Las fiestas de fin de año y el lugar donde se elabora el mejor pan
El taller protegido Panificadora Nuevo Sol es parte de una asociación civil sin fines de lucro que busca brindar un espacio de socialización a través del trabajo de jóvenes y adultos con discapacidad.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Como cada año, desde hace tres décadas, la llegada de las fiestas de fin de año intensifica el trabajo de los 25 trabajadores del taller protegido Panificadora Nuevo Sol, quienes concentran todo su amor y energía en la elaboración de pan dulce artesanal, cuya venta en esta época resulta fundamental para el sostenimiento de la entidad y poder cerrar el año sin deudas.
“Toda la producción es propia, realizada por nuestros operarios. Hacemos los panes por pedido y luego lo pasan a retirar por nuestra sede de Italia 247. Este año nos preocupa un poco que no hemos recibido encargos por parte de las empresas, que es algo que generalmente ocurre. Vamos a esperar porque estamos ofreciendo nuestros productos a un precio muy accesible, cerca de la mitad de lo que se vende en los supermercados”.
Quien señala esto es Francisco Medrano, quien se desempeña en el taller desde hace diez años, ocupando hasta hace dos la presidencia, hoy en manos de Alberto Rantucho.
El taller protegido es parte de una asociación civil sin fines de lucro que busca brindar un espacio de socialización a través del trabajo de jóvenes y adultos con discapacidad.
“Cada día cumplen una labor que los dignifica como personas, una actividad productiva en la que potencian hábitos de trabajo, lazos de compañerismo, solidaridad y cooperación", detalló.
La idea central del taller es capacitar a los chicos y chicas que tienen una discapacidad intelectual y cuyas edades oscilan entre los 22 y 47 años, para que puedan insertarse en el mercado laboral competitivo.
Lamentablemente esto no es algo fácil de conseguir, al punto que en los últimos diez años uno sólo logró hacerlo.
“Nosotros seguimos trabajando para que la comunidad los valore, destacando todo lo que tienen para dar”, agregó Medrano.
La expectativa ahora es entonces que la gente en general se contacte con la panificadora para adquirir sus productos, que no buscan competir desde el lugar de ser elaborados en un taller protegido, sino por ser un producto de gran calidad, artesanal y accesible.
El taller
En 1993 se formó en nuestra ciudad la Comisión Municipal del discapacitado, creada por padres de chicos y chicas con distintas discapacidades. Luego de plantear distintas propuestas y actividades se tomó conocimiento de la existencia, en Buenos Aires, de una panadería atendida íntegramente por discapacitados. Así nació el proyecto local.
"Comenzamos con 10 chicos de distintas discapacidades (mentales, motoras, hipoacusicos, disminuidos visuales) y la ayuda de la parroquia del Buen Pastor, de Cáritas, donde el maestro de pala les enseñó el oficio. El equipo de trabajo lo integraba también una psicóloga. Dos años después se logró acceder a la casa propia y se fue conformando un equipo con integrantes provenientes de distintas escuelas especiales, orientados también por un profesional panadero”, contó Medrano.
Más allá del producto final generado y la posibilidad de tener un medio de ingreso, se dispone desde entonces de un espacio de contención, integración y socialización, donde el beneficio se transfiere también a las familias de los trabajadores.
Actualmente el Taller ocupa 25 operarios que se dividen en grupos para realizar las tareas de producción, envasado, preparación de latas para el horneado y ventas.
Textual del taller
“Poseemos hornos y máquinas de última generación y una organización que nos permite elaborar productos de gran calidad que comercializamos en nuestro propio local y en las góndolas de la Cooperativa Obrera. Permanentemente buscamos la manera de crecer y desarrollar nuevas especialidades para llegar a los cliente más exigentes. Desarrollamos todo el proceso con el detalle y el cuidado para lograr que cada uno de nuestros productos sea una pieza artesanal. Utilizamos las mejores materias primas y nos capacitamos permanentemente con nuestros maestros panaderos y reposteros. Dicen que para ser feliz en la vida, hay que amar lo que se hace y eso hacemos en Nuevo Sol”.
A buen precio
--Pan dulce 700 gramos con chips de chocolate, $ 7.000
--Pan dulce 700 gramos tradicional (pasas, frutas, nueces y almendras), $ 7.500
--Pan dulce 700 gramos Especial (Chocolate, nueces y almendras), $ 8.000
--Panettone (Chocolate, nueces y almendras), $ 12.000
--Contactos: Italia 247; 0291 452-2779 y [email protected]