La Manzana Nacional, hace tiempo y a lo lejos, silencio y horizonte
Despunta el siglo XX, Bahía Blanca es una modesta ciudad pronta a despertar de su letargo.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
El autor de la fotografía que ilustra esta nota ha debido subir las empinadas escaleras de la torre del reloj de la iglesia Catedral para, desde ese lugar, congelar esta singular imagen de la ciudad.
El foco apunta a la esquina de Moreno y Estomba, donde hoy se ubica el edificio del banco de la Nación Argentina. Esa manzana era propiedad del Estado Nacional, por eso se la solía llamar “manzana fiscal”, y es una de las cuatro en que quedó dividida la manzana fundacional, donde se ubicó la Fortaleza Protectora Argentina en 1828.
A la izquierda se alcanza a ver una de las esquinas de la plaza Rivadavia. Ese paseo todavía mantenía su alambrado perimetral y los portales de acceso. Por eso se entiende que estamos en los primeros años del siglo XX, considerando que en 1903 el paisajista August Flamant, contratado por el intendente Rufino Rojas, hizo un nuevo diseño mandando quitar ese alambrado y así “quitarle al espacio su carácter rural”.
Sobre calle Moreno, se advierte el lateral de ladrillo de la sede de la biblioteca Rivadavia, Moreno 80, construida en 1891 en el terreno cedido por el municipio. A su izquierda, sobre la otra esquina, se ve la parte trasera de las escuelas Nº 1 y Nº 2, edificio demolido en 1926 para dar lugar a una nueva obra, monumental, ocupando toda la cuadra.
Silencio en la noche
La manzana fiscal comenzará a ocuparse en 1904, con la construcción de la primera sucursal del banco Nación, cedida en 1921 a la Aduana Nacional. El palacio de Correos se comenzó a construir en 1921, el del banco Hipotecario en 1924, el de la biblioteca Rivadavia y Tribunales en 1926.
El edilicio no es el único vacío que se destaca en la fotografía. Tampoco hay vehículos, ni automóviles, ni carruajes. Estaba ausente uno de los protagonistas de la ciudad moderna. Era época de tracción a sangre, de marcha silenciosa en calles de tierra.
La banda sonora en este caso era casi la de una película muda. Se adivina además una noche oscura y profunda, por el modesto foco en la esquina, con un cielo plagado de estrellas, una noche de perros, grillos y ranas.
Tampoco hay edificios en altura, es todo llanura y horizonte. Al fondo, a la izquierda, se advierten los galpones del Mercado Victoria, obra de ingleses del Noroeste. Más atrás, el estuario, el mar.
Es la ciudad nacida entre océano y pampa, con dos horizontes como límites.