Mindfulness City: un lugar que busca ofrecer la mejor calidad de vida del planeta
Diseñar una ciudad sustentable sigue siendo el gran desafío
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Las ciudades del futuro son en realidad los proyectos del presente, los pensamientos y desarrollos que apuntan a generar lugares de vida sanos, no agresivos con el medio ambiente y capaces de generar la mejor calidad de vida posible.
En el caso de “Mindfulness City”, un proyecto en Gelephu, Bután, reino budista en el borde oriental del Himalaya. El plan maestro de 1.000 km2 se basa en la cultura local, los principios del índice de felicidad nacional bruta y la herencia espiritual del país.
El plan maestro incluye un aeropuerto, conexiones ferroviarias, una presa hidroeléctrica, espacios públicos y un objetivo basado en nueve dominios: bienestar psicológico, salud, educación, Niveles de vida, uso del tiempo, resiliencia ecológica, buena gobernanza, diversidad cultural y vitalidad comunitaria.
Mindfulness City tiene ecosistemas interconectados y vecindarios moldeados por el flujo de los 35 ríos y arroyos que la atraviesan. Los barrios resultantes, en forma de cintas, se asemejan a campos de arroz, formando terrazas que descienden en cascada desde las colinas hasta el valle.
La ciudad de los once barrios
Tendrá once vecindarios, cada uno definido por una serie de tipologías repetidas organizadas alrededor de un espacio público.
Para proteger el desarrollo contra las inundaciones, se establecerán arrozales a lo largo de los ríos y afluentes. Estos funcionarán además como corredores de biodiversidad para la flora y la fauna, dejando intactas las rutas migratorias de los elefantes y otros animales.
Los barrios están unidos por conexiones que funcionan como infraestructura de transporte combinada con instalaciones cívicas y culturales, creando una serie de “puentes habitables”.
Cada uno alberga destinos clave: el aeropuerto, un centro espiritual; uno sanitario; una universidad; un invernadero; un centro cultural y un mercado.
La represa hidroeléctrica se construirá con un muro de contención con miradores, escaleras para paseos meditativos y un templo. Las calles, pavimentadas con adoquines permeables, permiten que las aguas pluviales se filtren en el lugar. En los edificios se utilizarán materiales locales, como madera, piedra y bambú.