro, un nombre”.

La obra se presenta hoy (domingo 11) en el stand de la Provincia de Buenos Aires, dentro de la Feria Internacional del Libro. 

“Estamos muy felices de presentar el Pabellón de las Rosas en este evento y nos encanta que la presentación sea en el stand de Provincia de Buenos Aires, tan generoso con las editoriales independientes”, dijo Forchetti y celebró poder compartir la obra con gente amiga que está en Capital y con nuevos públicos.

El Pabellón de las Rosas fue primero parte de una muestra mayor en el Museo Regional Carlos Funes Derieul de Coronel Dorrego. Diseñado de forma textil en 2017, estaba en relación con ese relato más grande. Luego, tomó forma de libro impreso, editado por Charco Editora, editorial independiente. 

Eliset Nomdedeu aportó sus saberes textiles: inicialmente cada uno de los registros fue bordado a mano, con puntadas que, como cicatrices, recorren los rostros de esas mujeres. La palabra y la aguja se cruzan para construir un relato íntimo, poético, político.

“En ese momento no tenemos un proyecto conjunto con Eliset pero siempre estamos dialogando sobre el feminismo, la memoria histórica, las historias personales e íntimas”, comentó Laura quien comparte con Eliset desde hace más de veinte años el colectivo feminista Y que los platos los lave otro. 

El libro está atravesado por una mirada de género: la vida de las mujeres a lo largo de la historia y sus luchas por ganar derechos. Además, se cruza con luchas de las personas trabajadoras ya que estas mujeres estaban insertas en el mundo laboral: había un juego de poder, de fuerzas y un intercambio de dinero. 

“Todos nuestros intercambios y caminos personales están atravesados por esa lucha. Es lo que nos despierta interés, amor, deseo de saber, nos preocupa y atraviesa y aparece en cada”, remarcó.

 “Nos interesa que quien lea pueda tener una visión más cercana de la vida de esas mujeres que en los años 20 o 30 estaban en estos pueblos perdidos en la llanura trabajando en situaciones bastante difíciles, en casas donde se ejercía la prostitución”, comentó. 

Eliset, quien creó el libro textil original en el que se inspiró el libro de papel comentó que fue un gran desafío asumir el proceso. Fotografiarlo (tarea a cargo de Manuela Tejerina) fue muy complejo por los contrastes en blancos y negros (que denotan la sobriedad y discreción que se exigía a las prostitutas desde aquella moral) y las telas estaban marcadas por el paso del tiempo. 

“Tuve muchas dudas acerca de cómo lo textil debía llevarse a lo impreso pero a través de las miradas enamoradas de quienes lo miran hoy asumí que son dos lenguajes y obras diferentes y también me enamoré del libro”, dijo.

“La presentación en la feria más allá de la reivindicación de un espacio tan importante de intercambio y diálogo cultural es que nos reuniremos con la editora, otra de sus madres, Laura Aluan Canselo, quien abrazó este proyecto de una manera entusiasta y muy comprometida”, añadió.

--¿Cambió algo en su mirada sobre el proyecto? ¿Surgieron nuevas ideas o caminos?

--Laura: Siempre vuelven a aparecer otras ideas y más en un libro que podemos pensar testimonial. La gente te cuentan cosas y encontrás otro material y vas alimentando la obra propia en otras propuestas. Dicen que un libro nunca se termina, se abandona. Los libros hacen un camino y los ecos que nos van llegando alimentan nuevos deseos de seguir produciendo obras. 

--Desde aquella primera presentación, hace un año ¿qué devoluciones recibieron  del público? 

--Laura: Nos sorprendió su recepción y el interés que despertó. Cuando hicimos la presentación en Dorrego, que fue mucha gente, lo entendimos como una cuestión de cercanía y de identidad porque la historia parte de un documento de la Municipalidad y El Pabellón era un prostíbulo local, pero luego lo presentamos en la zona y en cada lugar encontramos un público atento, que se fascinaba con el libro desde lo formal y que se involucraba con los temas.

 

--¿Alguna devolución en particular que las haya emocionado?

--Laura: Sí, las devoluciones de personas que están en situación de prostitución. Esa buena recepción es una señal de que el libro logró cercanía y sensibilidad. No tiene una pretensión de saber sino que está habitado desde el lenguaje del arte. 

--¿Que esperan que se despierte en quienes conozcan el libro?

--Eliset: No pensé que el libro iba a tener las respuestas y repercusión que tiene. Cada persona lo lee, interpreta y proyecta desde su propia sensibilidad y lo abraza. Eso es muy valioso: la obra no determina la mirada de quien lo lee. Es sobre el pasado, sobre las mujeres de aquellos tiempos, pero se hace desde una persona que lee y mira desde estos tiempos y se proyecta en miradas contemporáneas. Lo que más espero es que siga despertando sensibilidad y mirada humana.