Nobel de Medicina por un descubrimiento que explica cómo surgió la vida compleja en la Tierra
Los estadounidenses Victor Ambros y Gary Ruvkun descubrieron los microARN, que desempeñan un papel crucial en la regulación de los genes.
El Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia) otorgó este lunes el premio Nobel de Medicina a los científicos estadounidenses Victor Ambros y Gary Ruvkun por descubrir los microARN y describir su papel en “la regulación génica postranscripcional”.
El innovador descubrimiento de Ambros, de 71 años e investigador de la Facultad de Medicina de Harvard (Estados Unidos), y Ruvkun, de 72 y vinculado al Hospital General de Massachusetts, revela un principio completamente nuevo de regulación genética esencial para el desarrollo y funcionamiento de los organismos multicelulares, incluidos los humanos.
Gracias a su contribución, ahora se sabe que el genoma humano codifica más de mil microARN diferentes que controlan una amplia variedad de procesos, como el desarrollo embrionario, la diferenciación de células sanguíneas, la función muscular, las cardiopatías congénitas, las infecciones virales y la formación de tumores.
Una persona está hecha de unos 30 billones de células que trabajan al unísono. Dentro de cada una de ellas hay una copia idéntica del genoma, una larga secuencia de 3.000 millones de letras genéticas de ADN.
El genoma contiene unos 20.000 genes diferentes con todas las instrucciones para sintetizar proteínas, las moléculas fundamentales que nos mantienen vivos. A pesar de que todas las células contienen el mismo genoma, una neurona y una célula cardiaca funcionan de forma muy distinta, porque usan genes diferentes para cumplir su función especializada.
Esta interpretación variable de una misma partitura es la regulación genética, que permite que la neurona genere pensamiento y que la célula cardiaca no deje de latir.
El dogma central de la biología molecular, acuñado en 1958, determina que la información genética está codificada dentro del núcleo de las células en forma de ADN, o ácido desoxirribonucleico. El ARN, o ácido ribonucleico, es una molécula complementaria que transcribe el ADN y lo traduce fuera del núcleo para crear proteínas. En este proceso solo interviene el 5% del genoma, por lo que durante algún tiempo se ignoró el resto colgándole la etiqueta de “ADN basura”.
A finales de la década de 1980, Ambros y Ruvkun eran dos estudiantes postdoctorales de biología molecular que se conocieron para emprender una misión aparentemente sencilla: estudiar un animal de un milímetro compuesto por 959 células, pero con un número de genes muy similar al humano, el gusano C. elegans.
Los científicos se centraron en dos genes, lin-4 y lin-14, que parecían tener un papel clave en el desarrollo del gusano. Cuando estaban mutados, los tejidos del gusano no se formaban correctamente.
Los dos investigadores seguirían ligados a estos dos genes durante casi toda su carrera. En 1993, ya por separado, Ambros y Ruvkun publicaron dos estudios en la revista especializada Cell en los que describían cómo el lin-4 que había estudiado Ambros producía una molécula de ARN excepcionalmente corta que interfería con el lin-14, que estudió Ruvkun, y le impedía que produjera proteínas.
Por primera vez se demostraba que la regulación genética dependía de un nuevo tipo de molécula, los microARN, formados por una secuencia de unos 20 nucleótidos, o letras genéticas, unas 10 veces más pequeña que otras moléculas de ARN.
El hallazgo apenas tuvo repercusión. Se pensó que era una curiosidad del gusano C. elegans. Pero en 2000, Ruvkun descubrió que otro microARN, el producido por el gen let-7, está presente y activo en gusanos, insectos, peces y mamíferos, entre los que se contaba el ser humano.
Los microARN se unen a cadenas más largas de ARN mensajero y condicionan la producción de proteínas dentro de cada célula. En la actualidad ya se han identificado unos 2.500 microARN humanos involucrados en casi cualquier proceso esencial de la biología.
Dentro de los tumores, los microARN son menos abundantes, por lo que podrían ser un freno tradicional a la formación de células malignas. En los últimos años, se han desarrollado métodos de diagnóstico experimental que analizan la presencia de microARN en la sangre, así como tratamientos oncológicos que buscan devolver el correcto equilibrio de estas sustancias.
Ambros y Ruvkun habían ya ganado otros prestigiosos galardones por sus hallazgos, como el Lasker de Investigación Médica Básica o el Breakthrough de Ciencias de la Vida. En su discurso de aceptación del primer premio, Ambros corresponsabilizó de sus hallazgos a dos mujeres que trabajaban en su laboratorio, Rhonda Feinbaum y Rosalind Lee, que es además su esposa.
El año pasado, el premio lo ganaron Katalin Karikó y Drew Weissman por la vacuna de la covid basada en otro tipo de molécula esencial, el ARN mensajero.
El galardón está dotado con 11 millones de coronas suecas, unos 950.000 euros. Este premio abre la ronda de anuncios esta semana, que continuará el martes con el de Física, el miércoles con el de Química, el jueves con el de Literatura, y el viernes con el de la Paz.
Una vez más, el premio ha recaído en dos hombres. Desde 1901, un total de 227 personas han recibido este galardón. Solo 13 de ellas son mujeres. (Infomación de ElPais.com)