Calle Gorriti, un paseo diferente por los arrabales de la ciudad
En 1911 los ingleses construyeron la sede administrativa de Aguas Corrientes en Vieytes y Gorriti, mencionando que el edificio iba a hermosear un barrio que parecía "un arrabal descuidado".
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
“No sé si es un árbol o es un dios, ese que asoma por la verja herrumbrada”. Jorge Luis Borges
Gorriti. Así nombrada, de manera tan seca y rotunda, poco honor hace a quien evoca, el abogado, militar y político José Francisco Ignacio de Gorriti. Nacido en 1770 en Jujuy, fue gobernador de Salta y representó a esa provincia en el Congreso de Tucumán de 1816. Murió, como muchos referentes de nuestra historia, en el destierro, a sus 65 años de edad.
Caminar esta calle, céntrica, es verificar esta particularidad de la ciudad de contener en su arquitectura capas y testimonios de su pasado, de sus distintas épocas, con sus estilos y referencias. La casa chorizo, la vivienda de aire italianizante, la mansión afrancesada, el art decó, los patios, las puertas, las molduras las balaustradas. Una obra de arte urbano abierto a las miradas del caminante.
Listas para zarpar
Pocos estilos tan desarrollados en la ciudad como el art decó, un estilo de diseño, de los años 30, sinónimo de modernidad, de glamour, de velocidad. Adoptado para el diseño de automóviles, aviones, trenes y trasatlánticos, una variante llamada streamline dejó su impronta en la arquitectura.
Se las suele llama “Casas barco”. Se detectan con facilidad, por sus formas curvas y fluidas, sumadas a líneas horizontales, superficies lisas y esquinas redondeadas, como naves a punto de partir. En los balcones aparece el uso de acero inoxidable, aluminio, vidrio y hormigón, para darle aspecto futurista. A eso se suman voladizos de hormigón de poco espesor y ventanas similares a las cabinas de los buques, algunas tipo “ojo de buey” y siempre colores neutros o suaves.
A esta variante del art decó se suma el más tradicional, el de trazado geométrico, triángulos, líneas sinuosas evocando el movimiento del agua o de las nubes.
La mezcla de todas las cosas
No es simple definir este frente. Por supuesto que la palabra “ecléctico” nos cubre de cualquier definición específica. Porque realmente el diseño está resuelto a partir de combinar elementos de distintos estilos del pasado.
Hay una total falta de simetría en su composición, lo cual lo ubica en el antiacademicismo. Después aparecen arcos de medio punto, algunos rasgos art decó, algunos detalles decorativos de la arquitectura griega, un balcón hispánico, un remate tipo vitral.
Para mirar en detalle, recorrerlo en cada centímetro e involucrarse con la fachada.
Educando al soberano
Al menos tres edificios están relacionados con la historia educativa de la ciudad. Cada cual con su estilo, centenario alguno, son parte del patrimonio cultural, histórico y arquitectónico.
En 1948 la ciudad dio un paso clave es su lucha por contar con una universidad. Fue cuando se habilitó el Instituto Tecnológico del Sur, en las aulas de la casona de Rondeau 29, con el dictado de tres carreras cuyo título era emitido por la Universidad Nacional de La Plata.
Si bien funcionó por apenas ocho años –en enero de 1956 dio lugar a la creación de la Universidad Nacional del Sur--, tuvo un enorme apoyo de la provincia, al punto que obras como el complejo de la avenida Alem, el edificio del rectorado de avenida Colón 80 y la casona del club Universitario son obras realizadas durante su existencia.
De lo poco que queda como testimonio, sin dudas se destaca este contrafrente sobre calle Gorriti de lo que eran los laboratorios. En su frente está grabado en bajo relieve la histórica designación. Que no debiera borrarse nunca.
La sobria construcción del colegio María Auxiliadora, esos muros que corren por toda la cuadra, con sus altas ventanas y sus rejas tradicionales. Se trata de un establecimiento que comenzó a educar en nuestra ciudad en 1890.
El edificio mantiene su revoque símil piedra, con la mano de obra de la empresa constructora Cabré y el proyecto a cargo de Enrique Cabré Moré y Manuel Mayer Méndez. Para mirar con atención, el tratamiento del frente, las ventas rehundidas con arcos de medio puntos, las pequeñas filas de balaustres que hacen de remate, la firma de los autores de la obra. Cada componente cuenta una historia, manifiesta un estilo, sugiere un momento.
Otro edificio educacional y salesiano, el Instituto Juan XXIII. Un diseño muy atractivo, sobre una suerte de podio y luego cuatro pisos que a partir de una suerte de nervaduras refuerzan su verticalidad. El Juan XXIII fue el primer instituto de profesorado del sur, creado en 1959. El edificio de calle Vieytes fue inaugurado en 1969. Su lema es Verum effundere ad bonum, derramar la verdad por siempre.
Aires italianos
Si bien en una época Buenos Aires quiso ser “la París de Sudamérica” y tomó modelos de la arquitectura de francia, la realidad es que hasta medidados del siglo XX fueron los italianos los que marcaron una estética. Las “casas viejas” vienen de esa corriente, con el revival clásico del Renacimiento, la tensión del barroco, las molduras, cornisas y ornamentos. Pase y vea, es una leyenda que sería apropiada para disfrutar de esas casonas de otros tiempos.
Agua clara
Vieytes y Gorriti. El histórico edificio construido por la empresa del Bahía Blanca al Noroeste, con sede en Londres, Inglaterra, como sede de Aguas Corrientes, servicio del que eran concesionarios. Las obras se iniciaron en marzo de 1911 y se menciono que se trataba de un edificio “de contornos sobrios y artísticos”, estilo renacimiento italiano, que llegaba a hermosear ese barrio, el cual (atención!) “a pesar de su proximidad al centro de la población parece más un arrabal descuidado”.
El proyecto fue realizado por el arquitecto alemán José Baüerle y la construcción a cargo de la empresa de Nicolás y Gerardo Pagano. “Dios está en los detalles”, señalaba el arquitecto Mies van de Rohe. En este caso, para mirar la placa de Aguas Corrientes original, la herrería con sus siglas, las pilastras dóricas enmarcando las puertas.
La casa de patios, la casa de los tanos
“Los caserones eran grandes, como banderas y cada patio tenía estrellas distintas”. Jorge Luis Borges
No faltan en Gorriti, como en todas las calles de la ciudad, las casas chorizo, viviendas típicas de principios de siglo, recostadas sobre una de las medianera toda la hilera de habitaciones, unidas entre sí por puertas internas y por una galería exterior. Al fondo, la cocina, el baño y un patio con huerta y gallenero. Sobre la línea municipal un muro y su reja, en el patio delantero un limonero, las puertas de acceso y de la galería cerrada con coloridos vidrios. Belleza.
A veces lo que queda es parte de lo que fue, un paredón, una reja, un florero. Una foto vieja permiote reconstruir lo que ya no está.
La vie est belle
“El día era más largo en tus veredas/que en las calles del centro,/porque en los huevos hondos se aquerenciaba el cielo”. Jorge Luis Borges
Terminando un recorrido que no muestra todo, una mansión señorial que fuera propiedad de la familia Ganuza Elizalde y que en su portero eléctrico da cuenta de un ocupante posterior. Luego otras dos viviendas con aires afrancesados, el cual se destaca por la terminación de sus techos bien verticales, tipo mansarda.
Finalmente una casa colectiva, hoy se la nombraría como multifamiliar, donde cada vivienda debía tener, por normativa municipal, su entrada independiente. Esa exigencia derivó en muchas construcciones donde se agrupan hasta ocho puertas para llegar a los pisos altos y largos pasillos para las habitaciones del fondo.
Gloria a Dios
Si bien su presencia no es tan destacada, por supuesta que en esta calle no faltan los edificios en altura. En una ciudad donde el diseño de esta tipología no se destaca por ser atractiva, estas propuestas más cercanas en el tiempo se destacan por un aporte interesante, con algún juego de volúmenes, texturas y colores.
Fin del viaje
“La arquitectura es el arte inevitable”. Esa frase define de buena manera esta condición de ser un arte expuesto a la calle, libre, a la vista de todos, que conforma la escenografía de la ciudad, el telón de fondo de esta obra de teatro que es la vida. Ezequiel Martínez Estrada definió además otra circunstancia a considerar: “A lo largo de una cuadra los diferentes edificios hablan distintos idiomas de tiempo, de épocas económicas, de modas, y permiten ver, como en sus estratos de tierra, los cataclismos que ha sufrido”.
Bonus track, al calor de las masas
Puertas y rejas conforman un mundo aparte en estos paseos. Es arte y artesanía, vigor y detalle, creatividad y fortaleza.