Bahía Blanca | Miércoles, 02 de julio

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Francisco, misericordia y justicia social

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Sin dudas escribir, más allá de estar fundamentado en la Psicología y en conocimientos también está atravesado por aspectos subjetivos. ¿Cómo escribir cuando algo duele? ¿Ausentarse cuando la columna merece ser escrita?

A veces la Psicología parece no dar respuesta y la fe que profeso por momentos pareciera escurrirse. Me cuesta encontrar palabras en medio de la tristeza; el consuelo parece jugar a las escondidas, oscilante, aparece y desparece.

¿Cómo escribir sobre el argentino más importante del mundo? ¿Cómo escribir de Francisco que me brindó su amistad y contención? ¿Qué decir cuando el mundo está de luto y cuando más de un argentino me dice “ahora me doy cuenta de lo que significaba”?

Deja un legado con acciones concretas. Acercó a la gente que se había alejado de la Iglesia predicando el evangelio con el ejemplo. Palabras y actos. La prioridad fue para los marginados, los migrantes, los descartados. La periferia fue la ruta obligada. Visitar a los presos, abrazar a enfermos en cada audiencia fueron algunos de los pasos que lo convirtieron en un líder, en autoridad mundial.

Reformó la curia, ordenó las finanzas y la burocracia. Transformó los dicasterios dejando en evidencia que la prioridad son los pobres. Se reunió con el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Kirill, siendo el único encuentro entre los líderes de dos de las principales ramas del cristianismo desde que ambas se separaron en el año 1054. Conmemoró en Suecia los 500 años de la Reforma de Martín Lutero y su último viaje a Sudán del Sur fue un peregrinaje ecuménico de paz. Además, escribió un documento sobre la hermandad con el jeque de Al Azhar, la universidad sunita, cuando los sunitas son el 80% de los musulmanes y en todos los viajes fue recibido de forma triunfal.

Le dio un marco legal a la lucha contra los abusos sexuales, dejó líneas guías en todas las conferencias episcopales y por primera vez puso en el centro a las víctima, fueron protagonistas y dieron su testimonio, un hecho sin precedentes. 

El rol de las mujeres y la familia también fue alcanzado. Hay mujeres ocupando secretarías de dicasterios, en la congregación para los obispos y hay vocera del Papa. Abrió las puertas a la comunidad LGBTQ y los miércoles en las audiencias recibió personas trans.

El legado es inagotable, su obra indeleble, y yo, que sé  las etapas del duelo de memoria, hoy siento cuán valiente hay que ser para poder transitarlo. Si bien hay finales inexorables eso no convierte a la muerte en un trámite, máxime cuando hay personas verdaderamente imprescindibles.

Siempre resonará la pregunta que tantas veces me formularon: ¿Cómo hacés para “ver a Francisco”?

En tiempos de neomercantilismo y de individualismo salvaje hay que volver a leer sus encíclicas, recoger el legado y entender que la casa común debe ser atendida, que los viejos no son descartables y que poner en el centro a los marginados, son algunas de las formas concretas para poder “ver a Francisco”.

Sin dudas Francisco fue inmenso y fue argentino. La pérdida moviliza al mundo.  Misericordia y justicia social son las dos palabras que elijo para cerrar este homenaje. ¡Gracias por todo, gracias por tanto!