Bahía Blanca | Lunes, 29 de abril

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“¿Pacífico? Es un R12 a gas, no se para nunca y a más de uno lo va a sacar corriendo”

Armando Mondelo volvió al fútbol de la Liga del Sur después de tres años sin tocar una pelota. Hoy su objetivo no es meter goles o ser el mejor 9 del Promocional, regresó con otro fin y a los 42 “pirulos” tiene mucho por contar. Auténtico, coherente, sin filtros y con aplomo en cada término o palabra que utilizó en una nota sin desperdicios.

Fotos: Emmanuel Briane y Archivo-La Nueva.

Instagram: @sergiopeysse

Twitter: @elpeche1973

(Nota ampliada de la edición impresa)

Cuando entré al local MSI Apple Service, que vende y repara celulares, en 19 de Mayo 242, ahí estaba él: sentado, inmóvil, cruzado de piernas y aparentando ser un lector empedernido que se abstrae del mundo real para sumergirse en la historia que, se notaba a simple vista, seguía con los ojos rebalsados de atención.

Le faltaba la silla mecedora y el vaso con alguna bebida espirituosa que se vincule al libro que sujetaba con ambas manos, cuyo título se podía percibir desde el otro lado del mostrador expositor: “¡Cómo salir del pozo!”, con autoría de Andrés Oppenheimer, periodista, escritor y conferencista argentino que reside en Estados Unidos.

¿Qué decirle? Que la nota con Armando Mondelo, jugador de Pacífico que retornó al fútbol de la Liga del Sur después de tres años sin tocar una pelota, empezó por otro lado; si usted quiere, al revés, o en definitiva por donde él y yo ni siquiera imaginamos que podía llegar a empezar.

--¿Qué estás leyendo?

--El libro cuenta cuales son los países más felices del mundo, habla de razonamientos y explica los motivos de vivir con alegría para llegar a ser feliz. Esos países son los nórdicos (del norte de Europa), los fríos, donde las poblaciones tienen las necesidades básicas cubiertas, no sufren con la corrupción ni se pelean por cuestiones políticas. Es cierto que cuentan con una elevada tasa de suicidios, pero los datos estadísticos y los distintos testimonios avalan que residir en esos lugares mejora la calidad de vida de cualquier ser humano.

--Es decir que Argentina es un país triste.

--En la escala de la felicidad está muy mal ubicada, de mitad de tabla para abajo. En el mundo no tienen un buen concepto de nosotros, que pese a estar mal como sociedad siempre le mostramos a todos que ser argentino y vivir acá es sublime, para muchos una bendición de Dios.

“El libro hace hincapié en un concepto más que importante: no es fundamental tener dinero, sino las necesidades básicas cubiertas, y se refiere a alimentos, salud y a una respuesta eficiente del Estado ante un problema x de uno o más ciudadanos. Si vos sabés que te retienen el 35 por ciento de tu sueldo por impuestos, cuando salís a la calle tenés que comprobar que todo funcione para poder vivir como realmente lo merecés. Sentido común y compromiso social, a eso apunta el libro”.

--Hacía rato que no dialogábamos mano a mano, y hasta me perece extraño no estar charlando de fútbol, esa pasión que nos une desde que nos empezamos a cruzar en las canchas, sino me equivoco a principios de la era 2000.

--Estás en lo cierto. ¡Viste como cambió todo!, hace 20 años me podías preguntar por la noche bahiense, los boliches de moda, donde ir a tomar algo, pero hoy soy otra persona; en este momento te puedo confirmar que aparento la edad que tengo, que vivo como un joven o adulto, como lo quieras llamar, de 42 “pirulos”.

“Igualmente siempre me gustó leer, por ahí la vorágine y las obligaciones del día a día te exprimen el tiempo, pero hay que hacerse un lugar para la lectura, porque te abre la cabeza, te ayuda a pensar y te forma una opinión. Hace un tiempo retomé el hábito y vengo de `devorarme´ un libro que se llama `El Club de las 5 de la mañana´, terrible, ese sí te da vuelta la mente en cuestión de minutos”.

--¿De qué trata?

--De generar hábitos, de tener una regla de vida y de poder organizar el día como para que tengas tiempo para todo. Es necesario levantarse a las 5, con el alba, cuando el sol empieza a asomar, después realizar 20 minutos de ejercicio, ingerir un desayuno completo en vitaminas y salir a la vida. El fútbol me encanta, jugar a la pelota me apasiona, pero no leo sobre el tema, soy más de involucrarme en historias relacionadas con la realidad espiritual y sentimental de la persona.

--No sos el Armandito de siempre, te noto distinto hasta en la forma de expresarte, incluso más flaco; no sé, vos dirás...

--Para que te des una idea, el año que salí goleador en Pacífico (2015), pesaba 8 kilos más que ahora, que estoy en 80. Entreno todos los días, trabajo mucho y cocino bastante. Cambié la forma de alimentarme gracias a la dieta MDB15, ideada por el médico Facundo Pereyra, que consiste en llevar, durante 15 días, un régimen de eliminación y restricción, evitando alimentos que puedan inflamar el intestino, siempre en base a suplementos, meditación y actividad física.

“Vulgarmente, para que se entienda, es ingerir cierta cantidad de alimentos que permitan regenerar los tejidos. De entrada está prohibido el mate, el café, las harinas y los azúcares, que vas a ir sumando moderadamente mientras te vayas sintiendo bien. Mientras no te genere acidez o dolor de cabeza, como me pasaba a mi con las harinas, vas avanzando. Te cambia el metabolismo, calmás la ansiedad y vivís más tranquilo. Yo, al menos, duermo mejor y mis días son más productivos”.

--¿Cuánto ayudan los desayunos intermitentes?

--Son buenos, pero no para todos los días. No es recomendable ir a los extremos, desayunar un día y a las 24 horas, cuando te levantás, no ingerir nada. Si no tomo o como nada a la mañana, rompo el ayuno con alguna fibra o ensalada, algo que ya se me hizo costumbre. Te puedo asegurar que vivo sin dolores y con constante energía para ir a trabajar y entrenar. No hago esto para verme más flaco, nada que ver, sigo este plan para mejorar mi calidad de vida y para sentirme mejor.

“De lunes a viernes trabajo de 9 a 17 (junto a su hermano Jerónimo son titulares y responsables de MSI Apple Service), y de ahí me voy a entrenar a Pacífico. A la mañana, bien temprano, o a la tarde-noche, complemento con gimnasio, caminata o trote liviano. Solo me queda tiempo para jugar al póker en forma on line, un deporte fascinante que se está imponiendo en el mundo. Antes viajaba mucho, a jugar por la zona o a otras provincias, ahora no me muevo tanto de casa, y por la compu sigo prendido a distintos torneos. Y si puedo, por supuesto, armo la valija y viajó con amigos”.

--¿Cuántas veces fuiste a Las Vegas?

--Tres, pero volví “seco”... (risas). Nunca gané fortunas con el póker, lo mío es cien por ciento recreacional, aunque es un juego divino, atrapante, porque tenés que estudiar y analizar distintas variantes. No es casualidad que de diez chicos adolescentes, siete jueguen al póker.

“Como todo juego, hay que tener cuidado de no sobrepasarse, de no convertirse en adicto, aunque el amante del póker está lejos de eso, entiende que el juego de cartas es otra cosa. Hay plata de por medio, por supuesto, pero a diferencia del fútbol, el `negocio´ la manejás vos”.

--¿Qué querés decir, o a donde pretendés llegar?

--En el fútbol son varios los que están “entongados” para defender o defenestrar a un determinado equipo o jugador, lo sabemos todos. Incluso es peor, porque hay muchos que operan a favor o en contra sin recibir un peso, solo lo hacen por poder. No me hagas hablar porque la pudro, me genera mucha impotencia ver ciertos manejos que desvirtúan este deporte que era tan lindo cuando lo empecé a transitar.

--Larga, dale, no te quedes atragantado.

--A los 20 años les dije a mis amigos que no vean más fútbol, que no era lo que todos queríamos, y ahora está peor que nunca. Hace poco, Tevez se quejó, con razón, de los árbitros, tal vez no de la forma adecuada o hablando un poco de más, eso no importa, pero no le pasó nada porque es el técnico de Independiente. En este país criticás a un referí, a un dirigente pesado o a la forma de disputa de un torneo y te crucifican, sos boleta, pero nadie hace nada porque todos son parte de un sistema donde el colega o el que tenés al lado no vale absolutamente nada.

 

El “Padre” Armando

Armando, o el “Fiolo”, como lo conocen todos en el ambiente futbolístico, nació el 5 de octubre de 1981, su primera escuela de la redonda fue San Francisco, continuó por las infantiles de Villa Mitre y también cumplió tres años en las menores de Olimpo, donde debutó en Primera a los 17 años.

A los 15 incursionó en Boca Juniors y tuvo la oportunidad de convertirse en jugador profesional, pero reconoce que “si no llegué, fue por culpa mía, tal vez no estaba preparado o no me daba para más”.

Volvió a nuestra ciudad, a los 21 quedó libre del aurinegro y empezó su peregrinar por distintos clubes de la Liga y de la zona: Tiro, otra vez Olimpo, Liniers, Comercial, regreso al aurivioleta, Atlético Monte Hermoso, Pácífico, Tiro, Colegiales de Tres Arroyos, Independiente de Dorrego y Tiro en la temporada 2021, post pandemia. En la LDS disputó 285 cotejos, marcó 124 goles, fue expulsado un vez y de los 21 penales que ejecutó convirtió 19.

--¿Por que, a los 42 años, volvés a la Liga y a Pacífico?

--Porque le quiero devolver al fútbol todo lo que me dio, sobre todo en los momentos más duros de mi vida, como cuando falleció mi mamá (Silvia Costa, una atleta de alto nivel, de las mejores en Bahía), en 2005. Ella y el deporte me ayudaron mucho a ser lo que hoy soy. Me acuerdo que cuando se entregaban los premios “Fútbol de Liga” en el Carburando Café (en el Bahía Plaza Shopping), me decía: “que feliz voy a ser el día que estés ternado y puedas competir por el futbolista del año”. En ese momento yo era un cachivache, vivía de noche y mi carácter era ingobernable.

--Pero...

--El anhelo de mi mamá se cumplió, gané el premio de oro dos veces (2007 y 2015), y por supuesto me hubiese gustado compartirlos con ella. La vida se rige de reglas, es como todo, cuando perdés un ser querido tan importante, en este caso un progenitor, empezás a crecer. Jugaba al fútbol, estudiaba Educación Física y llevaba una vida cómoda, pero falleció mi mamá y, de un día para el otro, me tuve que empezar a hacer cargo de mi mismo.

“La familia tenía cuatro negocios y me tuve que ocupar, empezar a cumplir otra función que nada tenía que ver con lo mío y que, en ese momento, no estaba en mis planes. La vida me cambió en un abrir y cerrar de ojos, tuve que asimilar un golpe durísimo, pero debo reconocer que todo lo que vino después fue para mejor”.

--De que te arrepentís?

--No sé si está bien arrepentirse, creo que arrepentimiento es sinónimo de inseguridad. Cada error que cometés, voluntario o no, te hace crecer. Obviamente que existen hechos del pasado que no repetiría, pero lo que hice hecho está. Me tendría que haber cuidado como futbolista para enfocarme en una carrera a nivel profesional, pero me di la cabeza contra la pared un montón de veces y nadie me tiró un salvavidas. Tal vez no tuve a mi lado un buen líder, tanto en lo deportivo como en lo familiar, eso también me pudo haber truncado.

“En Olimpo tuve la oportunidad de firmar mi primer contrato profesional, pero en ese momento nadie me guió o me aconsejó que era lo mejor para mi. Trabajaba en el shopping durante el día y a la noche vendía diarios. Cuando Saporiti (Roberto Marcos) estaba en Olimpo (fueron dos ciclos: 2003-2004 y 10 partidos en 2008), me llamó para hablar sobre mi futuro y me preguntó: ¿de dónde lo conozco? Me dio vergüenza decirle que yo era el pibe que le llevaba el diario todas las mañanas antes de que él se vaya para el entrenamiento.

--Año 2008, cuando convertías alrededor de 30 goles por temporada en la Liga del Sur.

--Si, pero no ganaba plata porque jugaba gratis. Sin embargo nadie hizo nada por mi, si Olimpo, en ese momento, hubiese invertido un poquito en Mondelo, por ahí la historia hubiese sido diferente, sobre todo porque decían que yo era bueno y tenía condiciones, aunque me agrandaban más de lo que era.

“Reconozco que el 90 por ciento de la culpa fue toda mía, aunque a veces necesitás de líderes positivos que estén al lado tuyo acompañándote. Que te aconsejen cuando ven que tenés futuro o proyección a un plano superior. Eso es lo que trato de hacer hoy en Pacífico, poro repito: siempre necesitás que el club te respalde”.

--No me contestaste: ¿por qué tu regreso a la Liga y a Pacífico?

--A eso iba. A mi me ayudaron mucho cuando la pasé mal, por eso trato de hacer lo que está a mi alcance para ayudar a chicos que realmente la están pasando mal en una sociedad cada más enfermiza y compleja. Cuando yo era chico, la materia que más me gustaba era Educación Física, no había mayor placer que ir a la hora de gimnasia porque, antes o después, terminabas pateando una pelota. Con esto quiero decir que, para mi, la única forma de sacar a los pibes de la calle es mediante el deporte.

“Entonces me pregunto: ¿cómo puedo ayudar en Pacífico? Es necesario que el fútbol de club cambie la cara, que los chicos entiendan las condiciones para ir a entrenar, como hay que comportarse, que el respeto es fundamental y que hay que conseguir, sí o sí, el tan ansiado sentido de pertenencia. Pacífico es enorme, por la historia y por su gente, por eso hay que recobrar el valor hacia la institución y sus colores, que la barriada abrace al club y no que el club tenga que ir a buscar a uno por uno para crecer y desarrollarse”.

--¿Profesionalizar, a eso te referís?

--Ojalá algún día podamos profesionalizar el fútbol del club. Ahora estamos en una etapa intermedia, por eso me metí de lleno a colaborar, gratis ehhh, quiero ser feliz viendo a chicos crecer con el club como ejemplo y estandarte. Que quieran a la entidad como la quisimos nosotros --y eso que yo no soy del riñón del verde--, que nos enamoramos del sentimiento genuino y pasional del hincha hacia una institución que hoy no está bien pero que siempre les dio todo.

--Cuando te iniciaste en la actividad no existían “atrapatiempos” que acapararan la atención del jugador menor o adolescente, no había celulares ni play, tampoco actividades paralelas al colegio que te impidan ir a practicar fútbol.

--Es verdad, aunque me doy cuenta que los chicos de hoy necesitan que le pongas limites, incluso te los reclaman. En los asados o en las reuniones del plantel está prohibido usar el teléfono celular, los problemas, si los hay, se arreglan cara a cara en el vestuario y no vía mensaje de WhatApps. Cuando ponés ciertas reglas, los chicos son los primeros agradecidos. Es cuestión de volver a los líderes positivos que tanta falta hacen hoy en los clubes. Es necesario saber como viven, que quieren y cuales son los ideales de esos chicos que, por lo general, hoy nadie escucha.

“Muchas veces decimos, `este pibe es complicado´, pero porqué es complicado, ¿cómo lo puedo ayudar? Lo más simple es marginarlo o dejarlo de lado, peor no, lo ideal es acercarse, preguntarle si esta bien, si necesita algo, donde vive y como está su familia. Entonces, ese chico al que nadie le da bola, de repente reacciona y piensa: `este loco se preocupó por mi, no me cagó a pedo como los demás´. Con eso solo le estás dando una posibilidad para que salga adelante, de que vea todo desde otra perspectiva, que se anime a reintegrase al grupo de compañeros. Ese es mi trabajo hoy en Pacífico”.

--¿Hacer goles no?

--No voy a marcar 30 goles ni me voy a pasar a cinco tipos a la vez en una misma jugada, eso ya es tiempo pasado. Si estoy bien físicamente puedo reemplazar a alguno que falte, jugar unos minutos, pero mi función en otra, ayudar, educar y tratar de conseguir, mediante contactos, un mejor bienestar para el que realmente la pasa mal.

--¿El tío o el abuelo Armando?

--Lo que ellos quieran, pero hoy me enfoco en devolverle al fútbol algo de lo mucho que me dio. Y la única forma que conozco para salir de la angustiante situación en que estamos, sobre todo en lo social y en lo económico, es dando una mano, sin involucrarme en política ni nada por el estilo.

“En Pacifico hay muchos chicos que la están pasando mal, la barriada es grande y las necesidades también. A diferencia de otros estamentos, el club cumple un rol distinto y cuenta con muchas variantes para poder ayudar, aunque tiene que haber gente atrás que se ocupe de esas problemáticas, que vea la realidad de sus jugadores y que se de cuenta del estado (físico y emocional) con el que el chico llega a entrenar”.

--En algunas ocasiones pueden llegar a necesitar una ayuda material y no psicológica. Muchos chicos no tienen botines porque no pueden comprarlos.

--Tal cual. Si alguien necesita un elemento indispensable para la practica de fútbol, hay que gestionarlo y conseguirlo. Es fundamental que los chicos puedan expresar lo que sienten, que se puedan comunicar sin vergüenza ni presiones. Cuando alguien viene a contarte de su vida, libera tensiones, se siente contenido, a eso hay que apuntar. No hay que hacer milagros, no vas a conseguir todo en un día, pero tampoco que sea todo tan fácil: antes de regalarle un par de botines a alguien, tenés que estar seguro de que los necesita, de que viene a entrenar y de que se porta bien. La plata va y viene y no sirve para nada, lo que tenés que lograr es que ese chico sea agradecido y que el día de mañana actúe de la misma manera que vos. Si conseguís eso, ya ganaste. Sueño con ver a ese chico crecer, que sea alguien en la vida y que diga con orgullo que salió de Pacífico.

“Hablo de Pacífico porque hoy estoy ahí, pero voy a donde necesiten una mano, jamás tuve un problema con un compañero y siempre me llevé bien con gente de todos los clubes de Bahía. Después de las cinco de tarde, el que quiera me llama y, si puedo colaborar, estaré con gusto, porque lo que me moviliza es el corazón, que para mi está por encima de todo”.

--Entonces, ¿por qué no de coordinador?

--Porque me exigiría un tiempo que no tengo. Me gustaría, no te digo que no, sobre todo evaluar constantemente jugadores para ver si pueden picar a otro nivel. Acompañar a esos jóvenes talentos para que triunfen y, si se puede, le hagan ganar plata al club.

“Lo que pasa acá es que, si pedís un jugador, te lo niegan o te dan mil vueltas parad dártelo. Existen infinitas excusas burocrácticas, de ego y egoísmo que son casi imposibles de desactivar en una sociedad netamante competitiva. Ojalá algún día, si llego a manejar a Pacífico, pueda revertir esa realidad que tan mal nos hace, a todos, al club más grande y también al más chico”.

--Si estás al frente de Pacifico y te vienen a pedir jugadores, ¿qué condiciones ponés para que se los lleven?

--Les doy todos los que quieran, pero que exista un convenio con un resarcimiento económico para Pacífico en caso de futuras ventas. Si a ese jugador no le va bien, que vuelve a su club de origen, y bienvenido, porque retornará con una formación y una mentalidad que en tu club por ahí no se las podías dar. Hay mucho por hacer, pero es difícil que haya acuerdos entre clubes, la mayoría se rasca para adentro y solo se fija en beneficios individuales.

“Siempre digo que poniéndose de acuerdo, quizás salvan a un montón de chicos que se frustran en el intento. Es difícil tener una mente abierta o dejar de lado el ego, pero muchos clubes, por buscar el negocio han liquidado las carreras de futbolistas que hoy se dedican a otras cuestiones porque se cansaron de querer trascender y no poder avanzar”.

“Olimpo, a donde estuve muchos años, dejó en el camino a un montón de jugadores con proyección. Sin criticar ni haciendo alarde de nada, solo es mi opinión, nunca priorizó tener la figura de manager. Cuando viene un técnico de afuera elige los jugadores y, por lo general, relega a los chicos del club, y ahí debe surgir la figura del director deportivo o coordinador, quien debe plantarse y decir: `estos 5, 7 o 12 pibes no se tocan´. La idea es dejarlos en la institución, no cederlos a préstamo porque son el patrimonio del club, y esa es una de las condiciones básicas a respetar”.

“Olimpo y varios clubes que apuntan a niveles superiores, deben tener gente de confianza, cazadores de talentos, técnicos o ex jugadores empapados en la `recolección´ y selección de jugadores. Es así, no veo otra alternativa”.

--Yo tampoco.

--Los clubes como Olimpo, al que pongo como ejemplo porque estuve ahí, necesita estar representado por un coordinador del fútbol profesional, un nexo entre todas las categorías del club. Y tiene que ser de ahí, además de estudioso, inteligente y perpicaz, que conozca la interna y que sepa a donde recurrir cuando aparece un jugador que pide pista a otro nivel.

“Liniers por ejemplo, si hubiese tenido un coordinador empapado en lo que es el Federal A, no le hubiese pasado lo del año pasado con el técnico que trajo (Claudio Graf). No critico, solo hablo por la experiencia que adquirí en 25 años de vestuario. Tuve compañeros de todo tipo y jugué en distintos niveles, y desde ahí, cuando mirás para abajo, te das cuenta que es lo que funciona y lo que no. Para crecer tenés que tener a un tipo que tome decisiones en serio, que se imponga al técnico que venga cuidando el patromonio del club. Si a ese jugador al que vos le apuntás, el entrenador del Federal A no lo quiere usar, no importa, que juegue en la Liga, pero que siga entrenando con el equipo profesional. Generar competencia, de eso se trata.

 

Morir en el intento

“¿Por qué yo no llegué?, no estaba preparado, no me dio, no sé. Tal vez no me lo tomé con la seriedad y el compromiso que ameritaba la situación. Tuve la suerte de hacer muchos goles en los equipos por donde pasé, pero nunca fui responsable, jamás entrené como debía y cuando tuve la oportunidad frente a mis ojos la desaproveché”, señaló Armandito, hoy por hoy el segundo futbolista de mayor edad que jugará en el Promocional, porque el primero es Alejandro Darío Delorte, que con 45 defenderá una vez más los colores de su amado Pacífico de Cabildo.

“Cuando apareció la chance era un momento donde estaba soprepasado de obligaciones personales. Además, Olimpo, en ese momento no me dijo: `che, vení, vas a cobrar tantos pesos para quedarte a pelear un contrato o para ir a préstamo a un club que se interese por vos´. Por eso es importante la figura de un manager o director deportivo, que conozca a los chicos de menores y la realidad en la que viven. Ahora, si ese pibe no te importa, listo, hablemos de otra cosa”.

--A los 15 años fuiste a Boca, tenías condiciones, ¿por qué no pudiste afianzarte?

--Capaz no me dio para jugar a otro nivel o no estuve en el momento y en el lugar indicado. No entrené ni me ocupé como debía, y en un momento tuve que afrontar situaciones de mi vida que me desenfocaron casi por completo del fútbol. Tal vez haya sido una decisión desacertada, pero en aquel momento no me quedó otra opción.

“Te doy un ejemplo: no podía dejar el kiosco que atendía, el reparto de diarios y dedicarme solo a jugar al fútbol. Porque cuando sos chico te crían con sentimiento de culpa: ir a la escuela, terminar la secundaria, trabajar o estudiar, casarte y formar una familia. Si agarrás otro camino tus padres te miran con resentimiento y quedás al borde de que te desereden de tu propia casa. No podés ser el anti ejemplo de la familia, al menos yo vengo de una crianza italiana, dura y con sentimiento de culpa”.

--Antes era así en casi todas las familias.

--En mi casa el deporte era la tercera opción. Primero estudiar o trabajar, y después, si te daba el tiempo, practicar algún deporte. Me educaron así, viví siempre bajo esas perspectivas, por eso cuando tuve que trabajar lo hice sin atreverme a pensar que con el fútbol, por ahí, me podría haber ido mejor.

“Más allá de eso, hasta los 35 años anduve de joda en joda. Salía todos los días y los técnicos o dirigentes me llamaban para que pare un poco, pero son pecados de juventud que, de alguna manera, me terminaron condenando a jugar siempre a nivel local. Hoy cambió todo, los padres quieren que sus hijos jueguen al fútbol, que sean Messi y que ganen plata. Se dio vuelta el mundo de las convicciones”.

--Y ahora, ¿cómo es tu vida?

--Vivo como el adulto que soy, tranquilo en mi casa, con mi novia (Estefanía Dreiling, con quien está en pareja desde hace 6 años). Dos o tres veces por semana sigo teniendo cenas con amigos, pero es comer y volver, ya quedaron muy atrás las salidas fuertes, esas que arrancaban a la noche y terminaban a la tarde del otro día. Mi pareja se adaptó a mi más que yo a ella, pero nos llevamos bien y queremos estar juntos.

“Si me junté casi a los 40 años con alguien, es para estar bien, porque para andar a las patadas, cada uno en su casa y listo. Muchos padres no se quieren separar por los hijos, gran error, porque si siguen juntos el hijo se cría en medio de gritos, violencia y un malestar general. El chico, en pleno crecimiento, percibe todo”.

--Los que te conocen aseguran que tenés una personalidad y un modo de ser especial.

--Vivo de una manera, y no hay manera de que me cambien. Siempre fui derecho, blanco o negro, si hay algo que me molesta y ocupa mi cabeza más de 15 minutos por día, lo cambio inmediatamente. Estefanía me dice `otra vez te vas a un asado con tus amigos´, y está bien que me lo diga, porque le molesta, porque me quiere, pero es cuestión de hablar, de mediar y de llegar a un acuerdo que nos deje satisfechos a los dos. Los extremos no son buenos y la vida de a dos debe ser un equilibro constante. Cuando sos chico te crees el dueño de la verdad, pero cuando crecés ves todo desde otro ángulo: a veces sos Gardel y en otras ocasiones hay que ceder para que todo sea más armonioso. Me gusta salir a comer, viajar, a veces lo hago con ella y en otras ocasiones con mis amigos. Así es la vida.

--A propósito, recalculando, ¿no mirás más fútbol?

--Sólo a Messi, el más grande de todos los tiempos. De acá solo veo, muy de vez en cuando, algún partido de la Liga del Sur, porque es todo más genuino, mas real, más amateur, más de corazón. No hay arreglos de por medio ni nada raro, aparte quien va a entongar a un jugador que se levanta de madrugada, está 9 horas pegando ladrillos y levantando paredes, y después va a entrenar sin el más mínimo reproche.

“Tengo 6 o 7 compañeros albañiles que el domingo, el día del partido, te salen a comer el hígado, porque juegan por la camiseta, por el club y por su gente. El “Tete” Nanco, por ejemplo, se pudo haber quedado en Rosario, pero volvió porque ama a Pacífico y porque por sus venas corre sangre verde. Esos jugadores quiero en mi equipo”.

Y agregó: “la semana pasada, Javito Menéndez dijo en el programa El Deportivo, que se emite por La Nueva Play, que el fútbol de Pacífico está en el peor momento de su historia, y si lo dice él, que es de ahí y está identificado de pies a cabeza con el club, ¿qué puedo complementar yo?”.

--¿Coincidís?

--Vamos mejorando, pero si, estaba mal. No me gusta criticar a los dirigentes que se fueron, no me importa lo que hicieron o lo que dejaron de hacer, pero el fútbol del club se encontraba en estado crítico. De a poco, con un grupo de colaboradores que no sé si son parte de la Comisión Directiva pero que aportan desde afuera, va saliendo a flote. Sino fuera por ellos, que ponen el lomo y atienden las necesidades de las distintas categorías, hoy no tendríamos pelotas, pecheras ni lugares para entrenar. El mundo se mueve por contactos y los clubes también; sino tenés gente que ayude y gestione, no podés lograr nada.

“Villa Mitre, en la actualidad y en cuanto a infraestructura, es el club más grande de Bahía, y eso se dio gracias a los que manejan, gestionan y traccionan haciéndole frente a los gastos que surgen todos los días. Esos dirigentes son cracks, son pocos, pero están al pie del cañón. Por amor al arte y a pulmón ya no se puede hacer nada, es imposible que una institución progrese vendiendo pollos o haciendo una rifa de un lechón. Necesitás gente capacitada, empresarios que banquen al club en todo lo que necesita”.

“Entiendo el nacionalismo y la pasión por un determinado club, pero hoy necesitás millones de pesos para mantener una estructura y no los conseguís pidiendo en el barrio o vendiendo un bono contribución en la cancha. En el mundo de hoy eso, desgraciadamente, no va más”.

--¿Nunca te interesó involucrarte en política?

--Me gusta la política, pero como soy yo, duraría tres minutos. Es como si voy de coordinador a un club, no es todo blanco y negro, tenés que tener cintura para negociar, para aceptar ciertas condiciones con tal de conseguir algo. No sirvo para eso, sé que el ideal no existe, pero no puedo involucrarme en algo que me haría vivir intranquilo. A veces sabes que debés aceptar lo que está mal para poder avanzar.

--¿Tu papá (Armando, fallecido el 30 de mayo del año pasado) era así, ¿o no?, ¿lo extrañás?

--Extraño no poderlo saludar todos los días. Mi viejo era un cachivache, pero era derecho y frontal, lo quería todo el mundo. Cuando te quieren en todos lados, no es necesario andar explicando nada, ni como sos ni que es lo que querés. Mi papá siempre me marcaba la escala de valores: primero no faltarle el respeto a nadie y segundo no contestarle ni alzarle la voz a una persona mayor. El me enseñó a charlar y a no chocar, y eso que le gustaba las piñas como a mi un buen asado.

“Siempre hay que pensar en el otro, podemos estar de acuerdo o no, pero hay un termino medio y podemos llegar a una acuerdo para vivir bien los dos. Eso es lo que falta en los clubes, tener más empatía y dejar de criticar al que ya estuvo o al que no va más. Pensar en el futuro es mejor que renegar del pasado. Y como dijo Javito (Menéndez), trabajar, darle para adelante y que los chicos del barrio no se vayan a otro club, que no elijan Villa Mitre o Liniers, que se inclinen por Pacífico, aunque para eso le tenemos que ofrecer mucho más de lo hoy le estamos dando. La realidad es dura, pero es la realidad”.

--¿Cómo convencés a un chico o a un padre para que Pacífico sea prioridad?

--Laburar para que el verde esté mejor, gestionar, aprender, escuchar y comprender realidades que, seguramente, son distintas a las nuestras. Yo salí de San Francisco, fui parte de la inauguración del club, ahí crecí y viví todo tipo de penurias, y hoy el club se encuentra espléndido por aportes de gente que se acercó a colaborar, que gestiona y que consigue los recursos para que sea un club de verdad. Eso fundamenta mi teoría, de la que te venía hablando. Podés discutir sobre formas e ideas, pero es la única manera de progresar. Quiero que Pacífico tenga muchos socios, un gimnasio multipropósito, un jardín de infantes y una pileta de natación. Hoy sueño, mañana no sé.

--El club está lejos de eso.

--Pero la gente del verde es como la de Villa Mitre, en el barrio ponés un local de ropa, el equipo de Primera gana dos partidos seguidos y todo el mundo anda vestido de Pacífico, eso te lo puedo asegurar. Son enfermos y sin muchos los seguidores, no es joda. Hay que recuperar el sentido de pertenencia, hoy apuntándole a los chicos que van al club.

“Gracias a mi paso por las infantiles del Sanfra logré un montón de metas. Entre dos compartíamos la misma tasa, partíamos en pan en cuatro con tal que alcance y un juego de camisetas la usaban cuatros categorías, sin que a nadie le importe el olor a chivo o que estén mojadas. Aprendes valores, a compartir, a convivir con el otro, eso es lo importante. Hoy no aguantamos nada, nos dicen algo y queremos agarrarnos a piñas. Vivimos como locos y reaccionamos como giles.

--Tal cual.

--Ya no juego al Fútbol 5, 7 o 9, porque era ir y escuchar: “ehhh, falta acá, me pegaste, me tocaste”; increíble. Antes, en el fútbol que yo mamé, no se cobraban los foules ni se paraba el partido cuando la pelota se iba afuera, el foul lo cobraba el que lo hacía y la protagonista era la redonda, no los jugadores. Eso era el club de chico, cagarte a patadas, jugar en lugares imposibles, bancar a tu compañero... Ahora es al revés, todo es bullying o maltrato, no tendría que ser así.

--Bien, se viene el Promocional y Rosario, Libertad, Tiro y Comercial son los candidatos según la compulsa popular. ¿Y Pacífico?

–Pienso como la mayoría, que Rosario, Libertad, Tiro y Comercial son los candidatos. ¿Pacífico?, Tenemos material como para dar batalla, la idea es ingresar al cuadrangular por el ascenso. El verde es un Renault 12 a gas, no se para nunca, no te deja a pata y, si se rompe algo, lo arreglás por dos pesos. El Renolito va, lento pero va, y a más de uno lo va a sacar corriendo.

“Tuve un R12 rojo, modelo 90, que jamás me dejó tirado, y eso que recorrimos pueblos enteros e hicimos miles de kilómetros, con gente arriba o solo, pero siempre buscando ese no sé que te despertaba el león que llevabas --y llevás-- adentro... (risas). Si ese auto hablara, mamita... Te aclaro, poné lo que quieras, no le tengo miedo a nada; vos preguntas y yo contesto”.

“Libertad y Rosario, por presupuesto y nombres, pueden estar un escalón más arriba que el resto, Tiro es Tiro, por historia y por haber mantenido una camada de pibes que juegan bien puede estar en el podio y el cuarto casillero estará peleado. Un detalle importante, todos los equipos se reforzaron con jugadores de la A, y no es lo mismo bajar de categoría que subir. Viste como es, cuando el zapato aprieta, no sé si todos se sentirán cómodos con el rigor de la divisional. Al de jerarquía por ahí le cuesta bajar al barro, a la lucha cuerpo a cuerpo, y eso lo debemos aprovechar. No es un abismo la diferencia, pero en momentos claves se puede notar”.

“Pero no se la vamos a hacer fácil, cuando tenés jugadores que juegan solo por la pasión, das un plus. El grupo está bien, son buenos chicos, del riñón de Pacífico, gente con temperamento y juveniles con ganas de aprender. Veremos como nos va.

 

La compu de "Cocho"