La Casa de los siete Patios: luz y vegetación al por mayor
Organizada alrededor de varios patios, esta vivienda de Rosario saca provecho de su diseño a partir de incorporar una variada vegetación y potenciar las condiciones de luz y ventilación.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
“La casa de los 7 patios”. Ese es el nombre con el cual los proyectistas llaman a esta vivienda ubicada en un terreno de amplias dimensiones, frente al aeropuerto de Rosario y de las vías del ferrocarril. Ambas preexistencias, de fuerte horizontalidad, se buscó potenciarlas en el proyecto mediante la implantación de la casa en forma extendida en todo el ancho del lote.
En el proyecto se intercalan espacios cubiertos con siete patios con variada vegetación. En volúmenes opacos se alojan los ambientes más privados, revestidos en ladrillo y, entre ellos, los espacios de encuentro social con grandes superficies vidriadas que dan a las galerías.
Los siete patios permiten el ingreso de sol y ventilación a todos los ambientes, controlados mediante el diseño de aleros y la orientación de aberturas.
La utilización de mallas metálicas en la parte superior resuelve la cuestión de la seguridad al mismo tiempo que no interrumpen las visuales. Cada uno de los patios posee una identidad propia a partir del diseño de la vegetación nativa, basada en pastizales pampeanos y enredaderas.
Los detalles
Las estrategias climáticas responden aprácticas sustentables como son: ventilación cruzada, aleros, muros dobles, vidrios DVH, recolección de agua de lluvia, termotanque solar, separación de residuos y armado de compost.
Dimensiones generosas de los ambientes, aberturas a distintas alturas que permiten ingreso de luz, vigas y losas que bajan y suben, sumado a las texturas del ladrillo y el hormigón visto, le confieren a los interiores dinamismo y riqueza espacial.
La transición entre interior y exterior tiene un espesor sensorial al estar mediada por patios, aleros, galerías, persianas y cortinas, que a modo de filtros permiten experiencias únicas.
El desplazamiento se enriquece a través de los sonidos y olores, texturas y temperatura de los materiales, el viento en las plantas, la luz que ingresa tamizada por la vegetación.
La arquitectura en este caso juega como un dispositivo mediante el cual se pueden regular los intercambios entre el clima, la naturaleza y las personas.