Bahía Blanca | Miércoles, 09 de julio

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Devolverle el sol al Napostá, una idea que toma forma

Entre las propuestas se incluye la de intervenir este curso de agua y recuperar parte del recorrido hoy escondido para reubicarlo a cielo abierto. 

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.
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Audionota: Marina López

La inundación del viernes 7 de marzo abrió la puerta a una variedad de planteos y propuestas frente a la vulnerabilidad de la ciudad ante un fenómeno que, no por extraño, deja de ser real. Llovieron 278 milímetros entre las 4 y las 9 de la mañana y todo quedó bajo agua.

En el ojo de la tormenta, nunca mejor utilizada esa expresión, quedó el arroyo Napostá. Que si bien en este caso no fue el responsable directo de la crecida  --lo es más cuando precipita en su cuenca alta— sí se lo acusa de no haber estado a la altura de las circunstancias por no haber captado los 40 m3/s para los que fue diseñado. 

La razón de esa falla admite cierta justificación: ese cálculo, realizado desde la Dirección de hidráulica provincial, data de 1946 y no consideró que el cauce iba a ser entubado 30 años después y que ese conducto de hormigón iba a ser reducido y con casi nulo mantenimiento.

Entre las ideas que ahora van ganando un lugar en la búsqueda de mejorar esa situación se incluye la de intervenir este curso de agua y recuperar parte del recorrido hoy escondido y reubicarlo a cielo abierto. 

Esa posibilidad amerita un estudio de ingeniería que establezca con certeza hasta que punto la reapertura parcial del entubado puede mejorar su eficiencia en caso de una crecida, aunque sí se acepta que sería un interesante aporte desde lo paisajístico y la biodiversidad.

Luz natural

“Daylighting” es la palabra utilizada en el mundo para definir la reapertura de ríos y arroyos que corren dentro de un conducto cerrado, escondidos. El término significa “Iluminación natural” o, en una interpretación más libre, “pasaje de luz del día". Es la acción de devolver el agua a la superficie y reintegrar el curso a sus condiciones naturales.

El Napostá sin tapa, proyectp Horacio Miglierina

Llevarlos a esa condición, señalan los especialistas, permitiría crear nuevos hábitats para plantas y animales, reducir el riesgo de inundaciones y la posibilidad de generar “corredores verdes” urbanos.

Los cursos enterrados no reciben luz solar, son desiertos ecológicos para la vida acuática. Abiertos, permiten además advertir obstrucciones y facilitar la tarea de detectar fuentes de contaminación. 

El arquitecto Horacio Miglierina trabaja en su tesis para obtener una maestría planteando precisamente una apertura parcial del arroyo.

“Si bien hoy está de moda hablar del “desentubamiento” de los cursos de agua, esa es una obra de cierta complejidad. Lo que yo propongo es destapar algunos tramos del Napostá como parte del proyecto de generar un paseo ribereño, algo que Bahía Blanca nunca tuvo. La intención es mejorar todo su recorrido hoy a cielo abierto, entre Aldea Romana y el club de golf, entre el parque de Mayo y Casanova y algunos tramos, hoy perdidos”.

Paseo Boronat con el Napotá a cielo abrieto. Proyecto Horacio Miglierina.

Su idea incluye destapar el arroyo en el Paseo de las Esculturas –sólo dos de las diez obras están ubicadas sobre el entubado, el resto quedaría a un costado—, en el parque Boronat y desde calle Corrientes, aguas abajo.

Pase Boronat, uno de los espacios donde se sugiere destapar el arroyo

“Es una intervención que no causa daños y convierte al arroyo en un canal, como el Maldonado pero más angosto. Se trata de romper la tapa de hormigón en lugares donde es factible hacerlo. Además, en esos sitios habría que liberar los márgenes para que funcionen como espacios inundables. Es también una manera de quebrar la imagen de aquel curso de agua donde se arrojaban desperdicios y que generaba olores nauseabundos”.

Sitios de sacrificio

Para el biólogo Pablo Petracci reabrir el Napostá podría ser parte de una acción que hoy tiene muchos ejemplos en el mundo.

“Con su reapertura y con la recuperación de suelo absorbente la ciudad estaría en mejores condiciones de soportar una gran lluvia. Hoy el agua cae sobre concreto, asfalto y baldosas, con lo cual pasa a tener un volumen enorme que termina haciendo lo que hizo. Pensar en esa obra es acertado, algo que incluso los ingenieros están considerando”.

El profesional reconoce que hay ciertos tramos donde sería factible abrirlo, sobre todo donde comienza el entubado con una sección muy reducida.

“En su momento tuvimos críticas porque desde las entidades ambientalistas pedimos que se respetara la vegetación en el cauce entre el parque de Mayo y Casanova. La realidad es que la vegetación costera hace que el efecto del agua sea mucho menos dañino en los márgenes”.

Mencionó además que hoy se defiende el concepto de construir “a favor de la naturaleza”. 

“Es muy interesante estudiar sistemas que tienen lagunas, plazas y parques funcionando como espacios verdes durante la normalidad y que se vuelven inundables durante los eventos de lluvia. Son sitios de “sacrificio”, que contienen y amortiguan las crecidas. Comparto la idea de reabrir el Napostá, tanto desde lo hidráulico como desde lo social, ambiental y calidad de vida. Es también visibilizar problemas hoy ocultos y transformarlo en un sitio de esparcimiento. Se gana por todos lados”.

Cuestiona, por último, la propuesta del generar un embalse a la altura del puente Canessa.

“Es un error. Lo señalan los especialistas de la UNS. No es positivo por varias cuestiones e incluso puede resultar más riesgoso. Hay que ser muy inteligente al diagramar lo que viene”. 

Ejemplos en el mundo

Si bien cada caso es único y singular y amerita un estudio particular, existen varios modelos de reapertura de cursos de agua. 

Uno de ellos es el río Quaggy, en Londres, que ahora proporciona un humedal de contención de inundaciones, fauna y espacios recreativos.

En Seúl, Corea del Sur, se recuperó el Cheonggyecheon, considerado modelo de renovación urbana. Allí se celebran eventos, como el festival anual de faroles, que celebra la cultura coreana.

Desentubamiento en en Seúl: asfalto por naturaleza

En 2010, la ciudad de Yonkers, en Nueva York, devolvió la luz al río Saw Mill, enterrado en 1920. Es una de las restauraciones más significativas por su impacto ecológico, económico y cultural.

La culpa, la obra

“Las aguas cristalinas y las riberas pobladas de follaje del Napostá desaparecen apenas ingresa en la ciudad. Entre yuyales, desperdicios y aguas servidas se convierte en un foco nauseabundo, infecto, que hiere el olfato, la vista y la salud”. La Nueva Provincia, agosto de 1959

La idea de entubar el Napostá comenzó a tomar fuerza a mediados de los 50, por obra y gracia de los habitantes de los barrios ubicados en sus márgenes.  Se pueden resumir en dos las razones invocadas para esa acción: por un lado, la suciedad y contaminación del curso de agua. Por otro, la necesidad de mejorar la conectividad vial.

Las obras del entubado 1978-1986

"Conforma (el arroyo) un obstáculo contra la expansión y un foco malsano y afeante", manifestó la Sociedad de Fomento del barrio Napostá.

El Plan de Desarrollo Urbano de 1971 culpó al Napostá de generar “los mayores problemas de la trama urbana”, mencionando además su contaminación. Por eso propuso entubarlo, "para mejorar la infraestructura y la higiene".

La única opinión discordante surge del estudio realizado en 1960 por la Misión 40 de la OEA, que planteó “profundizarlo y ensancharlo en todo su recorrido, generando “un curso paisajizado, un espejo de agua-balneario forestado que constituya un centro de esparcimiento".