Bahía Blanca | Sabado, 27 de abril

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Belgrano: la calle del art decó, cargada de historia y lugares emblemáticos

Arte, historia, cultura, comercio, obras. Todo eso y mucho más en este recorrid. En el centro de la ciudad, cada cuadra una oferta única para descubrir y disfrutar.

"Caminar es la mejor manera de explorar y descubrir una ciudad; cada paso es una lección de historia y arquitectura". Camilo José Cela

“En mi vida he encontrado pocas personas que comprendiesen el arte de Caminar, de andar a pie; que tuvieran el don de deambular: término de hermosa etimología, que proviene de “persona ociosa que vagaba en la Edad Media por el campo y pedía limosna so pretexto de encaminarse à la Sainte Terre, a Tierra Santa”. Henry Thoreau

En pocas cuadras de la ciudad el estilo art decó domina tanto la estética como las de calle Belgrano, entre Corrientes y Chiclana. Es difícil abstraerse de su presencia, más allá de que en el recorrido se aprecian otras propuestas, decenas de detalles y sorpresas, en esa heterogénea mezcla de obras que las capas que el tiempo va dejando a través de la arquitectura, la historia escrita en piedra.

No hubo capítulo de esta saga que conforma este ejercicio de caminar la ciudad que no contenga rasgos art decó. Un estilo de entreguerras (1920-1940), de diseño, que alcanzó la moda, los muebles, la tipografía, los juguetes, trasatlánticos, aviones, joyas y todo que admitiese ser trabajado a partir de estas formas geométricas, escalonadas, plagadas de triángulos, círculos, guardas, volúmenes escalonados.

Cada obra es única. El art decó no se repite y sigue siendo un arte relacionado con el glamour, la diversión, el entretenimiento, el lujo. Ese aporte se lo otorgó París, lugar de origen, y lo llevaron a un reconocimiento internacional tres ciudades norteamericanas: Miami, Nueva York y Hollywood.

En lo urbano doméstico fue elegido por su simpleza de ejecución, por su concepto de modernidad, por su toque distintivo, porque cualquier vivienda en cualquier barrio podía adoptarlo y ser parte de los aires de progreso. Caminar Belgrano es descubrir gestos art decó casi hasta el asombro.

Art decó en todo su esplendor.

Casas barco, ancladas a la tierra con sueños de navegar

"Cada edificio cuenta una historia, y a través de la arquitectura, podemos entender el alma de un lugar y su evolución a lo largo del tiempo". Norman Foster

Es una de las variantes del art decó. Las casas náuticas o casas barco, influenciado su diseño en los automóviles, trenes, aviones que recurrían a formas curvas para ofrecer menos resistencia al aire.

Un barco de cemento que busca el horizonte.

Fueron los trasatlánticos –verdaderos hoteles flotantes— los que inspiraron esta particular arquitectura: barcos de hormigón asentados en la tierra. Las curvas reemplazan a los ángulos, desaparece la ornamentación y las superficies quedan despojadas, cercanas a la propuesta del movimiento moderno. Se suman balcones y aleros curvos, barandas metálicas (cromadas o de acero inoxidable), proas, cubiertas, mástiles, puentes de mando y ventanas ojo de buey.

La geometría de Salamandekov, el aporte tudor y un almacén Inglés

A principios del siglo XX instaló su estudio en nuestra ciudad el arquitecto Gregorio Salamandekov, cuya firma aparece en muchas viviendas patrimoniales y que desarrolló un particular estilo, reconocible por el uso de la geometría a partir de líneas verticales.

Dos de sus obras están en esta calle. Una es la que ocupó durante años el Círculos de suboficiales, ahora restaurada para alojar dependencias municipales. La segunda alberga un tradicional restaurante, presente un particular color rosa oscuro y tiene un tanto afectada su planta baja con todo y cartelería.

Salamandekov en toda su expresión.

Otra propuesta muy atractiva es la que responde al estilo Tudor, de desarrollo en Inglaterra durante la dinastía Tudor (1485-1603), que combina elementos góticos y renacentistas. Característica distintiva del estilo es el entramado de madera, los techos inclinados con teja o pizarra y las vidrieras pequeñas y con diseños geométricos o heráldicos.

Aires de la Edad Media.

Suelen tener chimeneas, puertas y ventanas con arcos ojivales, típicos del gótico, y su carpintería de madera aparece con accesorios de hierro, aires del Medioevo.

Por últimos, dos obras destacadas. Una que se incluye entre las más antiguas de la ciudad y ocupa la parte trasera del palacio Municipal. Allí funcionó la primera comisaría, la primera enfermería y las primeras salas del hospital Municipal. Tiene una importante rejería y ocasionalmente ha estado ocupado por dependencias municipales.

El principio de todas las cosas.

Otra casona destacada es la que fuera vivienda del ingeniero Domingo Pronsato, destacado vecino bahiense, entusiasta estudioso de la historia local y destacado pintor. La vivienda fue intervenida para alojar un comercio, intervención que respetó de buena manera la estética del frente.

Las torres que faltan, una galería que cerró, una tejedora quieta

Mucho más para ver hay en esta calle. El complejo inacabado de Visión 2000, el sueño de Daniel Kusnier que quedó por completar, el edificio que alojara al Almacén Inglés y que desde fines de los 40 ocupa la Cooperativa Obrera, el histórico cartel de la casa Pibro, que luciera sus colores con el neón y un particular movimiento a la abuela tejiendo.

Visión 2000. Un sueño por terminar.

Hay edificios en altura, diseños singulares, firmas de arquitectos y constructores, chapas de hierro indicando numeración, herrería de bronce, comercios que fueron galerías tradicionales como la Galería Borgani.

La galería del hombre de las bicicletas.
Sin neón y quieta en el tiempo.

Final

Un recorrido enriquecedor es caminar cualquier calle de la ciudad. Belgrano no es la excepción. Hay una palabra francesa maravillosa: flâneur, que definía al “paseante'” o “callejero'” cuya actividad era vagar por las calles, callejear sin rumbo, abierto a todas las vicisitudes y las impresiones que le salían al paso. Una práctica que muchos hemos perdido, convencidos de que no nos alcanza el tiempo para hacer ese montón de nada que siempre tenemos pendiente. 

Por último, algunos detalles más de este paseo. Porque ilustran de la mejor manera una ciudad. Italo Calvino lo explicó mejor que nadie. "Pero la ciudad no dice su pasado, lo contiene como las líneas de una mano, escrito en los ángulos de las calles, en las rejas de las ventanas, en los pasamanos de las escaleras, en las antenas de los pararrayos, en las astas de las banderas, surcado a su vez cada segmento por raspaduras, muescas, incisiones, cañonazos".