Bahía Blanca | Miércoles, 09 de julio

Bahía Blanca | Miércoles, 09 de julio

Bahía Blanca | Miércoles, 09 de julio

Maxi Genitti: su carácter, el insistir, cómo esperó este momento y la vueltita que dará por el básquet local

El juvenil dejó Olimpo en busca de su sueño y contó de qué manera lleva la experiencia jugando para La Unión de Formosa.

Máximo Genitti. Fotos: LNB y archivo-La Nueva.

 

Twitter: @rodriguezefe

Instagram: ferodriguez_

 

Persiguiendo el sueño de ser jugador profesional, Máximo Genitti transita su primera temporada tras dejar la zona de confort e instalarse muy lejos de Bahía: en Formosa.

“No es para nada fácil –reconoce-. Es un proceso. Tenés que estar totalmente decidido, porque dejás todo atrás, tu familia, amigos, la ciudad...”.

-También el protagonismo en el equipo...

-¡Claro! De ser jugador dos o tres pasás a ser el 13 o 14. Y te preguntás, ¿cómo es?, si venía de jugar 35 o 40 minutos...

-¿Cada mañana es un volver a empezar?

-Sí, porque no se puede regalar nada. Como yo soy el jugador 12 del equipo, hay un 11, un 13 y un 14 que quieren estar en mi lugar. Y otros que quisieran participar de la Liga de Desarrollo. Por eso, de buena manera, es una pelea constante. Y también con uno mismo. Voy a dar todo para tratar de cumplir el objetivo, de lo contrario, ¿para qué resigné tanto, para venir de vacaciones...?

                                                                        

El entrenador de La Unión en la Liga Nacional, otro bahiense, José Luis Pisani, destaca la entrega y corazón de Genitti: Es una gran virtud que tiene el alto grado de energía y el poner su cuerpo a disposición del juego. Tiene buena mano para el tiro de tres puntos y potencia física cuando va hacia el cesto”.

Justamente, la presencia del DT como la de Federico Harina, un bahiense por adopción, fueron clave en el proceso de adaptación de Maxi.

“Acá está todo muy bien, los entrenamientos son exigentes, hay otra clase de jugadores, diferente competencia y se hace mucho más llevadero gracias a los compañeros y un entorno conocido, con Jose y Fede, y ya ahora con los cuatro chicos que vivo”, destaca Genitti.

Maxi (1m92), surgido de Bahiense del Norte y que estuvo en Olimpo dos temporadas, hoy es uno de los jugadores importantes en la LDD de La Unión, donde asomó la cabeza en un partido de Liga Nacional, en la derrota de visitante ante Quimsa, por 94 a 54, el 15 de noviembre, sumando una pérdida y dos faltas, en 4m59.

-¿Lo tomás como “el debut” o esperás guardar otro mejor recuerdo?

-¡No, no! Ese fue el debut. Pisé la cancha y con la camiseta. Íbamos mal y entramos todos los juveniles. Lamentablemente no toqué la pelota, je.

-¿Con qué te encontraste en este salto tan largo del torneo local a la Liga Nacional?

-Es totalmente diferente, con los jugadores que te enfrentás, otro juego, mucho scouting, rivales con  pivots de 2m05 y hasta hemos enfrentado a alguno de 2m12. Eso en Liga de Desarrollo, ni hablar en la Liga Nacional. El otro día nos enfrentamos a Schattman, Mainoldi, Mata, jugadores que personalmente pensé que los iba a ver únicamente por televisión.

-¿Cómo sobrellevás esta realidad?

-Los entrenadores nos dan mucha importancia a los más chicos, lo cual nos ayuda a progresar. Particularmente creo que cambié bastante, más que nada en la versatilidad, dejando de ser tan rudo y tener más agilidad. Entrenamos hasta seis horas diarias sumando el gimnasio, algo que necesitaba.

-¿El proceso de cambio empezaste a vivirlo con el cambio de Bahiense a Olimpo?

-Totalmente. El cambio de Bahiense a Olimpo fue brusco, para bien. Fue enorme la mano que me dieron, sobre todo Juan Cruz Santini, con quien entrenaba a la mañana individual, a la tarde con U19 y a la noche con Primera. Le voy a estar agradecido de por vida, porque, de lo contrario, no hubiera cambiado nunca mi forma de jugar. Aceité mucho el tiro de tres puntos, mejoré el rompimiento, el pique... Obviamente me falta muchísimo por recorrer, pero creo que voy por buen camino.

-¿Cuánto cuesta aceptar este cambio cuando, al principio, generalmente son más las frustraciones que las alegrías?

-La cabeza juega un rol muy importante y hay que trabajarla. El cambio es muy brusco, al principio te das un golpe de realidad y decís, “mierda, pensaba que podía, pero no estoy para ya”.

-¡No soy tan bueno como pensaba!

-Claaaro, no, falta mucho trabajo. Ahí es donde se necesita la cabeza fría y el corazón caliente. Yo, desde que tengo uso de razón, aspiraba a jugar básquet profesional, es un trabajo que vengo puliendo desde chico, claramente con diferentes visiones, y esto hizo todo más llevadero.

-Por encima de los números que te respaldan y te posicionan entre los principales anotadores y reboteros, ¿te favorece la competencia de la LDD para volcar el trabajo diario?

-Sí, totalmente. Haciendo una comparación que puede parecer absurda, el torneo de U19 o U23 de Bahía no tiene nada que ver con la LDD, que sería lo más cercano, tiene más que ver con la Primera, por físico y juego. Un equipo de LDD podría estar peleando la punta en Bahía. Hay jugadores con mucha proyección.

-¿Tiene algo que ver con la realidad que muchos imaginan, inclusive vos hasta antes de conocerlo?

-A mí la oportunidad se me dio de la nada, pero la estaba buscando, entonces mentalmente me iba preparando, venía entrenando desde muy chico y sentía que estaba listo para tomar la oportunidad, por más que voy a tener cosas por mejorar hasta que deje de jugar. Inclusive, hay otras ligas intermedias que tienen jugadores de mucha jerarquía.

-Las que a veces se subestiman sin haber probado.

-Jugar hasta un Federal, que en Bahía no se valora del todo, te exige viajar, dormir en hoteles, conocer otra gente, significa llevar una vida profesional.

-¿Cómo absorbiste esto de salir de la zona de confort?

-Cuando llegué vine con mi viejo, por lo tanto se hizo más llevadero. Con el tiempo, los entrenamientos, las juntadas y demás, me permitió que pasara mejor el tiempo, ya llevo cuatro meses. También en las giras por Junín y Buenos Aires pude encontrarme con mi familia y, además, la tecnología ayuda al acercamiento, lo mismo para hablar con mi novia.

-Se te ve grande físicamente.

-Estoy más armado, pero más flaco, perdí mucha grasa. Lo que muestra la cámara, no me favorece, je.

-¿En qué estás trabajando básicamente?

-Trabajo todo en base al tiro, es mi alimentación y lo que mejor hago. También estoy practicando la lectura, los pases desde el dribling, que es mi mayor dificultad, al momento de picar.

-Y el corrimiento de posición, ¿no? De cuatro a tres...

-De tres a dos, más o menos, je. Es imposible mirar para abajo del aro...

-Cómo desearías un ratito en el torneo local, ¿no? Je.

-¡Un ratito! Je. Eran impresionantes las ganas que tenía de ir a jugar la final.

-¿Sufriste a la distancia?

-Sí, sí. Acá, con Fede (Harina, ex Villa Mitre) había peleas internas, je.

-Es algo para lo cual uno debe estar preparado también, ¿no?

-Y... En mi situación sí, hay que aceptar lo que vas a dejar de lado, por un sueño que tuviste toda la vida. Si bien resigné cosas, no siento que haya tomado una mala decisión, es algo por lo que luché, me preparé y esperaba. Sólo necesitaba la oportunidad y cuando la vi me tiré de cabeza.

-¿Con 19 años entendés que el tiempo te hará estacionar en el lugar que mejor te adaptes?

-Siempre digo que voy a llegar hasta donde el básquet me permita, ya sea en el exterior, Liga Nacional o Liga Argentina. Voy a luchar para estar al máximo de mis posibilidades.

-Pisani elogia tu carácter, entrega, personalidad... ¿Influye este costado al momento de cumplir deseos?

-Yo creo que insistir y tener fuerte temperamento te ayuda muchísimo. En mi caso, no nací con la pelota atada, fue meterme, ser caradura, entrenar y entrenar, molestar a mi viejos, a los entrenadores... El año pasado al Oso (Santini) lo volví loco pidiendo que me entrenara.

-¿Ese deseo supera cualquier bajón en esos días que no son como uno espera?

-Hay días que te salen todas, pensás que sos el mejor del equipo y decís: “¿por qué yo no juego 30 minutos?”. También hay días malos que no metés una, te pica la pelota en el pie y la perdés, pero hay que tener la cabeza siempre fría y pensar que por algo uno está acá. Estoy donde tengo que estar, hay que seguir, ya llegará el momento. O no...

-Es quedarse tranquilo con que uno hizo todo lo posible.

-Siempre. Dejar todo.

-¿Genera ansiedad el deseo de jugar y hay que saber controlarlo?

-Sí, mucha. Estás en el banco esperando, ves el partido y te parece que podrías estar ahí jugando.

-¿Es bueno, de todo modos, sentir eso que te moviliza?

-Yo creo que sí. Cualquiera en mi lugar sentiría lo mismo: esas ganas de comerme la cancha y decir “yo puedo”.

-¿En el día a día uno inconscientemente quiere demostrarlo?

-Sí, inconscientemente pasa.

-¿Cómo afecta?

-Pasa por la madurez de cada uno, saber que todavía uno no está preparado, es chico o no demostró lo suficiente.

¿Maxi será compañero con Dottori (15)?

-¿Idea de volver a jugar el torneo local?

-Capaz... Durante los meses del receso. Lo principal es volver a Bahía, estar con la familia y, a la vez, tener un poco de competencia.

-De todos modos, imagino, esto sin cambiar el objetivo que perseguís.

-No, para nada. Tengo la intención de volver para acá o, de lo contrario, ir a otro equipo de Liga Nacional.

Maxi Genitti, a los 18 años (ya cumplió 19), encontró el camino que tenía bien marcado en su mapa mental desde hacía mucho tiempo. Lo importante ahora es aprender a transitarlo, sin acelerar los procesos.